Taquímetro con indicación 24 horas de la marca LIGERON de París, Francia; con caja lepine en níquel y cromo.

 

Catalogación Referencia: MIARB Nº: 958 JDBC.

 

 

Siglo XX, circa 1910.

 

Reloj de bolsillo taquímetro con indicación de 24 horas de la marca LIGERON de París, Francia. La caja es lepine en níquel y cromo lisa. Dispone de placa de características para proteger la máquina, que es  en metal dorado y plateado con multitud de puentes.

La corona con pulsador central, la anilla de suspensión y el colgante están a las XII horas. El sistema de cuerda es a remontuar por la corona.

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo, con numeración arábiga en esmaltes color negro, azul, rojo y verde. Las numeraciones cumplen los requisitos horarios y del taquímetro. Las agujas son en latón dorado estilo pica de látigo y el pelo central es en color negro. La marca, LIGERON, PARIS, ha sido esmaltada en color negro a las XII horas.

El taquímetro es un aparato que por simple lectura indica la velocidad de un órgano giratorio. En relojería se incorpora esta función a los contadores y cronógrafos mediante una escala en espiral dividida en sectores que permite leer la velocidad en km/hora, observando la presencia de los mojones  kilométricos de la carretera desde un vehículo en marcha.

 

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.

La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine , Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.

Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.

La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)