Reloj saboneta Gentil Perret Locle.

Catalogación Referencia: MIARB Nº 413 JDBC

Siglo XX, año circa 1907.

Reloj saboneta de tres tapas, en el que el colgante corona pulsador, anilla de suspensión y la corona están a las III.

La caja es en oro de 18Kl y de estilo modernista, con grabados guilloche en distintos estilos, entremezclado con motivos vegetales y florales, en la tapa anterior tiene las iniciales de su antiguo propietario grabadas R. y B., la tapa posterior es del mismo estilo que la tapa anterior.

La placa de características tiene grabado que ha obtenido la Medaille d´or Milan 1906, G. Perret Locle.

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo con numeración arábiga en esmalte negro, segundero a las seis debajo de la indicación horaria de las XII, en esmalte negro figura el nombre del constructor: G. Perret Locle. Este maestro relojero perteneció a una importantísima saga de maestros relojeros que se remonta al año 1749, siglo XVIII.

Las agujas son el latón negro y son Breguet Moon.

La máquina es de latón dorado y dispone de 18 rubíes antifricción de un color rojo vivo, el regulador de velocidad indica F y S, fast y slow, estando decorado bajo las letras con unas filigranas.

Este tipo de escape de áncora es más económico de producir pero sufre un gran desgaste al suprimirse el tren de engranaje y la rueda de centro.

En consecuencia, si bien pueden ser menos duraderos, se consiguió poner en el chaleco de cada ciudadano del mundo un reloj de bolsillo, dejando de ser un lujo y pasando a ser un reloj asequible al abaratarlo tanto en su producción. No es que exista un escape Roskopf, si no que se denomina así a los escapes de relojes con maquinarias dotadas de los elementos mencionados para hacerlos económicos.

“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.

La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine, Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.

Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.

La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.

(Texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)