Reloj Saboneta de la marca Longines, comercializado en exclusiva en la ciudad de Mendoza, Argentina, por el reputado relojero y joyero italiano  Emilio Ciceri.

Catalogación Referencia: MIARB Nº 1.245 JDBC.

DATACIÓN HISTÓRICA: Siglo XX, circa 1.912

Algunas noticias relevantes en el año 1912 coetáneamente a la producción de este reloj fueron: El hundimiento del Titanic el 15 de abril de 1912, uno de los desastres marítimos más famosos de la historia. La inauguración del Puente de Manhattan en la ciudad de Nueva York el 31 de diciembre de 1912.El inicio de la construcción del Canal de Panamá, que fue un hito importante en la ingeniería y el comercio mundial. El establecimiento de la República de China el 1 de enero de 1912, poniendo fin a más de dos mil años de gobierno imperial. El fin de la Guerra de los Balcanes con la firma del Tratado de Bucarest el 10 de agosto de 1912.El lanzamiento de la revista National Geographic en enero de 1912, que se convertiría en una de las revistas más populares del mundo. La fundación de la Liga para la Protección de los Niños en Estados Unidos, que trabajó para mejorar las condiciones de vida de los niños en situación de riesgo.

Emilio Ciceri fue un reputado relojero y joyero italiano afincado en la ciudad de Mendoza, Argentina, quien vendió este reloj en 1912. Este empresario y relojero fundó su Gran Joyería y Relojería Italiana en el año 1885.  Fue un comerciante destacado que representaba algunas de las mejores marcas de relojes de la época, incluida la reputada manufactura suiza Longines. El reloj Saboneta de la marca Longines que estamos catalogando fue comercializado en exclusiva en la ciudad de Mendoza por Emilio Ciceri, siendo incluso en la época una pieza de colección muy especial al llegar de Suiza y comercializada en exclusiva en esa región. El detalle de esmaltar la esfera al lado de la marca de la casa relojera indica un alto nivel de artesanía y atención al detalle en la presentación de los relojes por parte de Longines quien no dudaba en poner la marca del vendedor si este era de prestigio y ambas marcas salían potenciadas.

Este reloj de estilo saboneta dispone de anilla de suspensión, colgante y corona ranurada a las III, su caja ha sido construida en níquel y cromo y ambas tapas son lisas. En el interior de la tapa anterior se ha grabado el número de serie y el logotipo de Longines y en el interior de la tapa posterior la numeración de serie, así como el logotipo de Longines. La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo con numeración romana para las horas y arábiga para los minutos. Dispone de segundero a las VI y de agujas estilo Pica de Látigo en latón azul cobalto.

Debajo de la indicación horaria de las XII se ha esmaltado en negro Longines, Emilio Ciceri, Mendoza.

Publicidad realizada por el relojero y joyero Emilio Ciceri en la prensa Argentina.

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

“Suiza se incorporó relativamente tarde a la producción relojera, aunque con anterioridad tuvo eminentes artífices que hubieron de realizar su obra en la emigración, como es el caso de Jost Burgui, en el siglo XVII. Curiosamente la paulatina implantación de este arte en el país helvético se produce como si fuese causa de un desplazamiento de la actividad de un país a otro. Las manufacturas se fueron instalando originariamente en el cantón de Neuchatel, por su proximidad a la ciudad libre de Ginebra, que llegó a saturarse con motivo de la expulsión de los hugonotes de Francia.

En 1541, el reformador Jean Calvin (Calvino) que era entonces alcalde de la Villa, prohibió totalmente la confección de joyas religiosas y civiles. Poco después, el Reglamento de los Orfebres de la Villa, de 1556, fue redactado de tal forma que condenó de hecho a desaparecer a estos artesanos, de los que había abundantes y muy competentes en Ginebra.

Pero en la misma época, refugiados extranjeros, expulsados de su país por causa de la Reforma, llegaron de Francia, de Flandes y de Italia, y se refugiaron en Ginebra, la villa de Calvino. Como entre ellos hubo relojeros y las ideas nuevas se acompañan de oficios nuevos, fueron los iniciadores de los artesanos ginebrinos que encontraron en la confección del reloj un nuevo campo de trabajo adecuado para reemplazar su antiguo oficio.

Desde entonces, la relojería se destaca rápidamente de las otras artes ornamentales para llegar a ser una profesión nueva e independiente. A fines de siglo, Ginebra ha adquirido una reputación de excelencia en este campo. Al aumentar en número sin cesar, los relojeros deciden agruparse y reglamentar su profesión. En 1601 la “Maîtrise des horlogèrs de Genéve” será la primera corporación relojera del mundo.

Con la aparición de los primeros relojes de bolsillo con aguja de minutos, la relojería toma el primer lugar entre las industrias de la ciudad. Antes de finalizar el siglo XVII, la relojería ginebrina es tan floreciente que hace escribir a los historiadores de la Villa: “Ginebra está congestionada de relojeros”. De hecho, son más de 500, situación que obliga a algunos de ellos a emigrar a lugares menos saturados: Nyon, Neuchatel, Berna, Basilea y hasta Ispahan, Pekín, etc.

Después de su ocasional anexión a ese país, entre 1788 y 1814, Ginebra se incorpora definitivamente a la Confederación en 1815 y a partir de esa fecha todo es ya reloj suizo.

Nombres como los de Jeanrichard, Jaquet Droz, Ducommun, Perrelet, Courvoissier, Berthoud y Breguet – estos dos últimos triunfadores en París – llenan capítulos interesantísimos de la relojería suiza.

De todos es conocido el rápido desarrollo de la industria relojera suiza, a partir de la época industrial, y hasta nuestros días, que ha abarcado simultánea y sorprendentemente todos los géneros posibles, todas absolutamente las especialidades, desde la relojería de edificio hasta los más minúsculos cronógrafos de pulsera, y que ha producido y produce obras de altísima calidad y compleja mecánica”.

(Texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)

“Hoy en día la relojería Suiza es sinónimo de calidad, pero curiosamente el prestigio es reciente ya que Suiza se incorporó tarde a la carrera por la producción relojera. No obstante, a lo largo de su historia han destacado muy importantes e insignes relojeros, como es el caso de Jost Burgui en el siglo XVII.

En sus orígenes, la relojería suiza se instala en el cantón de Neuchatel, ya que está próximo a Ginebra, punto de encuentro de todos los relojeros y orfebres que marchan de Francia al ser hugonotes y fueron expulsados”.

(Texto extraído del “Diccionario Enciclopédico Profesional de Alta Relojería”, del Prof. Dr. José Daniel Barquero Cabrero; Furtwagen Editores).