Reloj saboneta catalino en oro amarillo del maestro DÉTAPE FILS À PARIS, de perlas y esmalte.

 

Catalogación Referencia: MIARB Nº 768 JDBC

 

 

Siglo XVIII, circa 1790.

 

Reloj del maestro relojero DÉTAPE & FILS, À PARIS, con caja en oro amarillo de 18 Kl de 3 cm de diámetro, estilo saboneta, cuajado de perlas en los dos perímetros de la caja anterior y posterior, dándole una gran elegancia que, unido al esmalte de color verde intenso de las tapas, evocan una gran belleza y suntuosidad al conjunto del reloj.

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo con numeración arábiga en esmalte negro y agujas en latón pavonado color azul cobalto estilo pica de látigo.

Sistema de cuerda a remontuar a llave, por el bocallave situado en la esfera entre las 13 y las 14 horas.

En la pletina, se ha procedido a grabar el nombre del maestro relojero: DÉTAPE & FILS, À PARIS, y el número de serie 512.

A través del esmalte verde, se vislumbra un decoración lineal en forma de espiral.

 

(En relojería inglesa, verge fusee pocket watch)

Catalino o de rueda catalina. Dicha pieza, como su nombre indica, es un escape de paletas dentro del grupo de los de retroceso. En España, a este tipo de escape se le denomina escape de rueda catalina.

 

 

“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.

La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine , Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.

Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.

La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)