Reloj norteamericano de la marca BULOVA.

 

Catalogación Referencia: MIARB Nº: 744 JDBC.

 

 

Siglo XX, circa 1915.

 

Reloj de bolsillo de la marca suiza BULOVA, con caja lepine sobredorada en oro de 10 Kl, que produce un suntuoso efecto. El sistema de cuerda es por la corona. La anilla de suspensión, el colgante y la corona ranurada está a las XII horas.

La esfera es en metal plateado con numeración arábiga en relieve sobredorado en oro de 10 Kl y segundero a las VI. En la indicación horaria de las XII se ha esmaltado la marca BULOVA. Las agujas son también sobredoradas en oro.

En la maquinaria se ha grabado: “BULOVA WATCH Co. 17AH, Swiss, UNADJUSTED, SEVENTEEN JEWELS”. En el interior de la tapa posterior se ha grabado: “5.535.648 BULOVA, NEW YORK; 10 Kl. Roled gold plated”.

En 1875, justo cuando los Estados Unidos de América estaban entrando en su edad de oro en cuanto a industria y progreso, un líder visionario se levantaría para generar una serie de momentos emblemáticos en la historia de la relojería y transformar la forma en la que el mundo percibía el tiempo.

Desde la apertura de su primera tienda en Maiden Lane, Joseph BULOVA presentó una innovación tras otra, marcando así el comienzo de una búsqueda que duraría toda su vida y sería su gran legado: la de elaborar relojes de calidad superior para un consumidor siempre dinámico y cambiante.

Con un inquebrantable impulso por la perfección, eficiencia y precisión, la calidad artesanal se convirtió en la base sobre la que Joseph Bulova construyó su marca. Pero lo que alimentó su progreso continuo fue un espíritu de invención persiguiendo siempre la innovación y la tecnología, dentro de la industria del reloj.

Las innovaciones de Bulova en la industria incluyeron todo, desde la pionera producción estandarizada de relojes, hasta el desarrollo del primer reloj completamente electrónico, con su diapasón patentado, haciéndolo el reloj más preciso del mundo del momento. Pero nuestros avances fueron más allá del simple registro del tiempo.

Cambió la cara de la mercadotecnia haciendo los primeros anuncios publicitarios de radio y televisión de Estados Unidos. Hizo avances en el mundo de los deportes con el primer cronómetro “final de fotografía”, e incluso transformó el transporte a través de colaboraciones con Lindbergh y en 46 misiones espaciales de la NASA. Durante la primera caminata lunar, incluso un temporizador Bulova fue colocado en el mar de la tranquilidad.

Hoy en día BULOVA sigue trabajando bajo los mismos principios que tenía su fundador hace 143 años: artesanía, innovación y tecnología. Recientemente, en 2016, la marca (literalmente) cambió la cara de la industria con la colección Curv – primer movimiento cronógrafo curvo del mundo

(Fuente: https://intl.bulova.com)

 

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

  

“Suiza se incorporó relativamente tarde a la producción relojera, aunque con anterioridad tuvo eminentes artífices que hubieron de realizar su obra en la emigración, como es el caso de Jost Burgui, en el siglo XVII. Curiosamente la paulatina implantación de este arte en el país helvético se produce como si fuese causa de un desplazamiento de la actividad de un país a otro. Las manufacturas se fueron instalando originariamente en el cantón de Neuchatel, por su proximidad a la ciudad libre de Ginebra, que llegó a saturarse con motivo de la expulsión de los hugonotes de Francia.

 En 1541, el reformador Jean Calvin (Calvino) que era entonces alcalde de la Villa, prohibió totalmente la confección de joyas religiosas y civiles. Poco después, el Reglamento de los Orfebres de la Villa, de 1556, fue redactado de tal forma que condenó de hecho a desaparecer a estos artesanos, de los que había abundantes y muy competentes en Ginebra.

 Pero en la misma época, refugiados extranjeros, expulsados de su país por causa de la Reforma, llegaron de Francia, de Flandes y de Italia, y se refugiaron en Ginebra, la villa de Calvino. Como entre ellos hubo relojeros y las ideas nuevas se acompañan de oficios nuevos, fueron los iniciadores de los artesanos ginebrinos que encontraron en la confección del reloj un nuevo campo de trabajo adecuado para reemplazar su antiguo oficio.

 Desde entonces, la relojería se destaca rápidamente de las otras artes ornamentales para llegar a ser una profesión nueva e independiente. A fines de siglo, Ginebra ha adquirido una reputación de excelencia en este campo. Al aumentar en número sin cesar, los relojeros deciden agruparse y reglamentar su profesión. En 1601 la “Maîtrise des horlogèrs de Genéve” será la primera corporación relojera del mundo.

 Con la aparición de los primeros relojes de bolsillo con aguja de minutos, la relojería toma el primer lugar entre las industrias de la ciudad. Antes de finalizar el siglo XVII, la relojería ginebrina es tan floreciente que hace escribir a los historiadores de la Villa: “Ginebra está congestionada de relojeros”. De hecho, son más de 500, situación que obliga a algunos de ellos a emigrar a lugares menos saturados: Nyon, Neuchatel, Berna, Basilea y hasta Ispahan, Pekín, etc.

 Después de su ocasional anexión a ese país, entre 1788 y 1814, Ginebra se incorpora definitivamente a la Confederación en 1815 y a partir de esa fecha todo es ya reloj suizo.

 Nombres como los de Jeanrichard, Jaquet Droz, Ducommun, Perrelet, Courvoissier, Berthoud y Breguet – estos dos últimos triunfadores en París – llenan capítulos interesantísimos de la relojería suiza.

 De todos es conocido el rápido desarrollo de la industria relojera suiza, a partir de la época industrial, y hasta nuestros días, que ha abarcado simultánea y sorprendentemente todos los géneros posibles, todas absolutamente las especialidades, desde la relojería de edificio hasta los más minúsculos cronógrafos de pulsera, y que ha producido y produce obras de altísima calidad y compleja mecánica”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)

“Hoy en día la relojería Suiza es sinónimo de calidad, pero curiosamente el prestigio es reciente ya que Suiza se incorporó tarde a la carrera por la producción relojera. No obstante, a lo largo de su historia han destacado muy importantes e insignes relojeros, como es el caso de Jost Burgui en el siglo XVII.

En sus orígenes, la relojería suiza se instala en el cantón de Neuchatel, ya que está próximo a Ginebra, punto de encuentro de todos los relojeros y orfebres que marchan de Francia al ser hugonotes y fueron expulsados”.

(texto extraído del “Diccionario Enciclopédico Profesional de Alta Relojería”, del Prof. Dr. José Daniel Barquero Cabrero; Furtwagen Editores).