Reloj muy inusual con hora digital y minutos FLYBACK (con retorno de aguja horaria).

Catalogación Referencia: MIARB Nº : 1080 JDBC.

Siglo XIX, circa 1910.

Reloj de bolsillo con hora digital y minutos FLYBACK (con retorno de aguja horaria). Horas en caracteres arábigos en esmalte negro sobre disco saltante y cifras saltantes para indicar los minutos, también en caracteres arábigos en esmalte negro. Cuando la aguja estilo “pica de látigo”, en latón azul cobalto, finaliza el recorrido a las 12 horas, regresa a la 1. El segundero está a las VI.

Se trata de un reloj inusual y complicado, que dispone de la patente número 33.813.

La esfera es en metal dorado y plateado en toda su totalidad con filigranas grabadas. La caja es en níquel y cromo pavonada y la maquinaria en metal dorado.

En el interior de la tapa posterior se ha grabado: “ARMAND MATTHEY, 1910, TYPOGRAPHER”.

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.

La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine , Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.

Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.

La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)