Reloj lepine en plata de ley de los maestros relojeros de la OMEGA WATCH COMPANY, Suiza

 

Catalogación Referencia: MIARB Nº 569 JDBC

 

 

 

 

Siglo XX, circa 1900.

 

Reloj de bolsillo estilo lepine en plata de ley de los maestros relojeros de la famosa firma OMEGA WATCH COMPANY de Suiza.

OMEGA es un fabricante de relojes de lujo con base en Biel/Bienne, Suiza. Dada su veteranía, su popularidad, el haber sido el reloj empleado por astronautas en la Luna, su larga relación con el cronometraje deportivo y el ser un reloj utilizado en los Juegos Olímpicos, OMEGA es uno de los emblemas de la industria relojera suiza.

Fue fundada en 1848 en La Chaux-de-Fonds, Suiza, por un relojero de 23 años, Louis Brandt, quien ensamblaba relojes con partes suministradas por relojeros locales. A su muerte, en 1879, sus dos hijos, Louis-Paul y César abandonaron el ensamblaje de mecanismos de terceros en favor del control de la producción que les daba montar sus propios mecanismos. Sus primeros calibres propios, Labrador y Gurzelen, así como el famoso calibre Omega de 1894, fueron un éxito de mercado.

Durante la Primera Guerra Mundial se comienza a generalizar la producción de relojes de pulsera en detrimento de los de bolsillo. El Real Cuerpo Aéreo británico eligió en 1917 los relojes OMEGA como cronómetros oficiales para sus unidades de combate. Igualmente hizo el ejército de Estados Unidos en 1918. Las dificultades económicas producidas durante la Primera Guerra Mundial hicieron que acabara fusionándose en 1925 con la compañía Tissot, para formar el grupo relojero SSIH en Ginebra. Actualmente pertenece al Grupo Swatch.

Con respecto a este reloj de bolsillo OMEGA, la marca y su logotipo aparecen grabados en la esfera, bajo las 12 horas.

En la placa de características aparecen grabadas distintas medallas obtenidas por la firma a lo largo de su historia, y la marca OMEGA en el centro.

La esfera está realizada en esmalte blanco sobre cobre convexo, numeración arábica en esmalte negro y agujas estilo Breguet Moon en latón negro. También dispone de segundero a las VI horas.

El número de serie es el 5.665.693 y el número de tapa interior es el 6.332.741.

La caja es en plata de ley estilo lepine y su tapa posterior, rodeando el escudo para grabar las iniciales del propietario, se ha decorado con grabados Guilloche a rombos concéntricos apretados.

 

 

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

Suiza se incorporó relativamente tarde a la producción relojera, aunque con anterioridad tuvo eminentes artífices que hubieron de realizar su obra en la emigración, como es el caso de Jost Burgui, en el siglo XVII. Curiosamente la paulatina implantación de este arte en el país helvético se produce como si fuese causa de un desplazamiento de la actividad de un país a otro. Las manufacturas se fueron instalando originariamente en el cantón de Neuchatel, por su proximidad a la ciudad libre de Ginebra, que llegó a saturarse con motivo de la expulsión de los hugonotes de Francia.

En 1541, el reformador Jean Calvin (Calvino) que era entonces alcalde de la Villa, prohibió totalmente la confección de joyas religiosas y civiles. Poco después, el Reglamento de los Orfebres de la Villa, de 1556, fue redactado de tal forma que condenó de hecho a desaparecer a estos artesanos, de los que había abundantes y muy competentes en Ginebra.

Pero en la misma época, refugiados extranjeros, expulsados de su país por causa de la Reforma, llegaron de Francia, de Flandes y de Italia, y se refugiaron en Ginebra, la villa de Calvino. Como entre ellos hubo relojeros y las ideas nuevas se acompañan de oficios nuevos, fueron los iniciadores de los artesanos ginebrinos que encontraron en la confección del reloj un nuevo campo de trabajo adecuado para reemplazar su antiguo oficio.

Desde entonces, la relojería se destaca rápidamente de las otras artes ornamentales para llegar a ser una profesión nueva e independiente. A fines de siglo, Ginebra ha adquirido una reputación de excelencia en este campo. Al aumentar en número sin cesar, los relojeros deciden agruparse y reglamentar su profesión. En 1601 la “Maîtrise des horlogèrs de Genéve” será la primera corporación relojera del mundo.

Con la aparición de los primeros relojes de bolsillo con aguja de minutos, la relojería toma el primer lugar entre las industrias de la ciudad. Antes de finalizar el siglo XVII, la relojería ginebrina es tan floreciente que hace escribir a los historiadores de la Villa: “Ginebra está congestionada de relojeros”. De hecho, son más de 500, situación que obliga a algunos de ellos a emigrar a lugares menos saturados: Nyon, Neuchatel, Berna, Basilea y hasta Ispahan, Pekín, etc.

Después de su ocasional anexión a ese país, entre 1788 y 1814, Ginebra se incorpora definitivamente a la Confederación en 1815 y a partir de esa fecha todo es ya reloj suizo.

Nombres como los de Jeanrichard, Jaquet Droz, Ducommun, Perrelet, Courvoissier, Berthoud y Breguet – estos dos últimos triunfadores en París – llenan capítulos interesantísimos de la relojería suiza.

De todos es conocido el rápido desarrollo de la industria relojera suiza, a partir de la época industrial, y hasta nuestros días, que ha abarcado simultánea y sorprendentemente todos los géneros posibles, todas absolutamente las especialidades, desde la relojería de edificio hasta los más minúsculos cronógrafos de pulsera, y que ha producido y produce obras de altísima calidad y compleja mecánica”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)

Hoy en día la relojería Suiza es sinónimo de calidad, pero curiosamente el prestigio es reciente ya que Suiza se incorporó tarde a la carrera por la producción relojera. No obstante, a lo largo de su historia han destacado muy importantes e insignes relojeros, como es el caso de Jost Burgui en el siglo XVII.

En sus orígenes, la relojería suiza se instala en el cantón de Neuchatel, ya que está próximo a Ginebra, punto de encuentro de todos los relojeros y orfebres que marchan de Francia al ser hugonotes y fueron expulsados”.

 

(texto extraído del “Diccionario Enciclopédico Profesional de Alta Relojería”, del Prof. Dr. José Daniel Barquero Cabrero; Furtwagen Editores)