Reloj lepine de la marca HEBDOMAS, ocho días cuerda.

Catalogación Referencia: MIARB Nº 219 JDBC

Siglo XIX, circa 1890.

La manufactura de este reloj de bolsillo estilo lepine es de los maestros relojeros suizos de HEBDOMAS – 8 JOURS. No tiene tapa y lleva el colgante y la corona situados sobre las XII horas.

Es un reloj de 8 días de autonomía de cuerda y su caja es redonda, de aleación de níquel y cromo. En su parte posterior luce un bello grabado de motivos  florales grabados y repujados profusamente.

La esfera es excéntrica, de esmalte blanco sobre cobre convexo y numeración arábiga en esmalte negro. Esta esfera deja en la parte inferior, a las VI horas, un pequeño hueco que deja ver el volante y la espiral del reloj, así como la aguja reguladora, que girando a la derecha en el sentido de las manecillas del reloj se obtiene la indicación de “F” – fast (rápida) y “A” (advance) con lo que se acelera la marcha del reloj y girando en el sentido contrario, “S” – slow (lento) y “R” – retard (retraso) conseguiremos retrasar su marcha. Las agujas son en latón negro, Hr. Spade, Min. Whip.

Sistema de cuerda a remontuar por la corona, la cual también se utiliza para realizar el cambio horario, tirando de ella suavemente y cambiándola de posición. Dispone de pulsador lateral entre las X y las XI horas.

La maquinaria es de metal y dispone de un gran barrilete o cubo compuesto de una caja cilíndrica de dos piezas: la tapa y el fondo, la cual está formada por un eje inmóvil que finaliza en un recuadro para dar la cuerda enrollando la espiral, que será la que desarrollará la fuerza motriz para ocho días. La circunferencia de la caja del cubo está compuesta por unos pequeños dientes para poder transmitir la fuerza de rotación contenida en los móviles vecinos. El diámetro del muelle enrollado por la cuerda no puede sobrepasar 1/3 del diámetro del cubo y de este modo disponer de espacio y evitar rozamientos innecesarios con las paredes. La espiral es Breguet, mención que se realiza en muchos relojes de bolsillo, ya que esta marca está unida a calidad y precisión. Ésta fue una innovación creada por el maestro relojero Abraham Louis Breguet, consistente en torcer de manera especial la última vuelta de la espiral, de tal forma que queda un codo en distinto plano que permite, a través de sus oscilaciones perfectas, la exactitud de la hora.

En la tapa interior aparecen grabadas las seis medallas de los premios obtenidos en distintas ferias internacionales de relojería. La firma HEBDOMAS obtuvo numerosos premios internacionales, como el de Ginebra, en el año 1896; el de París, en el año 1900; el de Chicago, en el año 1902 y el de Milán, en el año 1916.

Su nombre viene de las palabras “Hebdomandaire” y “Hebdomadario”, que significan que al reloj sólo se le tiene que dar cuerda una vez a la semana. El nombre “Hebdomas” (semana), que aparece en esmalte negro en la base de la esfera, junto al “8 Jours”, remarca la duración de la cuerda, es decir, de siete a ocho días de autonomía.

Recientemente han producido un modelo “revival” conmemorando este gran reloj del siglo XIX y XX. Este reloj surge de la idea de dotar al reloj de ocho días de cuerda y fue creado en el año 1692, siglo XVII, teniendo una gran aceptación popular.

Los orígenes de este modelo de reloj provienen del trabajo de los maestros relojeros pioneros en este tipo de maquinarias: Nicolas Gribelin y Abbe Joan de Hautefeville, quienes consiguen la Patente Real en el año 1693. Posteriormente, el maestro relojero Boyer consigue la patente suiza para un reloj que consigue 32 días de autonomía en el año 1844 y en 1846 Gontard, en Francia, consigue la patente para un reloj con autonomía para 50 días.

Los relojes ocho días cuerda en el Reino Unido son una rareza. La única patente que se conoce fue la de Robert West Wood, con el Nº 5850, otorgada el 23 de septiembre de 1829, en el siglo XIX.

En los Estados Unidos, el pionero fue el maestro relojero Aaron L. Dennison, ya que en 1850 con la colaboración de O.B. Marsh de la Howard’s Factory, produjeron relojes ocho días cuerda. Posteriormente, en el año 1852, los maestros relojeros Dennison y Stratton mejoraron dichos relojes y produjeron relojes autónomos de 30 horas. Posteriormente crearían la firma Walthan.

A pesar de la fabricación mundial de relojes  de larga autonomía, serían los suizos quienes adquirirían más reputación con este tipo de maquinarias. Uno de los mejores ejemplos de reloj de prestigio de 8 días cuerda a nivel mundial fue el reloj objeto de la presente catalogación, HEBDOMAS, quienes se inspiraron en los diseños patentados en 1889 por el maestro relojero Irenef Avbry, de Saignelegier, en el Cantón de Jura, Suiza.

Finalmente, el maestro Arthur Graizley fue el predecesor y diseñador de la producción de la marca HEBDOMAS, quienes empezaron con relojes de 15 días. Posteriormente, A. Graizley se asocia con Otto Schild en 1900 y crean Graizley & Cía. para desasociarse en 1906 por Schild & Com., que continuó produciendo relojes en su fábrica de la Chaux-des-Fonds.

Catalogado en La Enciclopedia  del Reloj de Bolsillo, pag 372, Edit. Amat, por el Dr. José Daniel Barquero.

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

 

Suiza se incorporó relativamente tarde a la producción relojera, aunque con anterioridad tuvo eminentes artífices que hubieron de realizar su obra en la emigración, como es el caso de Jost Burgui, en el siglo XVII. Curiosamente la paulatina implantación de este arte en el país helvético se produce como si fuese causa de un desplazamiento de la actividad de un país a otro. Las manufacturas se fueron instalando originariamente en el cantón de Neuchatel, por su proximidad a la ciudad libre de Ginebra, que llegó a saturarse con motivo de la expulsión de los hugonotes de Francia.

 En 1541, el reformador Jean Calvin (Calvino) que era entonces alcalde de la Villa, prohibió totalmente la confección de joyas religiosas y civiles. Poco después, el Reglamento de los Orfebres de la Villa, de 1556, fue redactado de tal forma que condenó de hecho a desaparecer a estos artesanos, de los que había abundantes y muy competentes en Ginebra.

 Pero en la misma época, refugiados extranjeros, expulsados de su país por causa de la Reforma, llegaron de Francia, de Flandes y de Italia, y se refugiaron en Ginebra, la villa de Calvino. Como entre ellos hubo relojeros y las ideas nuevas se acompañan de oficios nuevos, fueron los iniciadores de los artesanos ginebrinos que encontraron en la confección del reloj un nuevo campo de trabajo adecuado para reemplazar su antiguo oficio.

 Desde entonces, la relojería se destaca rápidamente de las otras artes ornamentales para llegar a ser una profesión nueva e independiente. A fines de siglo, Ginebra ha adquirido una reputación de excelencia en este campo. Al aumentar en número sin cesar, los relojeros deciden agruparse y reglamentar su profesión. En 1601 la “Maîtrise des horlogèrs de Genéve” será la primera corporación relojera del mundo.

 Con la aparición de los primeros relojes de bolsillo con aguja de minutos, la relojería toma el primer lugar entre las industrias de la ciudad. Antes de finalizar el siglo XVII, la relojería ginebrina es tan floreciente que hace escribir a los historiadores de la Villa: “Ginebra está congestionada de relojeros”. De hecho, son más de 500, situación que obliga a algunos de ellos a emigrar a lugares menos saturados: Nyon, Neuchatel, Berna, Basilea y hasta Ispahan, Pekín, etc.

 Después de su ocasional anexión a ese país, entre 1788 y 1814, Ginebra se incorpora definitivamente a la Confederación en 1815 y a partir de esa fecha todo es ya reloj suizo.

 Nombres como los de Jeanrichard, Jaquet Droz, Ducommun, Perrelet, Courvoissier, Berthoud y Breguet – estos dos últimos triunfadores en París – llenan capítulos interesantísimos de la relojería suiza.

 De todos es conocido el rápido desarrollo de la industria relojera suiza, a partir de la época industrial, y hasta nuestros días, que ha abarcado simultánea y sorprendentemente todos los géneros posibles, todas absolutamente las especialidades, desde la relojería de edificio hasta los más minúsculos cronógrafos de pulsera, y que ha producido y produce obras de altísima calidad y compleja mecánica”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)

Hoy en día la relojería Suiza es sinónimo de calidad, pero curiosamente el prestigio es reciente ya que Suiza se incorporó tarde a la carrera por la producción relojera. No obstante, a lo largo de su historia han destacado muy importantes e insignes relojeros, como es el caso de Jost Burgui en el siglo XVII.

En sus orígenes, la relojería suiza se instala en el cantón de Neuchatel, ya que está próximo a Ginebra, punto de encuentro de todos los relojeros y orfebres que marchan de Francia al ser hugonotes y fueron expulsados”.

(texto extraído del “Diccionario Enciclopédico Profesional de Alta Relojería”, del Prof. Dr. José Daniel Barquero Cabrero; Furtwagen Editores).