Reloj lepine de la INGERSOLL WATCH Co. con el primer personaje Mickey Mouse de Walt Disney. Edición exclusiva año 1933.

Catalogación Referencia: MIARB Nº: 439 JDBC.

Siglo XX, circa 1933.

Reloj en níquel y cromo lepine, con el colgante y la anilla de suspensión a las XII horas, y el personaje Mickey Mouse de Walt Disney en su esfera multicolor, de los maestros relojeros de la INGERSOLL WATCH Co. Es el primer modelo de reloj de bolsillo en el que aparece Mickey Mouse del año 1933, y por este motivo es inusual y muy codiciado por el coleccionismo.

Este reloj nace del acuerdo económico entre Walt Disney, el creador de Mickey Mouse y Robert Ingersoll y su hermano, fundadores de la INGERSOLL WATERBURY WATCH Company. La respuesta fue el inicio de la marca  y el Mickey Mouse en EEUU, pues se ve el valor de la marca al haber vendido dos millones y medio de relojes, entre bolsillo y pulsera. Con la II Guerra Mundial cesa la producción, pero luego reaparece con más fuerza que nunca y se siguen consumiendo este tipo de relojes, ampliando la gama de personajes. A partir de este momento, la Compañía se vende a la U.S. Time Corporation.

Con respecto a las inscripciones grabadas en el reloj, destaca en la tapa posterior: “Ingersoll – Mickey Mouse” y el ratón grabado. En la esfera, “Mickey Mouse, Ingersoll – Made in USA” y el ratón Mickey Mouse, cuyos brazos sustituyen a las agujas tradicionales. En el regulador: “F” y “S” y en la pletina, “Made in USA” y el número de serie: 85.741.407.

El tipo de cuerda, al igual que el cambio horario, es a remontuar por la corona.

La esfera es en papel maché satinado multicolor representando al primer ratón Mickey Mouse. El segundero, que gira de derecha i izquierda, dispone de tres diminutos ratoncitos Mickey Mouse que giran sin parar. La numeración es arábiga y las agujas en latón, en forma de brazo negro y mano amarilla.

Como dijo Walt Disney, “Recuerda que todo empezó con un ratón”.

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

Los primeros relojes que funcionaron en los Estados Unidos tuvieron sus antecedentes en el Reino Unido. A su vez, relojeros emigrantes de origen inglés comenzaron a producir sus relojes al otro lado del Atlántico, aportando nuevas creaciones y patentes.

Más tarde, también los relojeros emigrantes de Alemania y Centroeuropa asentados allí se introdujeron en el sector de la relojería, creando e importando piezas de Europa. Pero en los nuevos estados era difícil que pudiera perpetuarse cualquier tipo de taller de dimensión personal o familiar. El país de los EEUU vivió con intensidad dinámica el mismo proceso que en la vieja Europa había consumido siglos: si el reloj, en 1780, era necesario, no lo sería solo ya para la clase dominante o pudiente, sino para una capa social de mayor espectro, por lo que en seguida se planteó la necesidad de organizar de alguna forma la producción industrial en serie. Para esto, contaban con la capacidad de iniciativa, el ingenio, la organización industrial, etc., capaz de atender a una expectativa de gran consumo sin parangón en el mundo.

La historia de los primeros fabricantes norteamericanos de relojes, ahora puesta de manifiesto, es apasionante como ninguna otra. Eli Terry empezó copiando los relojes de la Selva Negra, en madera, y de Edward Howard, y sus muchos seguidores.

Ellos fueron los primeros en producir los relojes en serie. Baste decir que los suizos acudieron allí para aprender y aplicar su tecnología de la producción en serie, a fin de adaptarse a los nuevos tiempos.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)