Reloj lepine de caballero en plata de ley con inusual esfera negra.
Catalogación Referencia: MIARB Nº 668 JDBC.
- DATACIÓN HISTÓRICA
Siglo XIX, circa 1877.
- PAÍS Francia.
- DESCRIPCIÓN
Reloj de bolsillo de caballero lepine en plata de ley. Dotado de maquinaria en metal dorado a puentes.
En la tapa posterior dispone de escudo central para las iniciales del propietario rodeado de motivos vegetales.
El regulador indica Advance y Retard. El cambio horario se realiza por la corona presionando el pulsador lateral situado a las XI horas.
Esfera negra sobre cobre convexo, inusual, con esmalte con motivos vegetales en color rojo, blanco y azul. La numeración es romana y los indicadores de los minutos en numeración arábiga, ambas en esmalte dorado. Las agujas son tipo Luis XVI en latón dorado.
- CALIBRE Redondo a puentes de revolver.
- ESCAPE Cilindro.
El escape de cilindro fue inventado por el maestro relojero Graham, en el año 1720. Supuso una mejora substancial con respecto al escape de rueda catalina, y en su última época el de cilindro es coetáneo con el de áncora.
El cilindro tiene forma de diminuto tubito de acero bruñido y provisto de una hendidura o muesca en la que penetran los dientes de la rueda, estando los dos extremos del cilindro cerrados por dos taponcitos de acero.
- VOLANTE Anular.
- HISTORIA DE LA RELOJERÍA FRANCESA
“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.
La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine , Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.
Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.
La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.
(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)