Reloj Joya estilo saboneta, para dama, de la Compañía AMERICAN WALTHAM WATCH COMPANY MASS. En oro amarillo de 18 Kl y diamante central encastado en una estrella profusamente grabada en la tapa posterior. Además, dispone de inusual segundero en la esfera a las VI h.

Catalogación Referencia: MIARB Nº 353 JDBC

 

 

 

Siglo XIX, circa 1880.

 

 

Reloj Joya de dama saboneta de la marca norteamericana AMERICAN WALTHAM WATCH COMPANY en oro amarillo de 18k con diamante central encastado en una estrella grabada en la tapa posterior, produciendo un suntuoso efecto decorativo y dando más realce a la pieza.

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo. La numeración horaria es en esmalte negro y la de los minutos es en esmalte rojo. Tiene una singularidad muy especial: dispone de un inusual segundero a las VI, que en los relojes de dama no se suele añadir.

La marca de la Compañía y manufactura WALTHAM está dispuesta en la esfera entre las 10 y las 2 horas, en esmalte negro.

Dispone de placa de características lisa en oro amarillo de 18k, en la que aparece grabado el número de producción: 1.625.204.

 

El escape de cilindro fue inventado por el maestro relojero Graham, en el año 1720. Supuso una mejora substancial con respecto al escape de rueda catalina, y en su última época el de cilindro es coetáneo con el de áncora.

El cilindro tiene forma de diminuto tubito de acero bruñido y provisto de una hendidura o muesca en la que penetran los dientes de la rueda, estando los dos extremos del cilindro cerrados por dos taponcitos de acero.

 

Los primeros relojes que funcionaron en los Estados Unidos fueron, naturalmente, ingleses. Relojeros emigrantes, igualmente ingleses, comenzaron a producir sus obras al otro lado del Atlántico, a partir de la Independencia.

Más tarde, también los emigrantes de Alemania y Centroeuropa asentados allí. Pero en los nuevos estados era difícil que pudiera perpetuarse cualquier taller de dimensión personal o familiar. El país vivió con intensidad dinámica el mismo proceso que en la vieja Europa había consumido siglos: si el reloj, en 1780, era necesario, no lo sería solo ya para la clase dominante o pudiente, sino para una capa social de mayor espectro, por lo que en seguida se planteó la necesidad de organizar de alguna forma la producción industrial en serie. Para esto, contaban con la capacidad de iniciativa, el ingenio, la organización industrial, etc., capaz de atender a una expectativa de consumo sin parangón en el mundo.

La historia de los primeros fabricantes norteamericanos de relojes, ahora puesta de manifiesto, es apasionante como ninguna otra. Eli Terry empezó copiando los relojes de la Selva Negra, en madera, y de Edward Howard, y sus muchos seguidores.

Ellos fueron los primeros en producir los relojes en serie. Baste decir que los suizos acudieron allí para aprender y aplicar su tecnología de la producción en serie, a fin de adaptarse a los nuevos tiempos.