Reloj joya de 24 horas con caja en oro de 18Kl estilo lepine para dama.

Catalogación Referencia: MIARB Nº 799 JDBC

Siglo XIX, circa 1880.

Reloj joya de 24 horas con caja lepine en oro amarillo de 18Kl.

La caja en su bisel anterior y tapa posterior es lisa. En el interior del bisel de la tapa posterior de la tapa posterior se ha dispuesto de una decoración vegetal y floral rodeada a rombos concéntricos apretados y en su centro un  escudo para grabar las iniciales de su propietario.

La placa de características fue grabada con los términos: “Remontoir, 10 rubís”.

La corona, anilla de suspensión y colgante ha sido dispuesta a las XII y el pulsador para cambio horario a las 13 horas.

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo. Hasta la indicación horaria de las XII se ha esmaltado en negro y la numeración romana y hasta las 24 horas en esmalte azul y numeración arábiga.

Las agujas son estilo Luis XVI en latón dorado.

El escape de cilindro fue inventado por el maestro relojero Graham, en el año 1720. Supuso una mejora substancial con respecto al escape de rueda catalina, y en su última época el de cilindro es coetáneo con el de áncora.

El cilindro tiene forma de diminuto tubito de acero bruñido y provisto de una hendidura o muesca en la que penetran los dientes de la rueda, estando los dos extremos del cilindro cerrados por dos taponcitos de acero.

“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.

La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine, Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.

Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.

La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.

(Texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)