Reloj J. SERRA y HERMANO, HABANA Nº 569, con caja saboneta en plata y oro.

 

Catalogación Referencia: MIARB Nº : 643 JDBC.

 

 

Siglo XIX, circa 1885.

 

Reloj de bolsillo de la marca J. SERRA y HERMANO, HABANA, Nº569, importadores españoles de relojes para Cuba. La caja es en plata pavonada y oro de 18 Kl. con profusión de grabados y decoraciones entrelazadas en ambas tapas, que otorgan al reloj una gran suntuosidad.

 

La corona, el colgante y la anilla de suspensión están a las III horas. El sistema de cuerda es a remontuar por la corona. El cambio horario es a corona y pulsador y están situados a las IV horas.

 

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo, con numeración arábiga en esmalte negro. Las agujas son en latón dorado estilo Luís XVI. En la indicación horaria de las XII, se ha dispuesto la marca.

 

En la maquinaria, en metal plateado, se ha grabado una báscula con las iniciales “P.J.”

 

 

 

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

 

 

 

“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.

La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine , Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.

Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.

La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.

 

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)