Reloj inusual estilo lepine de viaje, ocho días cuerda, de gran tamaño y precisión, utilizado para introducir en marco porta-reloj de viajes.

Catalogación Referencia: MIARB Nº 072 JDBC

 

 

 

 

Siglo XX, circa 1910.

 

 

Reloj de gran tamaño, con un diámetro de 7cm, en caja de níquel y cromo lisa, dotado de placa de características lisa para proteger la maquinaria.

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo, con numeración romana en esmalte negro y segundero a las VI, con agujas en latón pica de látigo de gran tamaño, pavonadas en negro.

Con respecto a los relojes ocho días cuerda, según el maestro Luís Montañés en su ‘Diccionario de Relojes’, “se trata de un tipo de reloj de bolsillo, de remontuar, que originariamente apareció hacia 1890, logrando resolver, en la producción comercial de serie, una antigua aspiración: dotar de más autonomía (duración de la cuerda) al reloj portátil, que estaba limitada a 34-40 horas.

 Tienen estos relojes de fin de siglo un cubo que ocupaba el diámetro total de la caja, con dientes exteriores que sirven para su remontaje. La esfera, excéntrica, deja un hueco para el escape, visible al exterior, con lo que se suplía al segundero en su función de manifestar su estado de marcha. La firma HEBDOMAS comercializó este modelo, que recientemente ha vuelto a construirse como “revival” de otros tiempos. El nombre hebdomas (semana) denota que realmente se prometen solamente siete días o una semana de autonomía”.

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

“La relojería ha tenido también otro de sus máximos exponentes, y por muy largo plazo, en Inglaterra. La estabilidad política conseguida por esta nación tras el paréntesis de la república de Cronwell, y su poderío marítimo y económico, ha permitido que sus mejores talentos se dedicasen con tesón y continuidad a esta actividad.

Las semblanzas de Thomas Tompion, George Graham, Harrison, John Arnold, Earnshaw, Ellicott, Dent, requerirían un espacio desproporcionado al volumen de este libro: todos están suficientemente tratados en los libros, siendo cada vez más minuciosos los estudios sobre aspectos parciales de sus obras.

Desde la aplicación del péndulo, que Fromantel inició en Londres a raíz del invento Huygens, el prototipo de reloj inglés permanece casi invariable. El conservadurismo propio de este país consiguió mantener el sistema de caracol tanto en relojería como en la portátil, hasta casi finales del siglo XX. Notables son sus relojes de carillón, numerosos los modelos de “taberna” y señoriales los de caja alta, para los que trabajaron los calificados ebanistas locales.

El tipo de reloj inglés ha sido copiado y perpetuado hasta nuestros días en varios países, habiendo sido las fábricas alemanas las que más lo han explotado desde fines del siglo XIX”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)