Reloj extraplano estilo lepine de origen francés en oro de 18 Kl.

Catalogación Referencia: MIARB Nº 055 JDBC

 

 

Siglo XIX, circa 1846.

 

Este reloj ha sido catalogado en La Enciclopedia  del Reloj de Bolsillo (pag 317) del Dr. José Daniel Barquero; Editorial Amat.

Reloj de bolsillo extraplano en oro de 18 Kl. En su tapa posterior aparece profusamente grabado un escudo con corona real en su centro, en el que se han grabado las iniciales “M” y “V”; está custodiado por dos perros y rodeado, hasta el perímetro de la carrura, de rombos concéntricos apretados estilo Guilloche.

En heráldica, los perros custodian  el escudo de armas como si les fuera encomendada esa misión. Los soportes no son hereditarios y sólo los pueden utilizar aquellos que tienen derecho a hacerlo.

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo y la numeración es romana en esmalte negro. Las agujas son en latón negro, estilo Breguet Moon.

El sistema de cuerda y cambio horario es a llave, a través de la placa de características. En ella, se ha grabado: “Escapement a cylindre” “Aiguilles” (situado al lado de la bocallave); “C. de 94494”, “Trous en rubís”.

 

El escape de cilindro fue inventado por el maestro relojero Graham, en el año 1720. Supuso una mejora substancial con respecto al escape de rueda catalina, y en su última época el de cilindro es coetáneo con el de áncora.

El cilindro tiene forma de diminuto tubito de acero bruñido y provisto de una hendidura o muesca en la que penetran los dientes de la rueda, estando los dos extremos del cilindro cerrados por dos taponcitos de acero.

 

 

“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.

La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine , Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.

Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.

La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)