Reloj estilo lepine sobredorado de la marca norteamericana INGERSOLL WATCH CO.

 

Catalogación Referencia: MIARB Nº 468 JDBC.

 

 

Siglo XIX, circa 1894.

 

Reloj lepine, para caballero, fabricado por los maestros relojeros de la INGERSOLL, Robert H. INGERSOLL & BROS, N.Y., EE.UU. Modelo “Reliance”

Se fabricó en el año 1894, según el listado oficial de la manofactura INGERSOLL, que en esa fecha había producido 650.000 relojes. Sin embargo, en 1944 ya había producido 95 millones por lo que esta pieza se incluye entre los primeros 650.000 relojes producidos por la empresa.

Dispone de colgante, corona y anilla de suspensión a las XII. La caja es sobredorada y el bisel anterior soporta el cristal grueso que protege la esfera. La tapa posterior se abre a presión y nos da acceso a la maquinaria directamente.

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo y la numeración horaria es arábiga en esmalte negro. En su perímetro, los minutos están marcados con baguetes en esmalte negro. El segundero está a las VI h, en numeración arábiga. Encima de esta aparece “MADE IN USA” y debajo de la indicación de las XII h aparece el constructor y modelo: “INGERSOLL RELIANCE”. Todas las indicaciones de la esfera son en esmalte negro.

La máquina es en latón plateado y en la pletina aparece grabado el número de serie: 650.365, así como “7 JEWELS, ROBERT.H. INGERSOLL & BRO”. En el regulador aparece “F” y “S”.

El sistema de cuerda es por la corona a remontuar, al igual que el cambio horario que se produce tirando suavemente por la corona.

 

Con respecto a la historia de INGERSOLL, alrededor de 1880, Robert Hawley Ingersoll y su hermano Charles Henry, que operaban desde Nueva York en un negocio de venta por correo, captaron la necesidad de lanzar al mercado un reloj económico, que cualquiera pudiera pagar, que se vendiera por un dólar aproximadamente. Tanto la New Haven Clock Company como la Waterbury Clock Company ya habían producido relojes de bajo costo que podían satisfacer la necesidad que anticipaba Ingersoll, pero no habían tenido éxito en el mercado de masas ni una amplia distribución.

En 1892, Ingersoll realizó un pedido inicial de 10,000 relojes a Waterbury Clock Company, a un costo de 85 centavos cada uno, que se ofrecería en su catálogo de venta por correo de Ingersoll a un precio de 1$. El reloj de Ingersoll también se vendió en la Exposición Columbian de 1892 por 1.50$. Se estima que llegaron a vender 85,000 relojes.

Esta respuesta tan positiva hizo que Ingersoll regresara a Chicago para la Feria Mundial en 1893, donde un nuevo reloj, con el emblema de la Feria Mundial fue otro nuevo gran éxito de la firma.

La fabricación se llevó a cabo mediante contrato con Waterbury Clock Company y en dos fábricas nuevas propiedad de Ingersoll en Waterbury y Trenton, Nueva Jersey. Se le atribuye a la compañía Ingersoll el perfeccionamiento de un sistema de distribución que incluyó igualdad de precios en todos los puntos de venta. Para 1899, su producción era de 8.000 relojes al día, y en 1901, Ingersoll anunció que sus relojes se vendían a 1$ en más de 10.000 distribuidores repartidos en los Estados Unidos y Canadá. Su eslogan publicitario era «El reloj que hizo famoso al dólar».

Ingersoll adquirió Trenton Watch Company en 1908 y New England Watch Company en 1914. En 1917, la compañía presentó el modelo «Reliance», un reloj de 17 rubíes de mayor calidad. En 1919, Ingersoll fue pionero con otra innovación, la introducción del «Radiolite», con dial de radio luminoso.

Ingersoll se declaró en bancarrota en 1921 durante la recesión posterior a la Primera Guerra Mundial. Fueron absorbidos por Waterbury Watch Company en 1922 por 1.5M de dólares. En 1942, Waterbury fue adquirida por U.S. Time Corp, que continuó usando el nombre de Ingersoll.

(Fuente: http://www.pocketwatchrepair.com/histories/ingersoll.html)

El Dr. Bernays hizo famosa esta Compañía, pues realizó una campaña publicitaria para INGERSOLL consiguiendo que se pasara del reloj de bolsillo al de pulsera.

 

 

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

 

Los primeros relojes que funcionaron en los Estados Unidos fueron, naturalmente, ingleses. Relojeros emigrantes, igualmente ingleses, comenzaron a producir sus obras al otro lado del Atlántico, a partir de la Independencia.

Más tarde, también los emigrantes de Alemania y Centroeuropa asentados allí. Pero en los nuevos estados era difícil que pudiera perpetuarse cualquier taller de dimensión personal o familiar. El país vivió con intensidad dinámica el mismo proceso que en la vieja Europa había consumido siglos: si el reloj, en 1780, era necesario, no lo sería solo ya para la clase dominante o pudiente, sino para una capa social de mayor espectro, por lo que en seguida se planteó la necesidad de organizar de alguna forma la producción industrial en serie. Para esto, contaban con la capacidad de iniciativa, el ingenio, la organización industrial, etc., capaz de atender a una expectativa de consumo sin parangón en el mundo.

La historia de los primeros fabricantes norteamericanos de relojes, ahora puesta de manifiesto, es apasionante como ninguna otra. Eli Terry empezó copiando los relojes de la Selva Negra, en madera, y de Edward Howard, y sus muchos seguidores.

Ellos fueron los primeros en producir los relojes en serie. Baste decir que los suizos acudieron allí para aprender y aplicar su tecnología de la producción en serie, a fin de adaptarse a los nuevos tiempos.