Reloj de bolsillo suizo del año 1913, en honor a la recuperación de Silistra, entonces Silistria, para el mercado rumano.

Catalogación Referencia: MIARB Nº: 441

Gracias a D. Tudor Beldiman, experto en relojes mecánicos, por su contribución a la catalogación de este reloj, en honor a la recuperación de Silistra.

  1. DATACIÓN HISTÓRICA

Siglo XX, circa 1913.

Reloj de bolsillo suizo del año circa 1913, en honor a la recuperación de Silistra. En Rumanía, para conmemorar la recuperación de la provincia de Silistra, se acuñaron medallas y se encargaron en Suiza relojes de bolsillo por parte de algunos relojeros.

Reloj de bolsillo estilo “Roskopf”, en níquel y cromo, para caballero, con sistema de cuerda remontuar de pulsador lateral a las XI para el cambio horario.

La esfera del reloj es en esmalte blanco sobre cobre convexo con la bandera de Rumanía, con el escudo de armas correspondiente, el cual incluye el escudo oficial y la corona en esmaltes rojo, azul, negro y amarillo, así como el nombre Silistria, en esmalte rojo, entre las XI y la I. Las agujas son estilo pica de látigo en latón negro.

Silitria, hoy Silistra, en idioma rumano, fue una provincia rumana en la época medieval, luego conquistada por Turquía e incorporada a Bulgaria (parte del Imperio Otomano) y recuperada por Rumanía de Bulgaria en 1913, después de la Segunda Guerra de los Balcanes. (La Primera Guerra de los Balcanes tuvo lugar en 1912. En ese momento, Bulgaria, Serbia, Montenegro y Grecia se aliaron contra el Imperio Otomano, con el objetivo de expulsar a los turcos de la Península Balcánica y dividir sus territorios. Lo consiguieron, pero Bulgaria quería demasiado de estos territorios y entonces sus antiguos aliados – Serbia, Montenegro, Grecia – y, esta vez, Rumania comenzaron la Segunda Guerra de los Balcanes contra ella, que ganaron.) Silistra perteneció a Rumanía desde 1913 hasta 1940, cuando fue cedido nuevamente a Bulgaria. En 1913, en honor a la recuperación de Silistra, en Rumanía se acuñaron medallas y se ordenaron relojes de bolsillo en Suiza.

Este tipo de escape de áncora es más económico de producir pero sufre un gran desgaste al suprimirse el tren de engranaje y la rueda de centro.

En consecuencia, si bien pueden ser menos duraderos, se consiguió poner en el chaleco de cada ciudadano del mundo un reloj de bolsillo, dejando de ser un lujo y pasando a ser un reloj asequible al abaratarlo tanto en su producción. No es que exista un escape Roskopf, si no que se denomina así a los escapes de relojes con maquinarias dotadas de los elementos mencionados para hacerlos económicos.

Suiza se incorporó relativamente tarde a la producción relojera, aunque con anterioridad tuvo eminentes artífices que hubieron de realizar su obra en la emigración, como es el caso de Jost Burgui, en el siglo XVII. Curiosamente la paulatina implantación de este arte en el país helvético se produce como si fuese causa de un desplazamiento de la actividad de un país a otro. Las manufacturas se fueron instalando originariamente en el cantón de Neuchatel, por su proximidad a la ciudad libre de Ginebra, que llegó a saturarse con motivo de la expulsión de los hugonotes de Francia.

En 1541, el reformador Jean Calvin (Calvino) que era entonces alcalde de la Villa, prohibió totalmente la confección de joyas religiosas y civiles. Poco después, el Reglamento de los Orfebres de la Villa, de 1556, fue redactado de tal forma que condenó de hecho a desaparecer a estos artesanos, de los que había abundantes y muy competentes en Ginebra.

Pero en la misma época, refugiados extranjeros, expulsados de su país por causa de la Reforma, llegaron de Francia, de Flandes y de Italia, y se refugiaron en Ginebra, la villa de Calvino. Como entre ellos hubo relojeros y las ideas nuevas se acompañan de oficios nuevos, fueron los iniciadores de los artesanos ginebrinos que encontraron en la confección del reloj un nuevo campo de trabajo adecuado para reemplazar su antiguo oficio.

Desde entonces, la relojería se destaca rápidamente de las otras artes ornamentales para llegar a ser una profesión nueva e independiente. A fines de siglo, Ginebra ha adquirido una reputación de excelencia en este campo. Al aumentar en número sin cesar, los relojeros deciden agruparse y reglamentar su profesión. En 1601 la “Maîtrise des horlogèrs de Genéve” será la primera corporación relojera del mundo.

Con la aparición de los primeros relojes de bolsillo con aguja de minutos, la relojería toma el primer lugar entre las industrias de la ciudad. Antes de finalizar el siglo XVII, la relojería ginebrina es tan floreciente que hace escribir a los historiadores de la Villa: “Ginebra está congestionada de relojeros”. De hecho, son más de 500, situación que obliga a algunos de ellos a emigrar a lugares menos saturados: Nyon, Neuchatel, Berna, Basilea y hasta Ispahan, Pekín, etc.

Después de su ocasional anexión a ese país, entre 1788 y 1814, Ginebra se incorpora definitivamente a la Confederación en 1815 y a partir de esa fecha todo es ya reloj suizo.

Nombres como los de Jeanrichard, Jaquet Droz, Ducommun, Perrelet, Courvoissier, Berthoud y Breguet – estos dos últimos triunfadores en París – llenan capítulos interesantísimos de la relojería suiza.

De todos es conocido el rápido desarrollo de la industria relojera suiza, a partir de la época industrial, y hasta nuestros días, que ha abarcado simultánea y sorprendentemente todos los géneros posibles, todas absolutamente las especialidades, desde la relojería de edificio hasta los más minúsculos cronógrafos de pulsera, y que ha producido y produce obras de altísima calidad y compleja mecánica”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)

“Hoy en día la relojería Suiza es sinónimo de calidad, pero curiosamente el prestigio es reciente ya que Suiza se incorporó tarde a la carrera por la producción relojera. No obstante, a lo largo de su historia han destacado muy importantes e insignes relojeros, como es el caso de Jost Burgui en el siglo XVII.

En sus orígenes, la relojería suiza se instala en el cantón de Neuchatel, ya que está próximo a Ginebra, punto de encuentro de todos los relojeros y orfebres que marchan de Francia al ser hugonotes y fueron expulsados”.

(texto extraído del “Diccionario Enciclopédico Profesional de Alta Relojería”, del Prof. Dr. José Daniel Barquero Cabrero; Furtwagen Editores).