Reloj estilo lepine para ferroviario de la marca CORGÉMONT, Suiza. Cronómetro de alta precisión.

Catalogación Referencia: MIARB Nº 491 JDBC

Siglo XIX, circa 1895.

Los relojes realizados por la firma suiza Corgémont se conocían popularmente como Cronómetros Cogemont. El mastro relojero que los producía era Jules Schmoll, quien vivía en Corgémont, Suiza a principios del siglo XX. No se conserva ninguna base de datos de los números de serie de producción, aunque eran de una gran calidad suiza y la mayoría se vendieron con cajas de plata de 800 milésimas.

(Fuente: https://www.justanswer.com/appraisals/86dwk-courgemont-chronograph-pocket-watchi-wondering.html

Reloj de caballero estilo lepine en níquel y cromo, dotado de cronómetro de ferroviario con anilla de suspensión, colgante y corona a las XII horas.

La manufactura Corgémont fue ganadora de varias medallas de oro procedentes de distintos concursos internacionales, que aparecen grabadas en la placa de características, así como “Ancre, 15 rubis”.

La caja está realizada en níquel y cromo. La tapa anterior está montada sobre bisel con cristal grueso. La tapa posterior da acceso a la placa de características, también en níquel y cromo, que a su vez nos da acceso a la maquinaria con escape de áncora. La carrura soporta la bisagra que une todas las tapas de la caja a las VI horas.

La máquina es en latón y el sistema de cuerda es a remontuar por la corona. El cambio horario se produce tirando suavemente por la misma. Dispone de 15 rubíes antifricción.

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo, con numeración arábiga para las horas y segundero en subesfera a las VI horas; ambas en esmalte negro. La numeración para los minutos es también arábiga, en esmalte azul, rodeando el perímetro del reloj. Debajo de la indicación horaria de las XII horas, aparece en esmalte negro “CRONOMETRE”, así como una locomotora a vapor, haciendo referencia a la precisión ferroviaria, y debajo de ésta la marca “CORGEMON WATCH”. Las agujas son estilo HR. Spade, Min. Whip.

Con respecto a la locomotora que aparece en la esfera, se trata de una locomotora “Midland Railway Johnson 0-6-0”. Es de origen inglés y se utilizaba para trenes  de medio recorrido en el período que va desde 1880 a 1895 aproximadamente.

Locomotora Midland Railway Johnson 0-6-0

El término cronómetro etimológicamente designa cualquier instrumento destinado a la medición del tiempo, pero el uso ha consagrado la acepción de aparato horario de alta precisión. Se dirá de un excelente reloj que es un “verdadero cronómetro”.

Profesionalmente, según la Federación suiza de asociaciones de fabricantes de relojes (Fédération Horlogère, FH), se denomina cronómetro al reloj dotado de un certificado, extendido por una oficina estatal, que funciona por lo general en un Observatorio cronométrico. Son cronómetros también los relojes dotados de un escape especial, llamado de cronómetro, que experimentó Berthoud para los relojes marinos o “cronómetros de abordo”.

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

“Suiza se incorporó relativamente tarde a la producción relojera, aunque con anterioridad tuvo eminentes artífices que hubieron de realizar su obra en la emigración, como es el caso de Jost Burgui, en el siglo XVII. Curiosamente la paulatina implantación de este arte en el país helvético se produce como si fuese causa de un desplazamiento de la actividad de un país a otro. Las manufacturas se fueron instalando originariamente en el cantón de Neuchatel, por su proximidad a la ciudad libre de Ginebra, que llegó a saturarse con motivo de la expulsión de los hugonotes de Francia.

En 1541, el reformador Jean Calvin (Calvino) que era entonces alcalde de la Villa, prohibió totalmente la confección de joyas religiosas y civiles. Poco después, el Reglamento de los Orfebres de la Villa, de 1556, fue redactado de tal forma que condenó de hecho a desaparecer a estos artesanos, de los que había abundantes y muy competentes en Ginebra.

Pero en la misma época, refugiados extranjeros, expulsados de su país por causa de la Reforma, llegaron de Francia, de Flandes y de Italia, y se refugiaron en Ginebra, la villa de Calvino. Como entre ellos hubo relojeros y las ideas nuevas se acompañan de oficios nuevos, fueron los iniciadores de los artesanos ginebrinos que encontraron en la confección del reloj un nuevo campo de trabajo adecuado para reemplazar su antiguo oficio.

Desde entonces, la relojería se destaca rápidamente de las otras artes ornamentales para llegar a ser una profesión nueva e independiente. A fines de siglo, Ginebra ha adquirido una reputación de excelencia en este campo. Al aumentar en número sin cesar, los relojeros deciden agruparse y reglamentar su profesión. En 1601 la “Maîtrise des horlogèrs de Genéve” será la primera corporación relojera del mundo.

Con la aparición de los primeros relojes de bolsillo con aguja de minutos, la relojería toma el primer lugar entre las industrias de la ciudad. Antes de finalizar el siglo XVII, la relojería ginebrina es tan floreciente que hace escribir a los historiadores de la Villa: “Ginebra está congestionada de relojeros”. De hecho, son más de 500, situación que obliga a algunos de ellos a emigrar a lugares menos saturados: Nyon, Neuchatel, Berna, Basilea y hasta Ispahan, Pekín, etc.

Después de su ocasional anexión a ese país, entre 1788 y 1814, Ginebra se incorpora definitivamente a la Confederación en 1815 y a partir de esa fecha todo es ya reloj suizo.

Nombres como los de Jeanrichard, Jaquet Droz, Ducommun, Perrelet, Courvoissier, Berthoud y Breguet – estos dos últimos triunfadores en París – llenan capítulos interesantísimos de la relojería suiza.

De todos es conocido el rápido desarrollo de la industria relojera suiza, a partir de la época industrial, y hasta nuestros días, que ha abarcado simultánea y sorprendentemente todos los géneros posibles, todas absolutamente las especialidades, desde la relojería de edificio hasta los más minúsculos cronógrafos de pulsera, y que ha producido y produce obras de altísima calidad y compleja mecánica”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)

“Hoy en día la relojería Suiza es sinónimo de calidad, pero curiosamente el prestigio es reciente ya que Suiza se incorporó tarde a la carrera por la producción relojera. No obstante, a lo largo de su historia han destacado muy importantes e insignes relojeros, como es el caso de Jost Burgui en el siglo XVII.

En sus orígenes, la relojería suiza se instala en el cantón de Neuchatel, ya que está próximo a Ginebra, punto de encuentro de todos los relojeros y orfebres que marchan de Francia al ser hugonotes y fueron expulsados”.

(texto extraído del “Diccionario Enciclopédico Profesional de Alta Relojería”, del Prof. Dr. José Daniel Barquero Cabrero; Furtwagen Editores).