Reloj estilo lepine en plata de ley del maestro relojero suizo EDOUARD BOVET, producido para el mercado chino.

 

Catalogación Referencia: MIARB Nº: 658 JDBC.

 

 

Siglo XIX, circa 1840.

 

Reloj de bolsillo inusual atribuido a EDOUARD BOVET, Fleurier, Suiza (1797-1849) y fabricado para el mercado Chino en caja estilo lepine en plata, sin tapa y con el colgante situado a las XII. A este reloj, lo que le hace más inusual son la esfera y la maquinaria a puentes chinos.

La familia de maestros relojeros BOVET se especializó principalmente en este tipo de relojes de bolsillo destinados al comercio con China. En todos destacaban sus espléndidas maquinarias en metal dorado profusamente grabadas y decoradas con este tipo de puentes – denominandos chinos -, siendo estas maquinarias una versión especial de la máquina Suiza de barras estudiada por ser muy decorativa y a la vez dar un fácil acceso a sus distintas partes, a la hora de ser reparado.

La familia BOVET crea en 1822 una sociedad para comercializar relojes con China, la cual dura hasta 1864, siendo sus piezas con motivos o caracteres chinos muy apreciadas por el coleccionismo.

La caja de este reloj consta de tres tapas en plata, la anterior con cristal biselado y rodeada de un bisel en plata.

La posterior lisa. La tapa interior o guardapolvo en plata, la cual tiene un sol central grabado que está rodeado de filigranas y flores, así como también dispone de dos bocallaves para el cambio horario y dar cuerda sin necesidad de abrir la tapa interior que da acceso a la máquina.

El motivo por el cual se pone alegóricamente el sol a este reloj en el centro, lo atribuimos a que el nombre de esfera es aplicado solo en nuestro idioma, pero en el resto del mundo no es así, por lo que parece ser es consecuencia de haber sido originariamente el intento de una proyección de la esfera celeste con lo que respecta al mundo y en ésta se representaba la situación del zodíaco, como en este reloj chino, donde el sol grabado en la tapa interior era precisamente la aguja que daba la vuelta al círculo del día, es decir 24 horas.

Esfera muy inusual incluso en el coleccionismo de relojes de China. Hoy en día es muy preciada por el coleccionista internacional, siendo referenciada una pieza de iguales características por Miller’s, A Collector’s Guide, de Frankie Leibe, así como en la sección de inusuales de otros libros especializados.

La esfera de este reloj es en esmalte blanco sobre cobre convexo. Las indicaciones horarias, de 24 horas, se han esmaltado en color negro y números romanos y estos nos indican desde las doce de la mañana a doce de la noche en la media esfera de la izquierda y en la de la derecha, de doce de la noche a doce de la mañana. Las agujas son estilo pica de látigo en latón negro.

 

A continuación alrededor de la indicación horaria, el reloj dispone del horóscopo en caracteres chinos, ya que en la cultura china la hora y el signo del zodíaco, así como el año, afectan a la vida diaria:

Encima de las XII, entre las XI y la I en guarismo chino aparece el Caballo: Animador, popular, impaciente, hábil en ganar dinero. Compatible con tigre, cabra y perro. Opuesto con rata.

Encima de las II, entre la I y las III en guarismo chino aparece  el Buey: Optimista, inspirador, poco exigente y padre excelente. Compatible con rata, serpiente y gallo. No es amigo de la cabra.

Encima de las IV, entre las III y las V en guarismo chino aparece el Mono: Inteligente, buen político, sediento de conocimientos e inventivo pero fácil de desalentar. Compatible con dragón y rata, pero no con tigre.

Encima de las VI, entre las V y las VII en guarismo chino aparece el Gallo: Pionero espiritual en el trabajo, ansioso por conocer, egoísta y excéntrico. Compatible con buey, dragón y serpiente pero no con conejo.

Encima de las VIII, entre las VII y las IX en guarismo chino aparece el Perro: Honesto, fiel líder, generoso pero terco, dedicado a éxitos. Caballo y tigre son sus buenos amigos pero toma precauciones con dragón.

Encima de las X, entre las IX y las XI en guarismo chino aparece el Cerdo: Tímido, con falta de humor, afectuoso, simpático en ser querido por otros, impulsivo y honesto. Mejor compatibilidad con cabra y conejo.

Encima de las XII, entre las XI y la I en guarismo chino aparece la Rata: Ambicioso, honesto y sincero, le gusta gastar sin límites y fácil de caer en irritación. Compatible con dragón, mono y buey.

Encima de las II, entre la I y las III en guarismo chino aparece la Cabra: Elegante, creativo de artes, apasionado pero tímido. Compatible con conejo, caballo y cerdo. Incompatible con serpiente.

Encima de las IV, entre las III y las V en guarismo chino aparece el Tigre: Sincero, valiente, espíritu de lucha, sensible y fiel con sus amigos. Compatible con caballo y perro. Enfrentado con serpiente.

Encima de las VI, entre las V y las VII en guarismo chino aparece el Conejo: Mucho talento, afectuoso, tranquilo y tímido. Compatible con cabra, perro y cerdo, pero no con gallo.

Encima de las VIII, entre las VII y las IX en guarismo chino aparece el Dragón: Excitable y pasional, con una vida compleja, apariencia dura pero compasivo. Nacido para ser líder. Compatible con rata, mono y gallo.

Encima de las X, entre las IX y las XI en guarismo chino aparece la Serpiente: Sabio, serio, vanidoso, apasionado, buen ganador de dinero. Compatible con buey y gallo, pero no con cerdo.

Esta pieza cuenta con una espléndida maquinaria de sistema de remontuar a llave y en latón dorado profusamente grabado, que la atribuimos sin ninguna duda a Edouard Bovet por la calidad de la misma, en especial sus mecanismos, así como materiales empleados, diseño, época y grabados característicos de la familia BOVET.

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

“Suiza se incorporó relativamente tarde a la producción relojera, aunque con anterioridad tuvo eminentes artífices que hubieron de realizar su obra en la emigración, como es el caso de Jost Burgui, en el siglo XVII. Curiosamente la paulatina implantación de este arte en el país helvético se produce como si fuese causa de un desplazamiento de la actividad de un país a otro. Las manufacturas se fueron instalando originariamente en el cantón de Neuchatel, por su proximidad a la ciudad libre de Ginebra, que llegó a saturarse con motivo de la expulsión de los hugonotes de Francia.

 En 1541, el reformador Jean Calvin (Calvino) que era entonces alcalde de la Villa, prohibió totalmente la confección de joyas religiosas y civiles. Poco después, el Reglamento de los Orfebres de la Villa, de 1556, fue redactado de tal forma que condenó de hecho a desaparecer a estos artesanos, de los que había abundantes y muy competentes en Ginebra.

 Pero en la misma época, refugiados extranjeros, expulsados de su país por causa de la Reforma, llegaron de Francia, de Flandes y de Italia, y se refugiaron en Ginebra, la villa de Calvino. Como entre ellos hubo relojeros y las ideas nuevas se acompañan de oficios nuevos, fueron los iniciadores de los artesanos ginebrinos que encontraron en la confección del reloj un nuevo campo de trabajo adecuado para reemplazar su antiguo oficio.

 Desde entonces, la relojería se destaca rápidamente de las otras artes ornamentales para llegar a ser una profesión nueva e independiente. A fines de siglo, Ginebra ha adquirido una reputación de excelencia en este campo. Al aumentar en número sin cesar, los relojeros deciden agruparse y reglamentar su profesión. En 1601 la “Maîtrise des horlogèrs de Genéve” será la primera corporación relojera del mundo.

 Con la aparición de los primeros relojes de bolsillo con aguja de minutos, la relojería toma el primer lugar entre las industrias de la ciudad. Antes de finalizar el siglo XVII, la relojería ginebrina es tan floreciente que hace escribir a los historiadores de la Villa: “Ginebra está congestionada de relojeros”. De hecho, son más de 500, situación que obliga a algunos de ellos a emigrar a lugares menos saturados: Nyon, Neuchatel, Berna, Basilea y hasta Ispahan, Pekín, etc.

 Después de su ocasional anexión a ese país, entre 1788 y 1814, Ginebra se incorpora definitivamente a la Confederación en 1815 y a partir de esa fecha todo es ya reloj suizo.

 Nombres como los de Jeanrichard, Jaquet Droz, Ducommun, Perrelet, Courvoissier, Berthoud y Breguet – estos dos últimos triunfadores en París – llenan capítulos interesantísimos de la relojería suiza.

 De todos es conocido el rápido desarrollo de la industria relojera suiza, a partir de la época industrial, y hasta nuestros días, que ha abarcado simultánea y sorprendentemente todos los géneros posibles, todas absolutamente las especialidades, desde la relojería de edificio hasta los más minúsculos cronógrafos de pulsera, y que ha producido y produce obras de altísima calidad y compleja mecánica”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)

“Hoy en día la relojería Suiza es sinónimo de calidad, pero curiosamente el prestigio es reciente ya que Suiza se incorporó tarde a la carrera por la producción relojera. No obstante, a lo largo de su historia han destacado muy importantes e insignes relojeros, como es el caso de Jost Burgui en el siglo XVII.

En sus orígenes, la relojería suiza se instala en el cantón de Neuchatel, ya que está próximo a Ginebra, punto de encuentro de todos los relojeros y orfebres que marchan de Francia al ser hugonotes y fueron expulsados”.

(texto extraído del “Diccionario Enciclopédico Profesional de Alta Relojería”, del Prof. Dr. José Daniel Barquero Cabrero; Furtwagen Editores).