Reloj estilo lepine en oro amarillo de 18 Kl. y esmaltes a filgranas vegetales y florales.

Catalogación Referencia: MIARB Nº: 764 JDBC

 

 

      Siglo XVIII, circa 1780.

Reloj de bolsillo estilo lepine con caja en oro amarillo de 18 Kl y esmaltes a profusión de colores representando un gran diseño vegetal de trenzados y filigranas.

La esfera está dotada en su perímetro de motivos vegetales y florales para dar paso a la numeración horaria en caracteres romanos realizados en esmalte negro. El sistema de cuerda es a llave, a través del bocallave dispuesto en la esfera a la I y en el centro del eje de las manecillas, el pivote para el cambio horario. Las agujas son en latón negro.

El reloj dispone de colgante y anilla de supensión a las XII horas.

(En relojería inglesa, verge fusee pocket watch)

Catalino o de rueda catalina. Dicha pieza, como su nombre indica, es un escape de paletas dentro del grupo de los de retroceso. En España, a este tipo de escape se le denomina escape de rueda catalina.

“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.

La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine , Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.

Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.

La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)