Reloj estilo lepine en níquel y cromo de la marca ELGIN.

Catalogación Referencia: MIARB Nº 487 JDBC

 

 

Siglo XX, circa 1919.

 

Reloj estilo lepine realizado por los maestros relojeros de la firma ELGIN NATIONAL WATCH CO. USA.

La esfera está realizada en papel maché satinado sobre latón convexo, representando una escena arquitectónica a color del cuerpo de bomberos de los EE.UU., salvando a un bebé de una casa en llamas.

La caja es a rosca, realizada en níquel y cromo, y dispone de un complejo regulador de alta precisión.

En la maquinaria aparece grabado: ELGIN NATL WATCH CO. USA; 14 Jewels; Nº 22.439.342. En el regulador: “F” y “S”. En la esfera, ELGIN en esmalte negro.

El tipo de cuerda es a remontuar por la corona, situada a las XII horas.

La esfera realizada en papel maché satinado a todo color sobre cobre ligeramente convexo. Numeración arábiga en esmalte negro y segundero a las VI horas. Las agujas son tipo pica de látigo en latón color azul cobalto.

La pletina de la maquinaria ha sido grabada con una amplia información: “ELGIN NATL WATCH CO. USA, 15 JEWELS”, así como el número de producción: 22.439.342.

La firma ELGIN surge en la primavera de 1864, cuando media docena de empresarios de Chicago decidieron que si Massachusetts podía tener una fábrica que construyera relojes, Illinois también podría. En agosto de ese mismo año, el mencionado consorcio, incluyendo al entonces alcalde de Chicago, Benjamin W. Raymond, compró una granja abandonada a 30 millas al norte de Chicago y construyó allí una fábrica de relojes. Después de un año de diseño y construcción de tornos y máquinas para lograr niveles de precisión aparentemente imposibles, un equipo de relojeros y mecánicos produjo su primer movimiento de reloj de bolsillo que se denominó “B.W. Raymond” en honor al alcalde. El reloj era exquisito y con él nacía la ELGIN NATIONAL WATCH COMPANY.

En 1910 la obsesión de ELGIN por la precisión se había extendido por todo el mundo. Los ingenieros de ELGIN construyeron su propio observatorio para mantener tiempos científicamente precisos en sus relojes.

Durante la Segunda Guerra Mundial toda la industria civil fue detenida y la Compañía se trasladó a la industria de la defensa, fabricando relojes militares, cronómetros, fusiles de artillería, altímetros y otros instrumentos destinados a la aviación y rodamientos de zafiro utilizados para mejorar la puntería de los cañones de artillería.

Mientras que su altruismo era vital para la guerra, el patriotismo de ELGIN irónicamente abrió una oportunidad para los suizos. En 1964, después de una década a mediados de siglo que vió el resurgimiento de las series de élite “Señor y Lady Elgin”, la fábrica de ELGIN cerró sus puertas. A lo largo de un siglo, en el Norte de Chicago, había producido la mitad de todos los relojes de bolsillo y de pulsera fabricados en los Estados Unidos.

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

Los primeros relojes que funcionaron en los Estados Unidos fueron, naturalmente, ingleses. Relojeros emigrantes, igualmente ingleses, comenzaron a producir sus obras al otro lado del Atlántico, a partir de la Independencia.

Más tarde, también los emigrantes de Alemania y Centroeuropa asentados allí. Pero en los nuevos estados era difícil que pudiera perpetuarse cualquier taller de dimensión personal o familiar. El país vivió con intensidad dinámica el mismo proceso que en la vieja Europa había consumido siglos: si el reloj, en 1780, era necesario, no lo sería solo ya para la clase dominante o pudiente, sino para una capa social de mayor espectro, por lo que en seguida se planteó la necesidad de organizar de alguna forma la producción industrial en serie. Para esto, contaban con la capacidad de iniciativa, el ingenio, la organización industrial, etc., capaz de atender a una expectativa de consumo sin parangón en el mundo.

La historia de los primeros fabricantes norteamericanos de relojes, ahora puesta de manifiesto, es apasionante como ninguna otra. Eli Terry empezó copiando los relojes de la Selva Negra, en madera, y de Edward Howard, y sus muchos seguidores.

Ellos fueron los primeros en producir los relojes en serie. Baste decir que los suizos acudieron allí para aprender y aplicar su tecnología de la producción en serie, a fin de adaptarse a los nuevos tiempos.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)