Reloj estilo lepine en níquel y cromo con elegante motivo ecuestre.

 

Catalogación Referencia: MIARB Nº : 631 JDBC

 

 

Siglo XIX, circa 1882.

 

Reloj de bolsillo estilo lepine en níquel y cromo con elegante motivo ecuestre grabado y repujado, que corresponde a un caballo español al galope sobre un tupido bosque.

La caja dispone de pulsador a las XI horas para el cambio horario. La anilla de suspensión, el colgante y la corona ranurada para el sistema de cuerda se sitúan a las XII horas.

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo con numeración romana en esmalte negro. La numeración arábiga para minutos es también en esmalte negro. El segundero está a las VI horas. Las agujas son en latón dorado estilo Luís XIV.

La placa de características es lisa. En la maquinaria, realizada en metal dorado, se ha grabado “Advance” y “Retard”.

 

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.

La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine , Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.

Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.

La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)