Reloj estilo lepine con caja en níquel y cromo de la marca RÍO HERMANOS, únicos importadores de la Habana, Cuba.

(Reloj histórico, al ser obsequio privado del General D. José Ramón Fernández “Gallego”, Vicepresidente de Cuba, al Dr. Barquero en La Habana).


Catalogación Referencia: MIARB Nº: 225 JDBC.

Siglo XIX, circa 1885.

Reloj de bolsillo de la marca RÍO HERMANOS, con caja en níquel y cromo estilo lepine. La anilla de suspensión, la corona y el colgante están situados a las XII horas. Dispone de sistema de remontuar por la corona ranurada y también presenta pulsador para el cambio horario.

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo con numeración romana en esmalte negro para las horas y numeración arábiga para los minutos. Las agujas son en latón dorado, estilo Luís XVI. Entre las IV y las VIII horas, se ha esmaltado en color negro la marca, RÍO HERMANOS, y su logo, que corresponde a un manojo de cinco espigas de trigo atadas en su base y el término “Únicos Importadores”.

La marca y el logo también se han grabado profusamente, así como el nombre de la ciudad, Habana, en la tapa posterior y en la maquinaría, realizada en metal dorado.

Se trata de un reloj histórico, pues perteneció al padre del Excmo. Sr. Don José Ramón Fernández, Vicepresidente de Cuba, conocido en Cuba con el sobrenombre de “Gallego Fernández”, quien obsequió al Dr. José Daniel Barquero con esta pieza, durante la clausura del Congreso Interamericano de Relaciones Públicas, CONFIARP (28-30 de septiembre de 2009), celebrado en La Habana, Cuba. El Dr. Baquero, Presidente del Miarb, asistió a dicho evento como académico invitado, y en esa misma ocasión, conoció al Presidente de Cuba, Fidel Castro y al Vicepresidente, José Ramón Fernández.


José Ramón “Gallego” Fernández Álvarez (Santiago de Cuba, 1923 – La Habana, 2019), militar y político cubano. De padres inmigrantes procedentes de Asturias, se le apoda “Gallego” por ser el sobrenombre con el que tradicionalmente se conocía en Cuba a los procedentes de España o a los descendientes de españoles.<br>

Licenciado en Ciencias Sociales, es uno de los dirigentes revolucionarios fundador de la Escuela Básica Superior, antecesora de la actual Academia Fernández. Recibió formación militar en  Cuba y en Estados Unidos y en 1959, bajo las órdenes de Castro, participó en el desembarco de Playa Girón. En el momento de su fallecimiento, era general de división en la reserva y miembro del Comité Olímpico de Cuba.


Este tipo de escape de áncora es más económico de producir pero sufre un gran desgaste al suprimirse el tren de engranaje y la rueda de centro.

En consecuencia, si bien pueden ser menos duraderos, se consiguió poner en el chaleco de cada ciudadano del mundo un reloj de bolsillo, dejando de ser un lujo y pasando a ser un reloj asequible al abaratarlo tanto en su producción. No es que exista un escape Roskopf, si no que se denomina así a los escapes de relojes con maquinarias dotadas de los elementos mencionados para hacerlos económicos.

“Suiza se incorporó relativamente tarde a la producción relojera, aunque con anterioridad tuvo eminentes artífices que hubieron de realizar su obra en la emigración, como es el caso de Jost Burgui, en el siglo XVII. Curiosamente la paulatina implantación de este arte en el país helvético se produce como si fuese causa de un desplazamiento de la actividad de un país a otro. Las manufacturas se fueron instalando originariamente en el cantón de Neuchatel, por su proximidad a la ciudad libre de Ginebra, que llegó a saturarse con motivo de la expulsión de los hugonotes de Francia.

En 1541, el reformador Jean Calvin (Calvino) que era entonces alcalde de la Villa, prohibió totalmente la confección de joyas religiosas y civiles. Poco después, el Reglamento de los Orfebres de la Villa, de 1556, fue redactado de tal forma que condenó de hecho a desaparecer a estos artesanos, de los que había abundantes y muy competentes en Ginebra.

Pero en la misma época, refugiados extranjeros, expulsados de su país por causa de la Reforma, llegaron de Francia, de Flandes y de Italia, y se refugiaron en Ginebra, la villa de Calvino. Como entre ellos hubo relojeros y las ideas nuevas se acompañan de oficios nuevos, fueron los iniciadores de los artesanos ginebrinos que encontraron en la confección del reloj un nuevo campo de trabajo adecuado para reemplazar su antiguo oficio.

Desde entonces, la relojería se destaca rápidamente de las otras artes ornamentales para llegar a ser una profesión nueva e independiente. A fines de siglo, Ginebra ha adquirido una reputación de excelencia en este campo. Al aumentar en número sin cesar, los relojeros deciden agruparse y reglamentar su profesión. En 1601 la “Maîtrise des horlogèrs de Genéve” será la primera corporación relojera del mundo.

Con la aparición de los primeros relojes de bolsillo con aguja de minutos, la relojería toma el primer lugar entre las industrias de la ciudad. Antes de finalizar el siglo XVII, la relojería ginebrina es tan floreciente que hace escribir a los historiadores de la Villa: “Ginebra está congestionada de relojeros”. De hecho, son más de 500, situación que obliga a algunos de ellos a emigrar a lugares menos saturados: Nyon, Neuchatel, Berna, Basilea y hasta Ispahan, Pekín, etc.

Después de su ocasional anexión a ese país, entre 1788 y 1814, Ginebra se incorpora definitivamente a la Confederación en 1815 y a partir de esa fecha todo es ya reloj suizo.

Nombres como los de Jeanrichard, Jaquet Droz, Ducommun, Perrelet, Courvoissier, Berthoud y Breguet – estos dos últimos triunfadores en París – llenan capítulos interesantísimos de la relojería suiza.

De todos es conocido el rápido desarrollo de la industria relojera suiza, a partir de la época industrial, y hasta nuestros días, que ha abarcado simultánea y sorprendentemente todos los géneros posibles, todas absolutamente las especialidades, desde la relojería de edificio hasta los más minúsculos cronógrafos de pulsera, y que ha producido y produce obras de altísima calidad y compleja mecánica”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)

“Hoy en día la relojería Suiza es sinónimo de calidad, pero curiosamente el prestigio es reciente ya que Suiza se incorporó tarde a la carrera por la producción relojera. No obstante, a lo largo de su historia han destacado muy importantes e insignes relojeros, como es el caso de Jost Burgui en el siglo XVII.

En sus orígenes, la relojería suiza se instala en el cantón de Neuchatel, ya que está próximo a Ginebra, punto de encuentro de todos los relojeros y orfebres que marchan de Francia al ser hugonotes y fueron expulsados”.

(texto extraído del “Diccionario Enciclopédico Profesional de Alta Relojería”, del Prof. Dr. José Daniel Barquero Cabrero; Furtwagen Editores).