Reloj de la marca WALTHAM para el mercado de la masonería.

Catalogación Referencia: MIARB Nº 598 JDBC

Siglo XX, circa 1920

Reloj de bolsillo de la marca norteamericana WALTHAM.

Los orígenes de WALTHAM se inician en el año 1850 en Roxbury, Massachusetss, en el número 34 de Water Street, donde se funda la primera factoría. Howard and Dennison soñaban con producir unos relojes cuyas piezas fueran intercambiables, lo que los haría más económicos pero no de calidad inferior. Empezaron a trabajar con nuevas ideas, como por ejemplo, utilizando joyas, realizando diales y fabricando acero con acabado espejo. Todo ello precisaba de maquinaria nueva y ello conllevaba un gran lastre financiero. Descubrieron que aunque producían todos los relojes con las mismas máquinas y del mismo estilo, cada uno era distinto y tenía sus propios errores particulares. Les llevó meses ajustar sus relojes para que fueran algo mejor que los que ya estaban en el mercado. El primer reloj que sacaron al mercado fue en 1853 y fue denominado Warren, tomando su nombre de un famoso héroe de guerra revolucionario.

En ese mismo año, la Compañía pasó a denominarse the Boston Watch Company y construyeron una nueva fábrica en Waltham, Massachusetts, en Octubre de 1854. Los relojes de esta época salieron al mercado con las marcas “Dennison, Howard & Davis”, “C.T. Parker” y “P.S. Bartlett”. La Boston Watch Company quebró en 1857 y fue vendida en subasta. En Mayo de 1857 se reorganizó como Appleton, Tracy & Co.

En enero de 1859 la Waltham Improvement Co. y la Appleton, Tracy & Co se fusionaron, dando paso a la American Watch Company. En 1860 Lincoln fue elegido presidente, mientras que el país estaba en guerra civil y la American Watch Company afrontaba serios problemas. Había pocas esperanzas de encontrar mercado para los relojes, y la bancarrota volvía ya a estar muy cerca. Así pues, decidieron cortar con los gastos y dejarlos a lo más mínimo posible y mantener la fábrica en funcionamiento.

(Fuente: ‘Complete Price Guide to Watches’; Tom Engle, Richard E. Gilbert y Cooksey Shugart. Tinderbox Press, 2007)

Reloj realizado expresamente para la masonería. Su caja  es lepine sobredorada con el colgante, anilla y corona ranurada a las XII. La caja es lisa y la tapa  posterior  de acceso  directo a la maquinaria.

La esfera es en metal plateado, combinando con la simbología masónica realizada en oro, substituyendo los tradicionales  indicadores arábigos o romanos, y así produciendo una gran suntuosidad al reloj.

La maquinaria ha sido grabada con la siguiente inscripción: A.W.W.CO, Waltham, Mass y con el número de serie: 23.498.845.

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

 

Los primeros relojes que funcionaron en los Estados Unidos tuvieron sus antecedentes en el Reino Unido. A su vez, relojeros emigrantes de origen inglés comenzaron a producir sus relojes al otro lado del Atlántico, aportando nuevas creaciones y patentes.

Más tarde, también los relojeros emigrantes de Alemania y Centroeuropa asentados allí se introdujeron en el sector de la relojería, creando e importando piezas de Europa. Pero en los nuevos estados era difícil que pudiera perpetuarse cualquier tipo de taller de dimensión personal o familiar. El país de los EEUU vivió con intensidad dinámica el mismo proceso que en la vieja Europa había consumido siglos: si el reloj, en 1780, era necesario, no lo sería solo ya para la clase dominante o pudiente, sino para una capa social de mayor espectro, por lo que en seguida se planteó la necesidad de organizar de alguna forma la producción industrial en serie. Para esto, contaban con la capacidad de iniciativa, el ingenio, la organización industrial, etc., capaz de atender a una expectativa de gran consumo sin parangón en el mundo.

La historia de los primeros fabricantes norteamericanos de relojes, ahora puesta de manifiesto, es apasionante como ninguna otra. Eli Terry empezó copiando los relojes de la Selva Negra, en madera, y de Edward Howard, y sus muchos seguidores.

Ellos fueron los primeros en producir los relojes en serie. Baste decir que los suizos acudieron allí para aprender y aplicar su tecnología de la producción en serie, a fin de adaptarse a los nuevos tiempos.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)