Reloj de la marca suiza ZENITH, estilo lepine art-decó.

 

Catalogación Referencia: MIARB Nº: 317 JDBC.

 

 

Siglo XX, circa 1920.

 

Reloj de bolsillo estilo lepine en níquel y cromo con decoración art-decó en su tapa posterior. Sistema de cuerda a remontuar por la corona, al igual que el cambio horario.

La esfera es en metal plateado con numeración arábiga en esmalte negro y segundero a las VI horas. Las agujas son pica de látigo en latón negro. La maquinaria es en metal dorado.

El fundador de ZENITH, Georges Favre-Jacot, revoluciona el modo de producir relojes al reunir bajo un mismo techo todos los oficios relojeros, inventando de esa forma el concepto mismo de manufactura. En 1899 la manufactura lanza su primer cronógrafo de bolsillo. En 1912 Zenith crea instrumentos de a bordo para aviones, automóviles, camiones y trenes. En 1911 La Manufactura de Georges Favre-Jacot adopta definitivamente el nombre de Zenith, en referencia al punto más alto de un astro en el cielo como símbolo del nivel de excelencia que persigue desde los inicios la marca de la estrella. La Manufactura Zenith cuenta con 1000 empleados. En la cuna de la relojería que constituyen Le Locle y la localidad vecina de La Chaux-de-Fonds, se la conoce con el apodo de «la Manufactura de las 2000 manos de oro y plata».

En 1948 Zenith lanza su legendario calibre 135. Este cronómetro de tan sólo 29,3 mm de diámetro para relojes de pulsera está equipado con un segundero pequeño y ganará 235 premios. En 1960  lanza el calibre 5011 K, récord de precisión de su categoría, que equipará a cronómetros marinos, relojes de bolsillo y penduletas, así como al célebre Pilot Montre d’Aéronef Type 20 en una edición limitada. En el año 1969 Zenith crea el primer cronógrafo automático integrado de la historia, que aún sigue siendo el calibre de serie más preciso del mundo. Es el único capaz de medir fracciones de una décima de segundo gracias a su balancín, que oscila a una velocidad de 36.000 alternancias por hora. En el año  2000 Zenith se une al grupo de lujo LVMH.

(Fuente:  https://www.zenith-watches.com/es_es/history)

 

El Art-déco es un movimiento de diseño popular que se desarrolla a partir de 1920 hasta 1939, influyendo en las artes decorativas, entre otras la de la relojería, como es en este caso. Es una amalgama de muchos estilos y movimientos distintos de principios del siglo XX y, a diferencia del “art nouveau”, se inspira en las Primeras Vanguardias: constructivismo, cubismo, futurismo, del propio art nouveau, del que evoluciona, y también del estilo racionalista de la escuela Bauhaus.

 

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

  

“Suiza se incorporó relativamente tarde a la producción relojera, aunque con anterioridad tuvo eminentes artífices que hubieron de realizar su obra en la emigración, como es el caso de Jost Burgui, en el siglo XVII. Curiosamente la paulatina implantación de este arte en el país helvético se produce como si fuese causa de un desplazamiento de la actividad de un país a otro. Las manufacturas se fueron instalando originariamente en el cantón de Neuchatel, por su proximidad a la ciudad libre de Ginebra, que llegó a saturarse con motivo de la expulsión de los hugonotes de Francia.

 En 1541, el reformador Jean Calvin (Calvino) que era entonces alcalde de la Villa, prohibió totalmente la confección de joyas religiosas y civiles. Poco después, el Reglamento de los Orfebres de la Villa, de 1556, fue redactado de tal forma que condenó de hecho a desaparecer a estos artesanos, de los que había abundantes y muy competentes en Ginebra.

 Pero en la misma época, refugiados extranjeros, expulsados de su país por causa de la Reforma, llegaron de Francia, de Flandes y de Italia, y se refugiaron en Ginebra, la villa de Calvino. Como entre ellos hubo relojeros y las ideas nuevas se acompañan de oficios nuevos, fueron los iniciadores de los artesanos ginebrinos que encontraron en la confección del reloj un nuevo campo de trabajo adecuado para reemplazar su antiguo oficio.

 Desde entonces, la relojería se destaca rápidamente de las otras artes ornamentales para llegar a ser una profesión nueva e independiente. A fines de siglo, Ginebra ha adquirido una reputación de excelencia en este campo. Al aumentar en número sin cesar, los relojeros deciden agruparse y reglamentar su profesión. En 1601 la “Maîtrise des horlogèrs de Genéve” será la primera corporación relojera del mundo.

 Con la aparición de los primeros relojes de bolsillo con aguja de minutos, la relojería toma el primer lugar entre las industrias de la ciudad. Antes de finalizar el siglo XVII, la relojería ginebrina es tan floreciente que hace escribir a los historiadores de la Villa: “Ginebra está congestionada de relojeros”. De hecho, son más de 500, situación que obliga a algunos de ellos a emigrar a lugares menos saturados: Nyon, Neuchatel, Berna, Basilea y hasta Ispahan, Pekín, etc.

 Después de su ocasional anexión a ese país, entre 1788 y 1814, Ginebra se incorpora definitivamente a la Confederación en 1815 y a partir de esa fecha todo es ya reloj suizo.

 Nombres como los de Jeanrichard, Jaquet Droz, Ducommun, Perrelet, Courvoissier, Berthoud y Breguet – estos dos últimos triunfadores en París – llenan capítulos interesantísimos de la relojería suiza.

 De todos es conocido el rápido desarrollo de la industria relojera suiza, a partir de la época industrial, y hasta nuestros días, que ha abarcado simultánea y sorprendentemente todos los géneros posibles, todas absolutamente las especialidades, desde la relojería de edificio hasta los más minúsculos cronógrafos de pulsera, y que ha producido y produce obras de altísima calidad y compleja mecánica”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)

 

“Hoy en día la relojería Suiza es sinónimo de calidad, pero curiosamente el prestigio es reciente ya que Suiza se incorporó tarde a la carrera por la producción relojera. No obstante, a lo largo de su historia han destacado muy importantes e insignes relojeros, como es el caso de Jost Burgui en el siglo XVII.

En sus orígenes, la relojería suiza se instala en el cantón de Neuchatel, ya que está próximo a Ginebra, punto de encuentro de todos los relojeros y orfebres que marchan de Francia al ser hugonotes y fueron expulsados”.

(texto extraído del “Diccionario Enciclopédico Profesional de Alta Relojería”, del Prof. Dr. José Daniel Barquero Cabrero; Furtwagen Editores).