Reloj de la marca L. Manillet Besancon, caja Lepine en oro de 18 kl.
Catalogación Referencia: MIARB Nº 798 JDBC
- DATACIÓN HISTÓRICA
Siglo XIX, circa 1890
- PAÍS: Francia
- DESCRIPCIÓN:
Reloj joya de dama de la marca L. Manillet, fabricant a Besancon nº 9-11 passage Hotel Dieu Lyon, producido por Le Coultre y grabado así en la placa de características y en la máquina.
La caja es estilo Lepine en oro con elegante bisel anterior y posterior a rombos chatos. En el centro de su tapa posterior se ha producido un elegante diseño interior de elegante decoración grabada con motivos vegetales y florales sobre un grabado Guilloche, lineal en el que también se ha puesto el escudo de características para las iniciales de la propietaria.
- CALIBRE: Redondo a revolver.
- ESCAPE: El escape de cilindro fue inventado por el maestro relojero Graham, en el año 1720.
Supuso una mejora substancial con respecto al escape de rueda catalina, y en su última época el de cilindro es coetáneo con el de áncora.
El cilindro tiene forma de diminuto tubito de acero bruñido y provisto de una hendidura o muesca en la que penetran los dientes de la rueda, estando los dos extremos del cilindro cerrados por dos taponcitos de acero.
- VOLANTE: Anular.
- HISTORIA DE LA RELOJERÍA FRANCESA:
“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.
La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine , Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.
Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.
La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.
(Texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)