Reloj de la marca ELGIN con caja saboneta en oro a 3 colores de 14 Kl. y diamante central.

 

Catalogación Referencia: MIARB Nº 974 JDBC

 

 

Siglo XX, circa 1911.

 

Reloj de bolsillo de la marca ELGIN con caja saboneta en oro a 3 colores de 14 Kl., amarillo, rosa y blanco. En ambas tapas se ha grabado y repujado distintos motivos vegetales y florales. En la tapa posterior se ha engastado un diamante en su centro.

La placa de características  es lisa en oro amarillo. En el interior de la tapa posterior se ha grabado el número 199.475.

El sistema de cuerda y el cambio horario es a corona. El colgante, la anilla de suspensión y la corona están a las III horas.

La esfera  es en esmalte blanco sobre cobre convexo con  numeración arábiga para horas y minutos, y las agujas son en latón dorado estilo Luís XVI. Dispone de segundero a las VI.

En la maquinaria se ha grabado el “Nº de serie: 16.609.354, ELGIN, USA, Seven Jewels”.

La firma ELGIN surge en la primavera de 1864, cuando media docena de empresarios de Chicago decidieron que si Massachussets podía tener una fábrica que construyera relojes, Illinois también podría. En agosto de ese mismo año, el mencionado consorcio, incluyendo al entonces alcalde de Chicago, Benjamin W. Raymond, compró una granja abandonada a 30 millas al norte de Chicago y construyó allí una fábrica de relojes. Después de un año de diseño y construcción de tornos y máquinas para lograr niveles de precisión aparentemente imposibles, un equipo de relojeros y mecánicos produjo su primer movimiento de reloj de bolsillo que se denominó “B.W. Raymond” en honor al alcalde. El reloj era exquisito y con él nacía la ELGIN NATIONAL WATCH COMPANY.

En 1910 la obsesión de ELGIN por la precisión se había extendido por todo el mundo. Los ingenieros de ELGIN construyeron su propio observatorio para mantener tiempos científicamente precisos en sus relojes.

Durante la Segunda Guerra Mundial toda la industria civil fue detenida y la Compañía se trasladó a la industria de la defensa, fabricando relojes militares, cronómetros, fusiles de artillería, altímetros y otros instrumentos destinados a la aviación y rodamientos de zafiro utilizados para mejorar la puntería de los cañones de artillería.

Mientras que su altruismo era vital para la guerra, el patriotismo de ELGIN irónicamente abrió una oportunidad para los suizos. En 1964, después de una década a mediados de siglo que vió el resurgimiento de las series de élite “Señor y Lady Elgin”, la fábrica de ELGIN cerró sus puertas. A lo largo de un siglo, en el Norte de Chicago, había producido la mitad de todos los relojes de bolsillo y de pulsera fabricados en los Estados Unidos.

 

El cilindro tiene forma de diminuto tubito de acero bruñido y provisto de una hendidura o muesca en la que penetran los dientes de la rueda, estando los dos extremos del cilindro cerrados por dos taponcitos de acero.

 

Los primeros relojes que funcionaron en los Estados Unidos tuvieron sus antecedentes en el Reino Unido. A su vez, relojeros emigrantes de origen inglés comenzaron a producir sus relojes al otro lado del Atlántico, aportando nuevas creaciones y patentes.

Más tarde, también los relojeros emigrantes de Alemania y Centroeuropa asentados allí se introdujeron en el sector de la relojería, creando e importando piezas de Europa. Pero en los nuevos estados era difícil que pudiera perpetuarse cualquier tipo de taller de dimensión personal o familiar. El país de los EEUU vivió con intensidad dinámica el mismo proceso que en la vieja Europa había consumido siglos: si el reloj, en 1780, era necesario, no lo sería solo ya para la clase dominante o pudiente, sino para una capa social de mayor espectro, por lo que en seguida se planteó la necesidad de organizar de alguna forma la producción industrial en serie. Para esto, contaban con la capacidad de iniciativa, el ingenio, la organización industrial, etc., capaz de atender a una expectativa de gran consumo sin parangón en el mundo.

La historia de los primeros fabricantes norteamericanos de relojes, ahora puesta de manifiesto, es apasionante como ninguna otra. Eli Terry empezó copiando los relojes de la Selva Negra, en madera, y de Edward Howard, y sus muchos seguidores.

Ellos fueron los primeros en producir los relojes en serie. Baste decir que los suizos acudieron allí para aprender y aplicar su tecnología de la producción en serie, a fin de adaptarse a los nuevos tiempos.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)