Reloj de grandes dimensiones (7cm de diámetro) del maestro relojero francés DAMOUR en caja de oro 18Kl. Dispone de calendario y sonería a campana.

Catalogación Referencia: MIARB Nº 327 JDBC

Siglo XVIII, circa 1740.

Maestro relojero francés DAMOUR de París. Se trata de un importante reloj, de grandes dimensiones, con 7cm de diámetro, en oro de 18 Kl estilo lepine de escape de rueda catalina. Está dotado de una gran campana para la sonería a petición, que incluso presenta la opción muda que repica sin excesivo ruido, dotado además de calendario e indicación horaria. Estas características suponían todo un adelanto científico para la época.

En la pletina, aparece grabado el nombre del maestro relojero: DAMOUR a Paris, quien aparece catalogado por Brian Loomes en “Watchmakers and Clockmakers of the World”, (complete 21st Century Edition).

El tipo de cuerda es a remontuar por llave.

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo y las agujas son estilo flor de lis en oro de 18Kl, con una tercera aguja o pelo en latón negro que nos indica el día del mes.

Este reloj está catalogado en la “Enciclopedia del Reloj”, pág. 284, del Dr. José Daniel Barquero, editada por Amat Editores.

Dicha pieza, como su nombre indica, es un escape de paletas dentro del grupo de los de retroceso. En España, a este tipo de escape se le denomina escape de rueda catalina.

 

 

“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.

La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine , Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.

Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.

La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)