Reloj de caballero estilo lepine astronómico, con inusual esmalte rosa, para el mercado de habla castellana.

Catalogación Referencia: MIARB Nº 233 JDBC

 

 

 

Siglo XIX, circa 1880.

 

Reloj astronómico, obra de maestro relojero francés, de fases lunares, para el mercado inusual de habla castellana (España y América latina), con indicación incluso del día, mes y día de la semana en castellano; muy buscado por el coleccionismo.

Como reloj astronómico, reciben este calificativo todos los relojes, aún de bolsillo, que señalan, además de la hora, el calendario, las fases de la luna y algunos incluso el zodíaco.

La caja del reloj es de aleación de níquel y cromo, contrastada con el número de producción 30.293 en su tapa interior. Dispone de cuatro pequeños orificios, dos en cada lateral de la carrura, al lado de la corona, que al presionarlos con un objeto punzante permite el cambio de las indicaciones de los servicios informativos astronómicos de cada una de las subesferas.

La esfera, en esmalte blanco sobre cobre convexo, dispone de triple calendario con indicación lunar, en la que están integradas decoraciones vegetales profusamente trabajadas en oro. En el centro de la esfera, destaca una circunferencia que se inicia debajo del perímetro de la numeración, en esmalte rosa oscuro, hasta el centro del reloj resaltando la belleza del mismo. La numeración horaria es romana en esmalte negro y la numeración de los minutos que la rodea es arábiga en esmalte negro.

Esta esfera dispone de cuatro pequeñas subesferas perfectamente distribuidas en cruz, con agujas en latón dorado en forma de flecha que nos señalan en castellano sus prestaciones, siendo este idioma no muy frecuente. Las agujas nos indican los meses, día de la semana y día del mes, así como la fase lunar. Las agujas de indicación horaria son “HR. Spade, Min. Whip” en latón color azul cobalto.

Desde el siglo XVI, una de las primeras complicaciones que se añaden al mundo de la relojería son las fases lunares y los días del mes. La forma de la ventana de la indicación lunar es de media esfera, informando de las fases lunares con la rotación de un disco en el que aparece la luna nueva y la luna llena con estrellas entre estas lunas.

En este reloj, el sistema remontuar es por la corona, ranurada a las XII horas, y el cambio horario a pulsador. Máquina de latón dorado. El indicador del regulador está marcado por Advance y Retard. Si se dirige la aguja dorada hacia Advance el reloj se acelera y si se dirige a Retard se retrasa. Por lo general, si el reloj fuese anglosajón pondría Fast (rápido) o Slow (despacio), omitiendo Advance o Retard, y si fuese suizo, por lo general, ambos.

 

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.

La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine , Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.

Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.

La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)