Reloj de bolsillo «Union Ouvrière Charquemont Doubs.
Catalogación Referencia: MIARB Nº 1.489 JDBC.
DATACIÓN HISTÓRICA DE LA FECHA DEL RELOJ:
Siglo XX,circa año 1910.
NOTICIAS COETÁNEAS A LA CONSTRUCCIÓN DEL RELOJ:
1. Gran Inundación de París (enero-febrero 1910): París sufrió una de sus peores inundaciones históricas. El río Sena se desbordó masivamente, alcanzando niveles récord. La crecida paralizó la ciudad durante semanas, inundando calles, estaciones de metro y edificios, obligando a miles a evacuar sus hogares. No hubo muchas muertes directas, pero el impacto económico y social fue inmenso.
2. Muerte del Rey Eduardo VII del Reino Unido (6 de mayo de 1910): El rey Eduardo VII, monarca del Reino Unido e hijo de la Reina Victoria, falleció a la edad de 68 años. Su muerte marcó el fin de la era eduardiana y su hijo, Jorge V, ascendió al trono. Su funeral fue uno de los mayores eventos de reunión de la realeza europea antes de la Primera Guerra Mundial.
3. Primer Vuelo Transalpino Exitoso (23 de septiembre de 1910): El aviador peruano-francés Jorge Chávez Dartnell (Georges Chávez) logró cruzar los Alpes en avión, volando desde Ried-Brig (Suiza) hasta Domodossola (Italia). Aunque la hazaña fue un triunfo de la aviación, Chávez sufrió un accidente fatal al aterrizar y falleció días después debido a sus heridas.
4. Portugal se Declara República (5 de octubre de 1910): Tras un levantamiento republicano en Lisboa, la monarquía portuguesa fue derrocada. El rey Manuel II y la familia real huyeron al exilio, y Portugal se estableció como una república. Este evento puso fin a siglos de monarquía en el país.
5. Primer Vuelo de Avión con Pasajero a Bordo (enero 1910): El aviador francés Henri Farman realizó el primer vuelo oficial con un pasajero a bordo. Despegó con Mario Piacenza y voló durante aproximadamente 10 kilómetros en un biplano Voisin en Mourmelon, Francia, marcando un hito en la aviación comercial.
6. Cometa Halley Visible (Abril-Mayo 1910): El famoso cometa Halley hizo su aparición y fue ampliamente visible en todo el mundo. Su paso generó gran expectación y, en algunos lugares, preocupación por supersticiones sobre el fin del mundo, especialmente cuando la Tierra pasó a través de su cola. Los astrónomos tranquilizaron a la población sobre la inofensividad del evento.
PAÍS DE CONSTRUCCIÓN DEL RELOJ:
Francia.
DESCRIPCIÓN DEL RELOJ:
Este reloj es un homenaje a los pescadores de principios del siglo XX en Charquemont, la pesca de río existía y era importante para la vida local, pero no era una «industria» en el sentido moderno del término, sino más bien una práctica artesanal integrada en la subsistencia rural y que convivía con el auge de la actividad relojera en la región comercializando la misma pesca en los mercados. Los pescadores principalmente sacaban de esas aguas: Trucha común, Tímalo común, Lucio, Lucioperca, Perca, Carpa, Salmón (aunque su presencia pudo ser menos habitual en algunos tramos). Sin embargo, este reloj es un justo homenaje a aquellos relojeros que compaginaban la pesca y la relojería y a tal efecto se ha repujado en una bonita escena repujada de un pescador con caña.
El estilo del reloj es lepine con la corona ranurada el colgante y la anilla de suspensión a las XII. La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo con numeración arábiga en esmalte negro el segundero está a las VI. Las agujas son estilo Luis XVI en latón dorado. El sistema de cambio horario es a pulsador a las XII. En la placa de características se ha grabado «Unión Ouvrière Charquemont Doubs» y en la maquinaria se ha grabado:” Union Ouvrière”
HISTORIA O ANTECEDENTES DE LA MARCA O MAESTRO RELOJERO QUE REALIZÓ ESTE RELOJ:
Charquemont, Doubs: Un Epicentro Relojero del Jura y el Legado de la Unión Ouvrière
La comuna de Charquemont, en la provincia francesa de Doubs, se erige como un paradigma de la profunda interconexión entre la geografía montañosa, la innovación artesanal y el desarrollo socioeconómico en la región del Jura. Su historia, intrínsecamente ligada a la evolución de la relojería, no solo ilustra el auge y la transformación de una industria de precisión, sino que también revela la efervescencia de un movimiento obrero organizado, ejemplificado por la notable Union Ouvrière de Charquemont.
Orígenes y la Génesis de la Actividad Relojera:
Situada en el corazón del macizo del Jura, Charquemont comparte con sus homólogas suizas y francesas un origen rural, donde la subsistencia se basaba en la agricultura, la ganadería y la explotación forestal. Las duras condiciones climáticas y la necesidad de fuentes de ingresos complementarias propiciaron, a partir del siglo XVII, la adopción gradual de la relojería como actividad invernal. Este sistema de établissage o «putting-out system», característico del Jura, permitía a los agricultores-relojeros especializarse en la producción de componentes específicos –ruedas, piñones, puentes, cajas– que luego eran ensamblados en talleres más grandes o en centros urbanos relojeros cercanos como Morteau o, cruzando la frontera, La Chaux-de-Fonds. Esta división del trabajo y la maestría en la fabricación de piezas diminutas sentaron las bases para la futura consolidación industrial.
El Apogeo del Siglo XIX y la Consolidación Industrial:
El siglo XIX marcó el cenit de la relojería en Charquemont. La creciente demanda de relojes a nivel global, impulsada por la Revolución Industrial y la emergencia de una clase media, transformó la comuna. De una economía predominantemente agraria, Charquemont evolucionó hacia un vibrante centro de manufactura. Pequeños talleres familiares proliferaron, a menudo especializados en la creación de movimientos completos o en la producción de componentes de alta precisión. La reputación de los artesanos de Charquemont se forjó en la excelencia del mecanizado, el grabado y el esmaltado, convirtiendo la localidad en un eslabón indispensable en la compleja cadena de suministro relojera regional. La formación de aprendices, ya sea in situ o en los prestigiosos centros suizos, aseguró la continuidad y la transmisión de un savoir-faire generacional, con muchos jóvenes emigrando y diseminando la pericia relojera de Charquemont por Europa y el mundo.
El Siglo XX: Desafíos, Transformación y la Emergencia Obrera:
El cambio de siglo trajo consigo la tensión entre la tradición artesanal y la inminente industrialización a gran escala. Mientras que algunos talleres de Charquemont lograron modernizarse, adoptando nuevas maquinarias y procesos productivos, otros lucharon por mantener su nicho frente a la producción en masa. Las dos Guerras Mundiales, con sus interrupciones en la producción y sus efectos demográficos, también dejaron una huella profunda. Sin embargo, más allá de las vicisitudes económicas, el desarrollo relojero de Charquemont fue igualmente un catalizador para la organización laboral.
La intensa actividad relojera, que a menudo implicaba largas jornadas, salarios variables y condiciones laborales exigentes, condujo a la formación de asociaciones y sindicatos. En este contexto surgió la Unión Ouvrière de Charquemont, un organismo fundamental para la defensa de los derechos de los trabajadores en la comuna. Aunque la documentación específica sobre su fundación y desarrollo preciso puede ser fragmentada, la emergencia de tales uniones en las comunidades relojeras del Jura era una respuesta natural a las dinámicas del capitalismo industrial. Estas organizaciones buscaban la mejora de salarios, la reducción de jornadas laborales, la seguridad en el trabajo y la protección social para sus miembros. La Unión Ouvrière de Charquemont, al igual que sus contrapartes en Morteau o Maîche, probablemente jugó un papel crucial en la negociación colectiva y en la articulación de las demandas de los obreros relojeros, contribuyendo a la cohesión social y a la configuración de una conciencia de clase en una región tradicionalmente conservadora. Su existencia subraya que la historia relojera no es solo una narrativa de innovación técnica, sino también de luchas sociales y de la búsqueda de justicia laboral.
La «crisis del cuarzo» en la década de 1970 representó un golpe devastador para la relojería mecánica tradicional, y Charquemont no fue inmune a sus efectos. Numerosos talleres y fábricas cerraron, forzando una reconversión económica y la diversificación de la industria.
Legado y Perspectivas Actuales:
Hoy, aunque la relojería ya no ostenta el mismo dominio económico, el legado de esta industria y de sus movimientos obreros es ineludible en Charquemont. La arquitectura local, con sus característicos edificios de grandes ventanas para maximizar la luz en los talleres, sirve como un recordatorio tangible de su pasado relojero. La memoria histórica se preserva a través de relatos familiares, herramientas antiguas y piezas de relojería. La pericia en el mecanizado de precisión, nacida de la relojería, ha permitido a algunas empresas reconvertirse y prosperar en otras industrias, manteniendo una conexión sutil con sus orígenes.
La historia de Charquemont, con su doble hilo de excelencia relojera y organización obrera a través de la Unión Ouvrière, ofrece una valiosa perspectiva sobre la evolución de las sociedades industriales del Jura. Es un testimonio de cómo las comunidades pueden adaptarse a los desafíos económicos, al tiempo que defienden los derechos y el bienestar de sus trabajadores, forjando un patrimonio que sigue resonando en el presente.
Imágenes de la «Union Ouvrière de Charquemont» que operó como fábrica de relojería.
FOTOGRAFÍAS O IMÁGENES HISTÓRICAS DE LA ÉPOCA EN LA QUE SE UTILIZABA ESTE RELOJ:
CALIBRE DEL RELOJ:
El calibre de este reloj es redondo a puentes.
Los relojes de bolsillo abarcan una amplia gama de calibres, desde los más antiguos como el catalino el semicatalino a los básicos como el calibre Roskopf, hasta los más avanzados como el calibre tourbillon. Cada uno de estos calibres refleja diferentes enfoques para la medición del tiempo, adaptados a las necesidades tecnológicas, económicas y sociales de su época.
En relojería, el término calibre hace referencia al diseño o tipo de movimiento interno de un reloj, incluidas las dimensiones, disposición y componentes del mecanismo. En el caso de los relojes de bolsillo, hubo una amplia variedad de calibres desarrollados a lo largo de los siglos XIX y principios del XX, adaptados a distintas necesidades y estilos.
TIPO DE ESCAPE DEL RELOJ:
ESCAPE DE RELOJ DE BOLSILLO DE ÁNCORA :
El escape de áncora es uno de los mecanismos más comunes en los relojes mecánicos y su función principal es controlar la liberación de la energía del muelle motor al tren de engranajes del reloj. Este mecanismo convierte el movimiento giratorio continuo de los engranajes en impulsos regulares que permiten que el reloj marque el tiempo de manera precisa.
Componentes principales del escape de áncora:
1. Áncora: Es una pieza en forma de «T» que oscila de un lado a otro. Sus dos extremos, llamados «paletas», interactúan con los dientes de la rueda de escape.
2. Rueda de escape: Es un engranaje con dientes en ángulo que interactúa con la áncora. Cada vez que la áncora oscila, libera un diente de la rueda de escape, permitiendo un pequeño giro de esta.
3. Volante: Está conectado al escape a través de un muelle espiral, regulando las oscilaciones y manteniendo el movimiento constante.
Funcionamiento:
Cuando el muelle motor libera energía, esta se transfiere al tren de engranajes del reloj. La rueda de escape gira, pero su movimiento está controlado por la áncora, que libera los dientes de la rueda de escape en intervalos regulares. Este movimiento proporciona impulsos al volante, que oscila de un lado a otro, y en cada oscilación la áncora bloquea y desbloquea la rueda de escape. Este sistema asegura que el reloj avance de manera controlada y precisa.
El escape de áncora es fundamental para garantizar la precisión de los relojes mecánicos, ya que regula el flujo de energía y asegura que el reloj no se mueva demasiado rápido o demasiado lento.
TIPO DE VOLANTE DEL RELOJ:
Volante anular liso.
Dentro de la maquinaria de un reloj mecánico, el órgano regulador tiene por objeto transformar la energía suministrada por el tren de rodaje en oscilaciones periódicas que gobiernan el avance de las agujas. En este contexto, el volante constituye el elemento oscilador por excelencia. El volante anular, definido por su geometría de aro cerrado, se caracteriza por un reparto homogéneo de la masa en torno al eje de oscilación, lo que genera un elevado momento de inercia. Esta propiedad asegura una mayor estabilidad isócrona frente a perturbaciones menores, aunque a costa de requerir mayor aporte energético desde el escape.
El volante anular macizo fue empleado ya en los relojes portátiles del siglo XVII y se consolidó como estándar en la relojería de bolsillo de los siglos XVIII y XIX. Su principal limitación técnica radicaba en la sensibilidad térmica: la dilatación del metal alteraba el diámetro efectivo y, por ende, la frecuencia. Para corregir esta deficiencia, Abraham-Louis Breguet introdujo a finales del siglo XVIII el volante bimetálico cortado, cuyo aro, formado por láminas de acero y latón, incorporaba ranuras de dilatación que permitían una compensación dinámica frente a la variación de temperatura. Este avance fue clave en el desarrollo de los cronómetros marinos y estableció un estándar técnico que se mantuvo hasta el siglo XX.
En paralelo, la búsqueda de precisión condujo a la implementación de volantes con tornillos de regulación. Estos incorporaban en la periferia pequeños tornillos de latón, oro o platino que permitían variar el momento de inercia y equilibrar dinámicamente el oscilador. Charles Édouard Guillaume, premio Nobel de Física en 1920, desarrolló una aleación de hierro y níquel conocida como Invar, y posteriormente Elinvar, que revolucionó la relojería al ofrecer una elasticidad prácticamente invariable frente a la temperatura. Con la introducción de estas aleaciones, la necesidad del volante cortado desapareció, dando paso a volantes anulares macizos con comportamiento térmico estable.
En la relojería contemporánea, firmas como Rolex y Patek Philippe perfeccionaron el concepto del volante anular mediante sistemas de inercia variable. Rolex patentó su volante Microstella (patente suiza CH 356.934, de 1961), con microtornillos interiores que permiten ajustar la inercia sin alterar la masa global. Patek Philippe, por su parte, desarrolló el sistema Gyromax en 1951, en el que pequeñas masas pivotantes dispuestas radialmente permiten una regulación extremadamente precisa y aerodinámicamente más eficiente. Estos sistemas eliminaron la necesidad de raquetas de ajuste y se consolidaron como referentes en la alta relojería suiza.
La evolución reciente ha incorporado nuevos materiales y arquitecturas. El empleo de silicio monocristalino, introducido en relojería a principios del siglo XXI (Ulysse Nardin, 2001; Patek Philippe, 2005), ha permitido diseñar volantes ultraligeros, antimagnéticos y con coeficientes de dilatación prácticamente nulos. Asimismo, algunos fabricantes han explorado volantes esqueletados o con geometrías complejas optimizadas mediante simulaciones computacionales para minimizar la resistencia aerodinámica y mejorar la eficiencia energética.
HISTORIA DEL PAÍS EN EL QUE SE CONSTRUYÓ ESTE RELOJ:
RELOJERIA SUIZA:
La relojería suiza tiene una historia rica y fascinante que se remonta a varios siglos atrás. Aunque la fabricación de relojes se practicaba en Suiza desde la Edad Media, fue durante el siglo XVI que la industria comenzó a desarrollarse de manera significativa. En ese momento, muchos protestantes franceses que huían de la persecución religiosa se establecieron en Suiza y trajeron consigo sus habilidades en la relojería.
Durante los siglos XVII y XVIII, la relojería suiza experimentó un crecimiento notable, con la creación de talleres especializados y la introducción de nuevas técnicas y herramientas. La región de Neuchâtel, en particular, se convirtió en un importante centro de producción de relojes.
En el siglo XIX, la relojería suiza experimentó una revolución industrial, con la introducción de maquinaria especializada y la adopción de métodos de producción en serie. Este período también vio el desarrollo de la precisión en la relojería, con la invención del tourbillon por Abraham-Louis Breguet en 1801 y la creación de movimientos cada vez más precisos y complicados.
Durante el siglo XX, la relojería suiza enfrentó varios desafíos, incluida la competencia de los relojes de cuarzo japoneses en la década de 1970. Sin embargo, la industria suiza logró adaptarse y mantener su reputación de excelencia y calidad artesanal. La introducción de nuevos materiales y tecnologías, junto con un enfoque continuo en la innovación y el diseño, ha permitido que la relojería suiza siga siendo líder en el mercado mundial de relojes de alta gama.
Hoy en día, Suiza es conocida como la capital mundial de la relojería, con una industria próspera que abarca desde marcas de lujo reconocidas a nivel mundial hasta pequeños talleres independientes. La relojería suiza es apreciada en todo el mundo por su precisión, calidad y artesanía excepcional.
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