Reloj de bolsillo lepine en plata de ley de la marca Aurore.

Catalogación Referencia: MIARB Nº 1.254 JDBC.

DATACIÓN HISTÓRICA: Siglo XIX, circa 1897

    1 -NOTICIAS COETÁNEAS A LA CONSTRUCCIÓN DEL RELOJ:

    Algunas noticias importantes del año 1897 incluyen:

    1. Descubrimiento del radio: En marzo de 1897, el físico británico J.J. Thomson descubrió el electrón, una partícula subatómica fundamental, mientras investigaba los rayos catódicos. Este descubrimiento sentó las bases para el desarrollo de la teoría atómica y la física moderna.

    2. La expedición de la Primera vuelta al mundo en globo: En 1897, el periodista y explorador estadounidense Nellie Bly completó su viaje alrededor del mundo en 72 días, estableciendo un nuevo récord mundial y superando el récord ficticio de Phileas Fogg de la novela «La vuelta al mundo en ochenta días» de Julio Verne.

    3. La coronación del Zar Nicolás II de Rusia: El 26 de mayo de 1897, Nicolás II fue coronado zar de Rusia en una fastuosa ceremonia en Moscú. Su reinado estuvo marcado por importantes eventos como la Revolución Rusa de 1905 y la posterior caída de la dinastía Romanov en 1917.

    Estos son solo algunos ejemplos de eventos significativos que ocurrieron en 1897, un año marcado por importantes descubrimientos científicos, hazañas en la exploración y eventos políticos.

    Reloj de bolsillo lepine en plata de ley de la marca Aurore con el colgante, anilla de suspensión y corona ranurada a las 12 así como pulsador lateral a las 11.

    La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo con numeración arábiga en esmalte negro y segundero a las 6. Las agujas son de estilo pica de látigo en latón azul cobalto metalizadas. En la indicación horaria de las 12 se ha esmaltado el logotipo en esmalte negro y la marca.

    Calibre redondo a puentes estilo revolver

    El escape de cilindro fue inventado por el maestro relojero Graham, en el año 1720. Supuso una mejora substancial con respecto al escape de rueda catalina, y en su última época el de cilindro es coetáneo con el de áncora.

    El cilindro tiene forma de diminuto tubito de acero bruñido y provisto de una hendidura o muesca en la que penetran los dientes de la rueda, estando los dos extremos del cilindro cerrados por dos taponcitos de acero.

    “Suiza se incorporó relativamente tarde a la producción relojera, aunque con anterioridad tuvo eminentes artífices que hubieron de realizar su obra en la emigración, como es el caso de Jost Burgui, en el siglo XVII. Curiosamente la paulatina implantación de este arte en el país helvético se produce como si fuese causa de un desplazamiento de la actividad de un país a otro. Las manufacturas se fueron instalando originariamente en el cantón de Neuchatel, por su proximidad a la ciudad libre de Ginebra, que llegó a saturarse con motivo de la expulsión de los hugonotes de Francia.

    En 1541, el reformador Jean Calvin (Calvino) que era entonces alcalde de la Villa, prohibió totalmente la confección de joyas religiosas y civiles. Poco después, el Reglamento de los Orfebres de la Villa, de 1556, fue redactado de tal forma que condenó de hecho a desaparecer a estos artesanos, de los que había abundantes y muy competentes en Ginebra.

    Pero en la misma época, refugiados extranjeros, expulsados de su país por causa de la Reforma, llegaron de Francia, de Flandes y de Italia, y se refugiaron en Ginebra, la villa de Calvino. Como entre ellos hubo relojeros y las ideas nuevas se acompañan de oficios nuevos, fueron los iniciadores de los artesanos ginebrinos que encontraron en la confección del reloj un nuevo campo de trabajo adecuado para reemplazar su antiguo oficio.

    Desde entonces, la relojería se destaca rápidamente de las otras artes ornamentales para llegar a ser una profesión nueva e independiente. A fines de siglo, Ginebra ha adquirido una reputación de excelencia en este campo. Al aumentar en número sin cesar, los relojeros deciden agruparse y reglamentar su profesión. En 1601 la “Maîtrise des horlogèrs de Genéve” será la primera corporación relojera del mundo.

    Con la aparición de los primeros relojes de bolsillo con aguja de minutos, la relojería toma el primer lugar entre las industrias de la ciudad. Antes de finalizar el siglo XVII, la relojería ginebrina es tan floreciente que hace escribir a los historiadores de la Villa: “Ginebra está congestionada de relojeros”. De hecho, son más de 500, situación que obliga a algunos de ellos a emigrar a lugares menos saturados: Nyon, Neuchatel, Berna, Basilea y hasta Ispahan, Pekín, etc.

    Después de su ocasional anexión a ese país, entre 1788 y 1814, Ginebra se incorpora definitivamente a la Confederación en 1815 y a partir de esa fecha todo es ya reloj suizo.

    Nombres como los de Jeanrichard, Jaquet Droz, Ducommun, Perrelet, Courvoissier, Berthoud y Breguet – estos dos últimos triunfadores en París – llenan capítulos interesantísimos de la relojería suiza.

    De todos es conocido el rápido desarrollo de la industria relojera suiza, a partir de la época industrial, y hasta nuestros días, que ha abarcado simultánea y sorprendentemente todos los géneros posibles, todas absolutamente las especialidades, desde la relojería de edificio hasta los más minúsculos cronógrafos de pulsera, y que ha producido y produce obras de altísima calidad y compleja mecánica”.

    (Texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)

    “Hoy en día la relojería Suiza es sinónimo de calidad, pero curiosamente el prestigio es reciente ya que Suiza se incorporó tarde a la carrera por la producción relojera. No obstante, a lo largo de su historia han destacado muy importantes e insignes relojeros, como es el caso de Jost Burgui en el siglo XVII.

    En sus orígenes, la relojería suiza se instala en el cantón de Neuchatel, ya que está próximo a Ginebra, punto de encuentro de todos los relojeros y orfebres que marchan de Francia al ser hugonotes y fueron expulsados”.

    (Texto extraído del “Diccionario Enciclopédico Profesional de Alta Relojería”, del Prof. Dr. José Daniel Barquero Cabrero; Furtwagen Editores).