Reloj de bolsillo lepine de la marca Rockford dotado de patente en 1888, con inusual caja efecto mariposa y de la compañía E.A Muckle

 

Catalogación Referencia: MIARB Nº 784 JDBC

 

 

Siglo XIX   circa  1888

Reloj de bolsillo lepine de la marca Rockford que pertenece a la compañía E.A. Mucle, quien consigue la patente en abril de 1888.

La Compañía estadounidense fundada en 1873. Siendo en el año 1896 cuando pasa a denominarse Rockford Watch Company LTD, cerrando en 1915 habiendo producido algo más de un millón de relojes. Los Relojes Rockford siempre habían sido comercializados por su gran precisión a los ferroviarios. De hecho, había un modelo de para ferroviarios de 1882 de cronómetro.

La caja ha sido acuñada en su interior con el nº 26162 y la marca Rockford.

La esfera  en esmalte blanco sobre cobre convexo con numeración horaria romana en esmalte negro con el colgante,  anilla de suspensión y corona ranurada a las III.

Los minutos han sido dispuestos de 5 en 5 encima  de la indicación horaria, en este caso en pequeña numeración arábiga.

La marca Rockord ha sido esmaltada en negro entre las XI y las I.

Las agujas son en pica de látigo en latón negro.

La maquinaria es en metal dorado y se ha grabado Rockford y el nº de serie: 364273.

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

 Los primeros relojes que funcionaron en los Estados Unidos tuvieron sus antecedentes en el Reino Unido. A su vez, relojeros emigrantes de origen inglés comenzaron a producir sus relojes al otro lado del Atlántico, aportando nuevas creaciones y patentes.

Más tarde, también los relojeros emigrantes de Alemania y Centroeuropa asentados allí se introdujeron en el sector de la relojería, creando e importando piezas de Europa. Pero en los nuevos estados era difícil que pudiera perpetuarse cualquier tipo de taller de dimensión personal o familiar. El país de los EEUU vivió con intensidad dinámica el mismo proceso que en la vieja Europa había consumido siglos: si el reloj, en 1780, era necesario, no lo sería solo ya para la clase dominante o pudiente, sino para una capa social de mayor espectro, por lo que en seguida se planteó la necesidad de organizar de alguna forma la producción industrial en serie. Para esto, contaban con la capacidad de iniciativa, el ingenio, la organización industrial, etc., capaz de atender a una expectativa de gran consumo sin parangón en el mundo.

La historia de los primeros fabricantes norteamericanos de relojes, ahora puesta de manifiesto, es apasionante como ninguna otra. Eli Terry empezó copiando los relojes de la Selva Negra, en madera, y de Edward Howard, y sus muchos seguidores.

Ellos fueron los primeros en producir los relojes en serie. Baste decir que los suizos acudieron allí para aprender y aplicar su tecnología de la producción en serie, a fin de adaptarse a los nuevos tiempos.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)