Reloj de bolsillo estilo lepine inusual de dama que homenajea a Napoleón II, construido con caja de plata de ley.

MIARB Nº 1.215 JDBC

DATACIÓN HISTÓRICA: Siglo XIX, circa 1.880

Reloj de bolsillo inusual con caja en plata de ley que homenajea a Napoleón II, hijo de Napoleón I.

La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo en numeración romana para las horas en esmalte negro. En cuanto a las indicaciones a la indicación de los minutos son en numeración arábiga de cinco en cinco, en esmalte negro y se marcan con puntos negros esmaltados en oro. A nivel decorativo se ha puesto en la esfera, entre cada indicación horaria, un rombo en relieve en esmalte plata.

Las agujas son estilo Luis XVI en latón dorado.

La caja es de estilo lepine con el colgante, la corona ranurada y la anilla de suspensión a las XII. En los biseles anterior y posterior se han dispuesto unos profusos relieves dotados de motivos vegetales y florales que ensalzan su belleza. En cuanto a la decoración central posterior se trata de una metopa que alberga a la vez que homenajea a Napoleón II, hijo de Napoleón I, Rey de Roma, al cual se le representaba con el fondo de un aguilucho, ya que solo fue la sombra de su padre “el Águila imperial”.

En la carrura se ha dispuesto de una pestaña para su apertura y pulsador a las XI para el cambio horario.

El escape de cilindro fue inventado por el maestro relojero Graham, en el año 1720. Supuso una mejora substancial con respecto al escape de rueda catalina, y en su última época el de cilindro es coetáneo con el de áncora.

El cilindro tiene forma de diminuto tubito de acero bruñido y provisto de una hendidura o muesca en la que penetran los dientes de la rueda, estando los dos extremos del cilindro cerrados por dos taponcitos de acero.

“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.

La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine , Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.

Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.

La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.

(Texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria).