Reloj de bolsillo de uso ferroviario del maestro relojero Georges Rosskopf Batay.  Patente registrada en 1.907 en La Chaux de Fonds, Suiza

Catalogación Referencia: MIARB Nº 1.246 JDBC.

DATACIÓN HISTÓRICA: Siglo XX, circa 1.907

    Algunas noticias relevantes en el año 1907 coetáneamente a la producción de este reloj fueron: Panic of 1907: En octubre de 1907, Estados Unidos experimentó una crisis financiera conocida como el «Pánico de 1907». Fue desencadenado por una serie de eventos financieros, incluida la quiebra de importantes bancos y empresas, lo que llevó a una recesión económica en el país. Inauguración del Metro de París: El 19 de julio de 1907, se inauguró la primera línea del Metro de París, que se convirtió en un importante sistema de transporte público en la ciudad y un hito en la historia del transporte urbano. Terremoto de Kingston: El 14 de enero de 1907, un poderoso terremoto sacudió la ciudad de Kingston, Jamaica, causando extensos daños y pérdidas de vidas humanas. Fue uno de los terremotos más destructivos en la historia de amaica. Descubrimiento de la placa tectónica del Pacífico: En 1907, el geólogo y meteorólogo alemán Alfred Wegener propuso por primera vez la teoría de la deriva continental, que luego condujo al desarrollo de la teoría de las placas tectónicas, revolucionando nuestra comprensión de la geología terrestre. Inicio de la construcción del Transiberiano: En 1907, se inició la construcción del Ferrocarril Transiberiano en Rusia, que se convertiría en una de las rutas ferroviarias más largas y emblemáticas del mundo, conectando Moscú con el Lejano Oriente ruso.

    Reloj de bolsillo de uso ferroviario y de autoría del maestro relojero Georges Rosskopf Batay. Patente registrada en el año 1.907 en La Chaux de Fonds, Suiza.

    Reloj creado con caja en níquel y cromo lisa sin decoración adicional alguna y con pulsador lateral a las 11 y el colgante, corona ranurada y anilla de suspensión a las 12. En la tapa posterior de la caja se ha grabado el logotipo de la marca. La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo con numeración arábiga en esmalte negro y en la que se ha esmaltado una locomotora en movimiento echando vapor por su chimenea. Las agujas son originales y recias estando construidas en latón dorado.

    Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

    “Suiza se incorporó relativamente tarde a la producción relojera, aunque con anterioridad tuvo eminentes artífices que hubieron de realizar su obra en la emigración, como es el caso de Jost Burgui, en el siglo XVII. Curiosamente la paulatina implantación de este arte en el país helvético se produce como si fuese causa de un desplazamiento de la actividad de un país a otro. Las manufacturas se fueron instalando originariamente en el cantón de Neuchatel, por su proximidad a la ciudad libre de Ginebra, que llegó a saturarse con motivo de la expulsión de los hugonotes de Francia.

    En 1541, el reformador Jean Calvin (Calvino) que era entonces alcalde de la Villa, prohibió totalmente la confección de joyas religiosas y civiles. Poco después, el Reglamento de los Orfebres de la Villa, de 1556, fue redactado de tal forma que condenó de hecho a desaparecer a estos artesanos, de los que había abundantes y muy competentes en Ginebra.

    Pero en la misma época, refugiados extranjeros, expulsados de su país por causa de la Reforma, llegaron de Francia, de Flandes y de Italia, y se refugiaron en Ginebra, la villa de Calvino. Como entre ellos hubo relojeros y las ideas nuevas se acompañan de oficios nuevos, fueron los iniciadores de los artesanos ginebrinos que encontraron en la confección del reloj un nuevo campo de trabajo adecuado para reemplazar su antiguo oficio.

    Desde entonces, la relojería se destaca rápidamente de las otras artes ornamentales para llegar a ser una profesión nueva e independiente. A fines de siglo, Ginebra ha adquirido una reputación de excelencia en este campo. Al aumentar en número sin cesar, los relojeros deciden agruparse y reglamentar su profesión. En 1601 la “Maîtrise des horlogèrs de Genéve” será la primera corporación relojera del mundo.

    Con la aparición de los primeros relojes de bolsillo con aguja de minutos, la relojería toma el primer lugar entre las industrias de la ciudad. Antes de finalizar el siglo XVII, la relojería ginebrina es tan floreciente que hace escribir a los historiadores de la Villa: “Ginebra está congestionada de relojeros”. De hecho, son más de 500, situación que obliga a algunos de ellos a emigrar a lugares menos saturados: Nyon, Neuchatel, Berna, Basilea y hasta Ispahan, Pekín, etc.

    Después de su ocasional anexión a ese país, entre 1788 y 1814, Ginebra se incorpora definitivamente a la Confederación en 1815 y a partir de esa fecha todo es ya reloj suizo.

    Nombres como los de Jeanrichard, Jaquet Droz, Ducommun, Perrelet, Courvoissier, Berthoud y Breguet – estos dos últimos triunfadores en París – llenan capítulos interesantísimos de la relojería suiza.

    De todos es conocido el rápido desarrollo de la industria relojera suiza, a partir de la época industrial, y hasta nuestros días, que ha abarcado simultánea y sorprendentemente todos los géneros posibles, todas absolutamente las especialidades, desde la relojería de edificio hasta los más minúsculos cronógrafos de pulsera, y que ha producido y produce obras de altísima calidad y compleja mecánica”.

    (Texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)

    “Hoy en día la relojería Suiza es sinónimo de calidad, pero curiosamente el prestigio es reciente ya que Suiza se incorporó tarde a la carrera por la producción relojera. No obstante, a lo largo de su historia han destacado muy importantes e insignes relojeros, como es el caso de Jost Burgui en el siglo XVII.

    En sus orígenes, la relojería suiza se instala en el cantón de Neuchatel, ya que está próximo a Ginebra, punto de encuentro de todos los relojeros y orfebres que marchan de Francia al ser hugonotes y fueron expulsados”.