Reloj de bolsillo de la A.W.W.C. WALTHAM USA, con inusual esfera en azul con un molino de viento.

 
Catalogación Referencia: MIARB Nº: 266 JDBC.

 

 

Siglo XX, circa 1921.

 

Reloj de bolsillo la American Waltham watch Company, USA. Los orígenes de WALTHAM se inician en el año 1850 en Roxbury, Massachusetss, en el número 34 de Water Street, donde se funda la primera factoría. Howard and Dennison soñaban con producir unos relojes cuyas piezas fueran intercambiables, lo que los haría más económicos pero no de calidad inferior. Empezaron a trabajar con nuevas ideas, como por ejemplo, utilizando joyas, realizando diales y fabricando acero con acabado espejo. Todo ello precisaba de maquinaria nueva y ello conllevaba un gran lastre financiero. Descubrieron que aunque producían todos los relojes con las mismas máquinas y del mismo estilo, cada uno era distinto y tenía sus propios errores particulares. Les llevó meses ajustar sus relojes para que fueran algo mejor que los que ya estaban en el mercado. El primer reloj que sacaron al mercado fue en 1853 y fue denominado Warren, tomando su nombre de un famoso héroe de guerra revolucionario.

En ese mismo año, la Compañía pasó a denominarse the Boston Watch Company y construyeron una nueva fábrica en Waltham, Massachusetts en Octubre de 1854. Los relojes de esta época salieron al mercado con las marcas “Dennison, Howard & Davis”, “C.T. Parker” y “P.S. Bartlett”. La Boston Watch Company quebró en 1857 y fue vendida en subasta. En Mayo de 1857 se reorganizó como Appleton, Tracy & Co.

En enero de 1859 la Waltham Improvement Co. y la Appleton, Tracy & Co se fusionaron, dando paso a la American Watch Company. En 1860 Lincoln fue elegido presidente, mientras que el país estaba en guerra civil y la American Watch Company afrontaba serios problemas. Había pocas esperanzas de encontrar mercado para los relojes, y la bancarrota volvía ya a estar muy cerca. Así pues, decidieron cortar con los gastos y dejarlos a lo más mínimo posible y mantener la fábrica en funcionamiento.

(Fuente: ‘Complete Price Guide to Watches’; Tom Engle, Richard E. çgibert y Cooksey Shugart. Tinderbox Press, 2007)

Reloj dotado de esfera en esmalte blanco sobre cobre convexo, en la que se ve representado un molino de viento holandés, con su torre poligonal y acampanada de madera. Este tipo de molinos permitían el bombeo eólico para desecar campos llenos de agua, mientras que en España se utilizaban principalmente para moler grano y convertirlo en harina. La caja es a rosca y realizada en níquel y cromo.

Maquinaria en metal plateado y en la misma se ha grabado el número de serie 24.082.769, que corresponde al año de producción 1921.

La anilla de suspensión es rectangular. La corona ranurada es chata y sirve para el sistema de cuerda y el cambio horario.

Este tipo de escape de áncora es más económico de producir pero sufre un gran desgaste al suprimirse el tren de engranaje y la rueda de centro.

En consecuencia, si bien pueden ser menos duraderos, se consiguió poner en el chaleco de cada ciudadano del mundo un reloj de bolsillo, dejando de ser un lujo y pasando a ser un reloj asequible al abaratarlo tanto en su producción. No es que exista un escape Roskopf, si no que se denomina así a los escapes de relojes con maquinarias dotadas de los elementos mencionados para hacerlos económicos.

  

Los primeros relojes que funcionaron en los Estados Unidos tuvieron sus antecedentes en el Reino Unido. A su vez, relojeros emigrantes de origen inglés comenzaron a producir sus relojes al otro lado del Atlántico, aportando nuevas creaciones y patentes.

Más tarde, también los relojeros emigrantes de Alemania y Centroeuropa asentados allí se introdujeron en el sector de la relojería, creando e importando piezas de Europa. Pero en los nuevos estados era difícil que pudiera perpetuarse cualquier tipo de taller de dimensión personal o familiar. El país de los EEUU vivió con intensidad dinámica el mismo proceso que en la vieja Europa había consumido siglos: si el reloj, en 1780, era necesario, no lo sería solo ya para la clase dominante o pudiente, sino para una capa social de mayor espectro, por lo que en seguida se planteó la necesidad de organizar de alguna forma la producción industrial en serie. Para esto, contaban con la capacidad de iniciativa, el ingenio, la organización industrial, etc., capaz de atender a una expectativa de gran consumo sin parangón en el mundo.

La historia de los primeros fabricantes norteamericanos de relojes, ahora puesta de manifiesto, es apasionante como ninguna otra. Eli Terry empezó copiando los relojes de la Selva Negra, en madera, y de Edward Howard, y sus muchos seguidores.

Ellos fueron los primeros en producir los relojes en serie. Baste decir que los suizos acudieron allí para aprender y aplicar su tecnología de la producción en serie, a fin de adaptarse a los nuevos tiempos.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria).