Reloj Barómetro de la marca Privilegiado, por Minerva (Charles Couleru-Meuri), La Chaux-de-Fonds, Suiza, para OLIÓ HERMANOS. Realizado expresamente para el Globo de la Exposición Universal del año 1888 celebrada en Barcelona.

Catalogación Referencia: MIARB Nº: 102 JDBC.

Siglo XIX, circa 1888.

LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE BARCELONA.

La Exposición Universal de Barcelona, que fue un gran éxito, se llevó a cabo en el actual parque de la Ciudadela entre el 8 de abril y el 9 de diciembre del año 1888. Uno de los aspectos que causaron más sorpresa fue la posibilidad de volar en globo a una gran altitud. El hecho que el globo dispusiera de una gran soga que evitaba que se perdiera, transmitía más confianza. Si bien, el hecho que uno de los dos globos fuese partido por un rayo en la misma noche de San Juan, hizo que el miedo que se tenía aumentara más del que ya se tenía. En la cesta, podían llegar a subir aproximadamente 15 personas, incluido el capitán. La altura que se alcanzaba no dejaba indiferente a nadie, pues eran, aproximadamente, entre 250 y 290 metros de altitud. Para la ocasión, fueron algunos maestros relojeros, quienes se habían dedicado a la comercialización de exclusivos relojes con barómetro, que importaban de Suiza y los personalizaban con el nombre de la relojería esmaltado en la esfera. Estos relojes indicaban antes de subir al globo la información meteorológica en base a las inclemencias del tiempo. Este fue el caso del reloj barómetro de los Hermanos OLIÓ, quienes además al ser expertos en rayos su barómetro transmitía más credibilidad

SOBRE EL RELOJ:

El reloj objeto de esta catalogación es de la marca Privilegiado. Fue manufacturado por Minerva (Charles Couleru-Meuri), La Chaux-de-Fonds, Suiza, para el mercado español, por encargo expreso de los reputados OLIÓ HERMANOS, Barcelona, España.  Quienes estaban especializados en la construcción, reparación e instalación de pararayos, timbres eléctricos, bombillas, electricidad, teléfonos y tubos acústicos. Olio Hermanos también tenían una división de todo lo relacionado con la óptica. Su reputación les precedía en la ciudad de Barcelona pues trabajaban con el material tecnologicamente más perfecto y contaban con los últimos adelantos eléctricos.  Dada su reputación  en la construcción de pararayos decidieron con motivo de la Expo de Barcelona y el percance ocurrido con el globo alcanzado por un rayo, encargar más relojes de este tipo para los usuarios del globo, quienes tenían miedo de que les alcanzara un rayo. El éxito comercial estuvo asegurado.

La esfera central  del reloj, objeto de esta catalogación es en esmalte blanco sobre cobre convexo con numeración romana en esmalte negro, también dispone de indicadores barométricos.

En el perímetro de la esfera, se ha provisto un bisel grueso en metal plano, en el que se han grabado y esmaltado las distintas indicaciones para el barómetro, como por ejemplo: “Tempestad, LLuvia Vble, Buen T., Muy Seco”; “Reloj – Barómetro Privilegiado”, así como las distintas numeraciones.

Dispone de aguja central en latón azul cobalto para las indicaciones barométricas. Las agujas, estilo pica de látigo en latón dorado, son para las indicaciones horarias.

La caja es en lepine en hierro ferroso y la maquinaria es en metal, con el nº 5280 y la “U” grabados. El sistema de cuerda es por la corona y el cambio horario es a pulsador.

El escape de cilindro fue inventado por el maestro relojero Graham, en el año 1720. Supuso una mejora substancial con respecto al escape de rueda catalina, y en su última época el de cilindro es coetáneo con el de áncora. El cilindro tiene forma de diminuto tubito de acero bruñido y provisto de una hendidura o muesca en la que penetran los dientes de la rueda, estando los dos extremos del cilindro cerrados por dos taponcitos de acero.

“Suiza se incorporó relativamente tarde a la producción relojera, aunque con anterioridad tuvo eminentes artífices que hubieron de realizar su obra en la emigración, como es el caso de Jost Burgui, en el siglo XVII. Curiosamente la paulatina implantación de este arte en el país helvético se produce como si fuese causa de un desplazamiento de la actividad de un país a otro. Las manufacturas se fueron instalando originariamente en el cantón de Neuchatel, por su proximidad a la ciudad libre de Ginebra, que llegó a saturarse con motivo de la expulsión de los hugonotes de Francia.

 En 1541, el reformador Jean Calvin (Calvino) que era entonces alcalde de la Villa, prohibió totalmente la confección de joyas religiosas y civiles. Poco después, el Reglamento de los Orfebres de la Villa, de 1556, fue redactado de tal forma que condenó de hecho a desaparecer a estos artesanos, de los que había abundantes y muy competentes en Ginebra.

 Pero en la misma época, refugiados extranjeros, expulsados de su país por causa de la Reforma, llegaron de Francia, de Flandes y de Italia, y se refugiaron en Ginebra, la villa de Calvino. Como entre ellos hubo relojeros y las ideas nuevas se acompañan de oficios nuevos, fueron los iniciadores de los artesanos ginebrinos que encontraron en la confección del reloj un nuevo campo de trabajo adecuado para reemplazar su antiguo oficio.

 Desde entonces, la relojería se destaca rápidamente de las otras artes ornamentales para llegar a ser una profesión nueva e independiente. A fines de siglo, Ginebra ha adquirido una reputación de excelencia en este campo. Al aumentar en número sin cesar, los relojeros deciden agruparse y reglamentar su profesión. En 1601 la “Maîtrise des horlogèrs de Genéve” será la primera corporación relojera del mundo.

 Con la aparición de los primeros relojes de bolsillo con aguja de minutos, la relojería toma el primer lugar entre las industrias de la ciudad. Antes de finalizar el siglo XVII, la relojería ginebrina es tan floreciente que hace escribir a los historiadores de la Villa: “Ginebra está congestionada de relojeros”. De hecho, son más de 500, situación que obliga a algunos de ellos a emigrar a lugares menos saturados: Nyon, Neuchatel, Berna, Basilea y hasta Ispahan, Pekín, etc.

 Después de su ocasional anexión a ese país, entre 1788 y 1814, Ginebra se incorpora definitivamente a la Confederación en 1815 y a partir de esa fecha todo es ya reloj suizo.

 Nombres como los de Jeanrichard, Jaquet Droz, Ducommun, Perrelet, Courvoissier, Berthoud y Breguet – estos dos últimos triunfadores en París – llenan capítulos interesantísimos de la relojería suiza.

 De todos es conocido el rápido desarrollo de la industria relojera suiza, a partir de la época industrial, y hasta nuestros días, que ha abarcado simultánea y sorprendentemente todos los géneros posibles, todas absolutamente las especialidades, desde la relojería de edificio hasta los más minúsculos cronógrafos de pulsera, y que ha producido y produce obras de altísima calidad y compleja mecánica”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)

“Hoy en día la relojería Suiza es sinónimo de calidad, pero curiosamente el prestigio es reciente ya que Suiza se incorporó tarde a la carrera por la producción relojera. No obstante, a lo largo de su historia han destacado muy importantes e insignes relojeros, como es el caso de Jost Burgui en el siglo XVII.

En sus orígenes, la relojería suiza se instala en el cantón de Neuchatel, ya que está próximo a Ginebra, punto de encuentro de todos los relojeros y orfebres que marchan de Francia al ser hugonotes y fueron expulsados”.

(texto extraído del “Diccionario Enciclopédico Profesional de Alta Relojería”, del Prof. Dr. José Daniel Barquero Cabrero; Furtwagen Editores).