D. Jesús Ortiz. Comunicador y Periodista.

El escritor turco Orhan Pamuk, Premio Nobel de Literatura en 2006, consignó que «los museos de verdad son los sitios en los que el tiempo se transforma en espacio». Por favor: quédense un minuto en la frase, den una vuelta al pensamiento y degústenlo sin prisa; porque dice mucho más de lo que significan las dieciséis palabras que lo componen. Ahora: ¿verdad que no hay mejor sentencia para definir en un solo estallido de sensaciones al Museo Internacional de Alta Relojería de Bolsillo?

Si el lector ha llegado hasta aquí, es que ya se ha asomado, al menos, a esta página del MIARB; así que, probablemente, ya habrá encontrado alguna razón para compartir reflexiones, entre lepines y sabonetas, con algún alter ego de esos que todos tenemos por ahí escondidos. Y habrá apreciado que este es un museo «de verdad», incluso desde el punto de vista etimológico de la palabra («lugar consagrado a las musas»); que «el tiempo», se ha trasformado también en estilo, maestría, precisión, minuciosidad, mecánica o recuerdo, además de en arte, y todo a la vez; y que «el espacio» en que ha mutado ese tiempo, y aquí estriba su originalidad, está fuera de lindes físicos reconocibles, porque es ese todo ilimitado en el que flota la realidad virtual y que quizás podamos llamar, con mayor propiedad, Espacio.

Si aprecian el tiempo, ese que pone equilibrio a nuestras vidas, disfrutarán del orden con que la colección del MIARB atrapa al visitante a cada golpe de ratón. No cabe sino un gracias, alto y fuerte, a Daniel Barquero por haberlo hecho posible y por desear transmitir su pasión.