Hermano Prof. Dr. D. Joan Carles Vazquez. UOLS Universidad Oberta La Salle. Gerente.

Del espíritu innovador del Doctor José Daniel Barquero, unido a su pasión por la relojería, nació el Museo Internacional de Alta Relojería de Bolsillo, en el año 2017. Un museo no al uso, sino novedoso y acorde con los tiempos de la era digital. El Doctor Barquero ha hecho posible visitar un museo de forma virtual desde nuestro ordenador, desde nuestro móvil o desde nuestra tablet.  

Conectados a la nube digital, y sin necesidad de desplazarnos, podemos admirar una colección de 1500 relojes que abarca desde piezas del siglo XVII a piezas del siglo XX. Relojes de bolsillo curiosos y artísticos que nos sumergen en un recorrido histórico tejido de tipologías, categorías y técnicas que permiten al visitante hacer una visita activa. Es decir, uno se siente parte de la vida que encierra el MIARB cuando amplia el reloj que contempla o cuando lee las inscripciones o cuando observa las ingeniosas maquinarias o cuando descubre que está ante una obra de arte hecha joya.

Pero hay un aspecto que no podemos obviar durante la visita: la reflexión sobre el paso del tiempo y con él, el paso de la vida.  Es saludable que durante el recorrido dejemos que se pasee por nuestra mente y nuestro corazón aquel verso que escribió el poeta Virgilio, en Geórgicas III: “Sed fugit interea fugit irreparabile tempus,» (Pero mientras tanto huye, huye el tiempo irremediablemente). O aquel otro del mismo poeta escrito en la Eneida, canto X: “Stat sua cuique dies, breve et irreparabile tempus ómnibus est vitae” (Está decidido su día para cada uno, breve e irreparable es el tiempo de la vida para todos).

Estos versos son una invitación al visitante a hacer una reflexión sobre la fugacidad del tiempo y con él, de la vida. No temamos dejarnos llevar por esta idea de fugacidad y completémosla con esta sentencia del libro bíblico de Job: “Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra” (El tiempo se escapa como las nubes, como las naves, como las sombras).

Observando los relojes del MIARB podemos leer en algunas piezas la famosa locución latina “Tempus fugit”, que en la memoria popular se ha traducido como “el tiempo vuela”. Una invitación a pararnos a reflexionar que el tiempo pasa, huye, nada queda, todo cambia. Y nosotros con él.   Jorge Manrique nos lo recuerda en las “Coplas a la muerte de su padre”: Recuerde el alma dormida, avive el seso e despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte. Y también Antonio Machado en el poema “Caminante no hay camino”: Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar.…

Y ya que contemplamos relojes no podemos dejar de evocar a Salvador Dalí, que también recurrió al tópico como tema de algunas de sus obras. Entre ellas “La persistencia de la memoria”, cuadro conocido también como “Los relojes blandos” o “Los relojes derretidos”. Visión surrealista que nos muestra unos relojes que parece se derriten para referirse a la fugacidad del tiempo.

La visita al MIARB es más, mucho más que una exposición de relojes de bolsillo. Es una invitación a contemplar arte e ingeniería. Es una invitación a tomarnos un tiempo para reflexionar sobre la fugacidad del tiempo y de la vida. Gracias, Doctor José Daniel Barquero por obsequiarnos con este hermoso regalo.