Felipe II y la autenticidad de sus relojes Hans de Evalo después de 450 años.

Los tres relojes atribuidos hasta la fecha al relojero de cámara Hans de Evalo (1530-1598) y que han llegado desde hace cuatro siglos y medio a nuestros días fueron creados para el Rey más poderoso de Europa, Felipe II (1527-1598), Estos tres ejemplares los hemos bautizado como: 1- El Reloj Custodia
con candil, realizado en el año 1.583 y que es propiedad de Patrimonio Nacional de España, reloj que conocí hace años gracias a Su Majestad el Rey Juan Carlos I.  2- El Reloj Custodia realizado en circa 1585 y que es propiedad de un reputado coleccionista afincado en Londres, reloj que tuve el placer de
catalogar oficialmente para el Colegio Oficial de Relojeros. 3- El Reloj Pórtico, realizado en el año 1581 y que es propiedad del Patrimonio Japonés, siendo este último reloj regalado por el hijo del Rey Felipe II, el Rey Felipe III, a Tokugawa Ieyasu fundador y primer shōgun del shogunato Tokugawa de Japón. Reloj que a través de Yuri Hirano, Kobayashi Hirokazu y Mika Nemoto, tuve el placer de poder conocer a través del informe probablemente más completo a un reloj realizado y es que Japón es Japón.
Pero ¿Porque se le regala a Tokugawa-Ieyasu en 1612 ese reloj tan importante por parte de España y que perteneció a Felipe II, por parte de su hijo Felipe III?
La clave estuvo en el agradecimiento eterno por retornar a España 300 marineros que sobrevivieron a un naufragio en el año 1609 de una nave española, que se dirigía a Nueva España y como consecuencia de una gran tempestad se encalló en las costas japonesas. Entre los tripulantes se encontraba el propio Gobernador de las Islas Filipinas, Don Rodrigo de Vivero y Velasco, quien junto a la tripulación reciben no solo los cuidados necesarios, sino que son sacados del agua unido a una generosa hospitalidad durante un año, tiempo en el que se construye un nuevo barco que les permite continuar el viaje.
En 1612 el Virrey de Nueva España fue la persona responsable de administrar y gobernar en representación de la monarquía española los territorios que formaban el virreinato que estaba formado por las capitanías generales de Cuba, Luisiana y Florida, Filipinas, Guatemala, Puerto Rico, Santo Domingo y Yucatán, los Reinos de México y Nueva Galicia, así como las comandancias generales de las provincias internas de oriente y occidente. Es este Virrey quien encarga al primer embajador de España en Japón una misión diplomática encaminada a agradecer en nombre del Rey Felipe III la proeza de acoger a los
300 marineros españoles que naufragaron en esas costas durante ese año. En justo agradecimiento el Virrey en nombre del Rey Felipe III envió un tesoro a Japón para Tokugawa Ieyasu en el año 1612, a través de Sebastián Vizcaíno militar, explorador y diplomático, quien en 1611 fue nombrado en España por el
propio Rey, con el cargo de Embajador de Japón. Hecho que se hace coincidir con su propia toma de posesión como embajador a la vez que entrega el tesoro y que mejor regalo por parte de Felipe III, dentro de ese tesoro, que incluir como regalo emblemático, un reloj que perteneció a su propio padre Felipe II y que demostraba el poderío científico, cultural y de investigación por parte de
España bajo el alto auspicio de sus Reyes. Pero, además, ese tesoro no dejaba de esconder, el tratar de poder comerciar con Japón, lo cual que estaba en manos exclusivas de los holandeses y ese era un sueño para Felipe III, por lo que representaba para España esas nuevas relaciones comerciales.
Tokugawa Ieyasu el reloj fue un regalo que agradeció hasta su propia muerte, pues se trataba de un invento científico que le permitía conocer la hora mecánicamente y además abría las puertas de su país a un nuevo mundo, que luchaba por el control de la hora y ese reloj marcaba un antes y un después en
el Japón de Ieyasu. El reloj además, históricamente había pertenecido a un gran Rey Felipe II y a
su hijo Felipe III y ahora a Ieyasu, siendo el propio hijo de este gran mandatario japonés, quien por deseo expreso hace que trasladen el reloj al Templo Toshogu de Japón ya que en el mismo tres grandes hombres habían visto las horas. El hecho de pertenecer ese reloj a tres grandes hombres y la antigüedad
del mismo lo hacen único y lo dotan de un gran valor.
Estos tres relojes, sin menos cabo de las restauraciones y reparaciones a lo largo de sus respectivas y largas vidas, son sin duda auténticos en cuanto a los cánones relojeros de hace 450 años y en base a sus mecanismos, diseño religioso y antigüedad y corresponden al siglo XVI. Relojes que salieron del
taller Real de Felipe II y que estaba dirigido por su relojero de Cámara Hans de
Evalo (1530-1598).
Los tres relojes objeto de este análisis, están firmados y estaban atribuidos a este relojero, las dos custodias se firmaron en su esfera y el reloj pórtico de Ieyasu en una plaquita. Si bien, el reloj Pórtico obsequiado a Ieyasu, ha generado una gran expectación pues al ser restaurado apareció en la misma
placa grabada en la que ponía realizado por Hans de Evalo en 1581, otro texto enviado desde el pasado a nuestros días y que había permanecido oculto pues se grabó debajo del término: “me hizo Hans de Evalo” y que gracias a las imágenes fluoroscopicas de rayos x se pudo leer: “Me hizo Nicolás de
Troestenbergh en 1573”. Unas inquietudes razonables a las que trataremos de dar respuesta a través de este artículo y gracias al Museo que Presido Miarb, Museo Internacional de Alta Relojería. Museo que cuenta además con investigadores de la talla como los reputados anticuarios Carlos Xarrie y Sergi
Clavell.
Se trata, por tanto, de relojes de un gran valor, es más de un valor incalculable, de hecho, el coleccionista privado que dispone del Reloj custodia de Hans de Evalo y que yo personalmente perité, con el soporte del Colegio Oficial de Relojeros de Cataluña, lo aseguro por tres millones de euros. En la actualidad
lo tiene custodiado con fuertes medidas de seguridad. Recuerdo después de la peritación, el celebrarlo almorzando en un buen restaurante Barcelonés, en el que el reloj custodia, presidía la mesa y comíamos con el coleccionista ante la mirada atónita de los comensales de otras mesas, quienes ignoraban que la
esencia de Felipe II presidía la mesa, a través del reloj, como si de un conjuro del pasado se tratase.
En España, todos los relojes producidos o adquiridos a otros maestros eran de esa misma calidad y solo podían salir de esos talleres reales, y no existía otro taller, pues un reloj era un mecanismo para la época de costosa producción científica y se necesitaban grandes conocimientos. Se puede decir, sin temor a
equivocarnos, que era un objeto de ciencia ficción, la población se guiaba por relojes de sol y les costaba entender y comprender que una máquina proporcionara la hora, y menos, que indicara los astros, pues no había nada más perfecto que el reflejo de la sombra del Sol sobre el gnomon de un reloj solar y en el que hacía años que miraban las horas.
En ese taller real se producían relojes increíbles, auténticos adelantos para la ciencia en el mundo y de reconocida fama internacional, pero también se disponía de otros relojes procedentes entre otros de talleres flamencos, franceses y alemanes. Relojes que hacían las delicias de Carlos I de España y
V del Sacro Imperio, quien tenía como relojero a Juanelo Turriano (1500-1585) ingeniero, matemático, astrónomo y quien fue autor de dos relojes astronómicos de fama internacional, bautizados con los nombres del Microcosmo y el Cristalino capaces de indicar la posición de los astros. Será el propio Rey Carlos I quien por deseo expreso cree el primer Taller Real en Yuste. Los ayudantes de este insigne relojero fueron Jean Vallin y Jorge de Diana.
En 1558 después de la muerte de Carlos I de España y V del sacro Imperio romano (1500-1558), Felipe II recibe la herencia relojera de su padre, herencia que acredita a su reinado como el más avanzado científicamente y que él se encarga de aumentar muy considerablemente. Sus miedos razonables hacen
que se asegure que Juanelo el relojero de su padre, seguirá a su lado y lo fideliza económicamente asegurándose que escriba tratados relojeros y pueda dejar un legado que no desaparezca a través de sus libros.
Ese miedo sería comparado hoy en día a la fuga del mejor científico de energía atómica de un país a otro. La fama de Juanelo es internacional en el siglo XVI se conocen sus relojes, sus planetarios y sus increíbles autómatas. Felipe II, nombran a Juanelo Matemático Mayor, siendo incluso, reclamado y consultado por el Papa Gregorio XIII, para cuestiones tan importantes como la reforma del calendario Gregoriano. Felipe III en consecuencia, decide nombrar a un nuevo relojero con numerosos colaboradores, para que Juanelo dedique su tiempo a menesteres de más realce, para la corona, este relojero fue otro gran insigne relojero Hans de Evalo.
Felipe II ya conocía al relojero Hans de Evalo desde hacía años y llevaba tiempo admirando su obra. Es significativo resaltar que además, Hans de Evalo le vendió algunos relojes de su autoría y otros de otros autores para la colección real, incluso antes de ser nombrado relojero de Cámara por Felipe II en 1560. Entre los colaboradores de Hans de Evalo (flamenco) destacan: George Hartmann, (alemán) Lluís de Foix, (francés) Jennin Coccuart (francés, quien fue Relojero Oficial de Evalo y autor de otro reloj Custodia Candil igual al de Evalo), Pelegrín (España) y Sánchez (España).
Con posterioridad continuaría Felipe III hijo de Felipe II Rey de España y Portugal con los Talleres Reales, siendo su relojero de Cámara Claudio Grimbelin nombrado en 1604 y sus relojeros colaboradores Jennin Loccuart, Gaspar Enríquez, Antonio Mateo y el hijo de Hans de Evalo de nombre Lorenzo.
Los tres relojes que se analizan hoy de Hans de Evalo, todo parece indicar que han salido de los talleres de Hans de Evalo con lo que eso significa, es decir, calidad y precisión. Hans de Evalo antes de ser contratado como relojero de Cámara fabricaba relojes, los reparaba, pero también vendía los de otros
relojeros al Rey. 
Dos de los tres relojes el Reloj Custodia y el Reloj Custodia con candil tras nuestras investigaciones, cumplen los más altos estándares del gusto de Felipe II, que eran la religiosidad. Del reloj Custodia con andil se sabe que lo utilizaba para conocer la hora por la noche y acudir a los rezos nocturnos, mientras que el reloj Custodia al igual que el Custodia candil, eran un justo homenaje a un símbolo religioso la custodia, que alberga en su interior el cuerpo de Cristo en las celebraciones religiosas.
Las similitudes técnicas de ambos relojes son significativas, pues disponen los dos de platinas y columnas, barrilete y tripa, así como escape de foliot. En cuanto a similitudes artísticas, los dos disponen de custodia y detalles
arabescos en la esfera.
En cuanto al reloj Pórtico de Ieyasu, cumple también los más altos estándares del tipo de relojes que se mandaban hacer en la corte española, incluidos la religiosidad pues representa un pórtico de una catedral. Estos relojes eran para distintas estancias oficiales, así como otras dependencias y como no para los distintos palacios y residencias.
Prueba de ello son los distintos óleos en los que aparecen relojes muy parecidos artísticamente al de Ieyasu y de igual manufactura mecánica relojera al lado de muy ilustres personajes de la época, pues era un símbolo de país científicamente adelantado.
Se ha de tener en cuenta, que el reloj pórtico es un estilo de reloj que se siguió fabricando después del Rey Carlos V, con su hijo Felipe II siendo muy decorativos. Ejemplos de un reloj muy similar artísticamente y técnicamente al de Ieyasu lo podemos ver en un cuadro del pintor Tiziano (circa 1488-1576). Su interés aumenta, ya que se cree que el personaje retratado fue el relojero de Carlos V Juanelo Turriano (Circa 1.500-1585) quien con la mano coge el reloj.
Para nosotros, el hecho de que en una placa se pusiera y se volviera a grabar
encima otro nombre ,puede tener muchas hipótesis, tantas como un productor
de Netflix pueda imaginar. No obstante, hasta la fecha nadie ha podido negar
que este reloj perteneció a las corona española y patrimonio de las misma y a

dos Reyes españoles Felipe II y Felipe III para luego pertenecer a un gran hombre el líder de Japón y Señor de la Guerra Ieyasu Tokugawa, independientemente de su manufactura y autoría.
Tal vez en unos años la ciencia revele nuevas hipótesis.

José Daniel Barquero para el museo Miarb.