Reloj en plata de ley de la marca National Watch Company, Chaux de Fonds. Reloj obsequiado por Mileva  Marić a su marido  Albert Einstein, con dedicatoria.

Catalogación Referencia: MIARB Nº 1.454  JDBC.

DATACIÓN HISTÓRICA DE LA FECHA DEL RELOJ:

Siglo XX  ,circa año 1906.

NOTICIAS COETÁNEAS A LA CONSTRUCCIÓN DEL RELOJ:

Albert Einstein se doctoró en la Universidad de Zúrich en enero de 1906.

Ascenso de Albert Einstein a técnico experto de segunda clase en la Oficina de Patentes de Berna.

Crece el reconocimiento científico de los trabajos de Einstein sobre el efecto fotoeléctrico publicados en 1905.

La comunidad física comienza a debatir activamente la teoría de la relatividad especial de Einstein.

Se profundiza la comprensión de la equivalencia masa-energía (E=mc^2) tras las aportaciones de Einstein.

Einstein consolida su posición como figura clave en la renovación de la física teórica moderna.

PAÍS DE CONSTRUCCIÓN DEL RELOJ:

Suiza, Chaux de Fonds, para el mercado alemán.

( Según Punzonado de tapa interior)

DESCRIPCIÓN DEL RELOJ:

Reloj con caja en plata de ley con grabado Guilloche a rombos concéntricos apretados y escudo para grabar características en su centro de la marca National Watch Company, Chaux de Fonds. Reloj obsequiado por Mileva  Marić a su marido  Albert Einstein para conmemorar la fecha de enero 1906 con motivo de su doctorado en la Universidad de Zúrich. ( el reloj fue entregado tiempo después a esa fecha pero para conmemorar esa efeméride, fuente Dr. Edward L. Bernays.)

El reloj se construyó en Suiza, Chaux de Fonds, para el mercado alemán.

Según Punzonado de tapa interior pues cualquier reloj suizo en plata de ley que se exportó desde suiza para su venta en Alemania desde el año 1884 se le punzonada como a este reloj una media luna o luna creciente con la corona imperial. ( Halbmond und Reichskrone.)

El reloj es de estilo lepine con el colgante la anilla de suspensión y la corona ranurada a las XII. La esfera es plateada con segundero a las VI y elegante numeración arábiga. Las agujas son estilo pica de Latigo en laton negro.

la marca National Watch Company se esmalto a las XII. 


RELACIÓN ENTRE EL DR EDWARD L.BERNAYS  Y EL DR ALBERT EINSTEIN.

Albert Einstein, nacido en 1879 en Ulm, Alemania, y Edward L. Bernays, nacido en Viena en 1891, fueron dos de las grandes figuras más influyentes del siglo XX, reconocidos ambos por la revista Life entre los cien personajes que más influyeron en su época. Ambos fueron de origen judío, ambos emigraron a Estados Unidos huyendo, cada uno en su momento, de las amenazas políticas y sociales que asolaban Europa. Einstein, genio de la física teórica, transformó para siempre la comprensión del espacio, el tiempo y la energía; Bernays, pionero de la disciplina científica de las relaciones públicas y sobrino de Sigmund Freud, aplicó conceptos del psicoanálisis a la persuasión de la opinión pública, convirtiéndolo en un referente mundial. Llegó a asesorar en esa materia a la propia Casa Blanca y a numerosos presidentes de los EEUU, así como a líderes mundiales y a las empresas líderes en sus respectivos sectores. 

A pesar de la distancia aparente entre ciencias físicas y las ciencias de persuasión de masas, ambos compartieron no sólo un tiempo histórico común, sino también una sensibilidad crítica frente a los grandes mecanismos de poder, la propaganda y los efectos destructivos del nacionalismo. Como discípulo de Bernays yo sabía de esa relación personal sostenida entre ellos, de hecho, sus trayectorias se cruzaron directamente en contextos políticos y culturales comunes. Edward Bernays mantenía correspondencia y archivos con múltiples personalidades de su tiempo, incluidos científicos, líderes políticos y filántropos. En este contexto recuerdo que disponía de cartas firmadas por Einstein y relacionadas con él, especialmente durante los años posteriores a 1933, cuando Einstein se instaló definitivamente en Estados Unidos y se convirtió en una voz activa contra el totalitarismo, el antisemitismo y las armas nucleares. En una época en la que las ideas tenían consecuencias concretas sobre la historia, Bernays buscó moldear la percepción pública de la ciencia como parte de la construcción del progreso moderno. Einstein, en cambio, se convirtió en un símbolo involuntario de esa modernidad, a la vez reverenciado por su genio y acosado por su fama. La persona que los presento por primera vez a Bernays y a Einstein fue el tío de Bernays el reputado Dr Freud quien conocía a Einstein. Cuando Bernays desarrolló su campaña y erradicó el reloj de bolsillo para dar paso al de pulsera muchas personalidades obsequiaron durante años posteriores a la I Guerra Mundial con sus relojes ya pasados de moda y que Bernays aceptó en justo reconocimiento a esa efeméride que cambió el mundo y sus relojes. Uno de estos relojes de bolsillo fue el de Einstein a quien se lo regaló su primera mujer con motivo de su doctorado y este a Bernays. Bernays no descubrió la grabación del interior del reloj en la placa de características hasta el día que me lo regaló, explicándome que se lo regaló Einstein y al abrirlo yo con una navaja ( él desconocía cómo hacerlo)  descubrimos la inscripción de su mujer a Einstein. Bernays recordaba perfectamente que le explicó Einstein que se lo regaló su primera mujer con posterioridad al evento, pero con esa frase y esa fecha que fue tan importante para ambos.

RELACIÓN ENTRE EL DR ALBERT EINSTEIN Y EL DR SIGMUND FREUD, MOTIVO POR EL QUE EL DR BERNAYS CONOCIÓ A EINSTEIN.

La relación entre Albert Einstein y Sigmund Freud, dos de las mentes más influyentes del siglo XX, no fue de una amistad cercana o una colaboración constante, sino que se materializó de forma más significativa a través de un famoso intercambio epistolar en 1932. Este diálogo, auspiciado por el Instituto Internacional de Cooperación Intelectual de la Sociedad de Naciones, tuvo como tema central una de las preocupaciones más apremiantes de la época: la guerra y cómo evitarla.

Einstein, como un ferviente pacifista y preocupado por el auge de los conflictos en Europa (recordemos que esto fue poco antes de la llegada de Hitler al poder), eligió a Freud como su interlocutor para abordar una cuestión que la física no podía responder: ¿por qué los seres humanos se inclinan hacia la guerra? En su carta inicial, Einstein planteaba su inquietud por la persistencia de la violencia y la agresividad en la sociedad, a pesar de los avances de la civilización. Buscaba la perspectiva de Freud, el «gran conocedor de los instintos humanos», para entender las raíces psicológicas de la guerra y si existía alguna forma de controlarlas o eliminarlas.

Freud, desde su campo del psicoanálisis, respondió a Einstein con una reflexión profunda sobre la naturaleza humana. Reconoció la existencia de dos instintos primarios en el ser humano: Eros (el instinto de vida, que busca la unión y la conservación) y Tánatos (el instinto de muerte o agresión, que impulsa a la destrucción y la disolución). Argumentó que la violencia es una manifestación ineludible de Tánatos, y que la civilización y la cultura representan un esfuerzo constante por domar y canalizar esta agresividad.

Si bien Freud no ofreció una solución sencilla o milagrosa para erradicar la guerra, sí propuso que el desarrollo cultural, la educación y el fomento de lazos emocionales entre las personas (a través de la identificación y lazos de afecto) podrían ser mecanismos para contrarrestar los impulsos agresivos. En esencia, sugirió que, aunque la agresión es inherente, se pueden encontrar formas de mitigar su impacto destructivo. También abordó la dinámica de «derecho y violencia», explicando cómo el derecho surge de la necesidad de la comunidad de controlar la violencia individual y establecer normas.

Esta correspondencia, publicada en 1933 bajo el título «¿Por qué la guerra?», es un documento fascinante que muestra a dos gigantes intelectuales de campos tan dispares como la física y el psicoanálisis, uniendo sus mentes para abordar un problema fundamental de la humanidad. A pesar de sus diferentes enfoques, ambos compartían una profunda preocupación por el destino de la civilización ante la amenaza de la guerra.

RELACIÓN ENTRE EL DR BARQUERO Y EL DR BERNAYS.

La relación entre el Dr. José Daniel Barquero y el Dr. Edward L. Bernays es de un discípulo aventajado y su  maestro, forjada a través de una profunda conexión profesional y personal en los Estados Unidos, Boston. Edward L. Bernays (1891-1995), sobrino de Sigmund Freud, es ampliamente reconocido como el «padre de las Relaciones Públicas», una disciplina que él mismo contribuyó a definir y sistematizar, aplicando principios de la psicología de masas para moldear la opinión pública. Su influencia en el siglo XX fue inmensa, asesorando a presidentes de EE. UU. y grandes corporaciones en campañas que, en ocasiones, buscaban modificar comportamientos sociales a gran escala.

Por su parte, el Dr. José Daniel Barquero es una figura prominente en el ámbito de las Relaciones Públicas en España y a nivel internacional. Se le conoce por ser el fundador de la Escuela de Negocios ESERP BUSINESS & LAW SCHOOL SCHOOL a finales de los años 80-90 y presidente del Consejo Superior Europeo de Doctores, entre otros cargos. Barquero ha desarrollado una extensa trayectoria como profesor, consultor y autor de numerosos libros sobre Relaciones Públicas, marketing y comunicación. En la actualidad es presidente de su consultora Strategic Economic Relations.

La conexión entre ambos se remonta a la época en que José Daniel Barquero tuvo la oportunidad de estudiar con Edward Bernays en Estados Unidos. Más allá de una relación académica formal, Barquero se convirtió en un discípulo cercano de Bernays, siguiendo sus consejos y relatos. Esta relación evolucionó hasta convertirse en una amistad y una complicidad profesional, marcada por un intenso intercambio de correspondencia a lo largo de los años. Barquero ha expresado en múltiples ocasiones su admiración y respeto por Bernays, considerándolo su tutor, profesor e inspirador de sueños profesionales.

Esta interacción no se limitó al ámbito de la formación. La influencia de Bernays en el pensamiento de Barquero es evidente en sus obras y en su enfoque de las Relaciones Públicas. De hecho, José Daniel Barquero ha coescrito libros con Edward L. Bernays, como «Relaciones Públicas: El Poder de Cambiar Cualquier Cosa. El Arte de Persuadir a la Opinión Pública». Estas obras no solo transmiten las enseñanzas del pionero mundial de las Relaciones Públicas, sino que también incorporan las investigaciones y aportaciones de Barquero y sus colaboradores en Europa, mostrando una continuidad y una evolución en el campo.

La relación entre Barquero y Bernays no solo es un testimonio de la transmisión del conocimiento de una generación a otra en el campo de las Relaciones Públicas, sino que también ilustra cómo los principios establecidos por Bernays han sido adaptados y aplicados en diferentes contextos, como el europeo, a través de la labor de figuras como José Daniel Barquero. Este vínculo personal y profesional ha contribuido a difundir el legado de Bernays y a enriquecer el estudio y la práctica de las Relaciones Públicas en el mundo hispanohablante. La correspondencia que mantuvieron es un reflejo de esa estrecha colaboración intelectual y de la pasión compartida por una disciplina que busca comprender y moldear la opinión pública.Esta correspondencia entre Bernays y Barquero puede ser consultada en la Libreria del Congreso de los EEUU.

El Dr Bernays y el Dr Barquero en EEUU Boston, despachó del Dr Bernays. Años 80-90. Siglo XX.

LA GRABACIÓN QUE APARECIÓ EN EL INTERIOR DEL RELOJ:

La relación entre Milena Marić y Albert Einstein en 1906, y en general, es un tema de gran interés y debate en la historia de la ciencia. Mileva Marić, una brillante física y matemática serbia, fue la primera esposa de Albert Einstein y su compañera de estudios en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich. 

Su vínculo no fue sólo romántico, sino también intelectual, y muchos historiadores han especulado sobre la extensión de su colaboración en los revolucionarios trabajos de Einstein, especialmente los publicados en 1905, conocido como el «Annus Mirabilis».

En 1906, Einstein ya había publicado sus artículos fundamentales que sentarán las bases de la física moderna, incluyendo la teoría de la relatividad especial, el efecto fotoeléctrico y el movimiento browniano. Es importante destacar que los años anteriores y el mismo 1905 fueron de intensa actividad intelectual para Albert, y durante este período, Mileva y él mantuvieron una estrecha relación, discutiendo ideas, leyendo libros y, según algunas interpretaciones, trabajando juntos en el desarrollo de estos conceptos. Las cartas que se enviaban mutuamente revelan una profunda conexión tanto personal como profesional, con Einstein a menudo refiriéndose a «nuestro trabajo» al hablar de sus investigaciones.

Sin embargo, el reconocimiento oficial de la contribución de Mileva a la obra de Einstein es un punto de controversia. A pesar de las evidencias, como las menciones en sus cartas y el testimonio de algunos contemporáneos, su nombre no figuró en las publicaciones finales. Algunos argumentan que su papel fue el de una «caja de resonancia» intelectual, una mente brillante con la que Einstein podía discutir y afinar sus ideas. Otros, más audaces, sugieren que fue una coautora no reconocida, especialmente en los aspectos matemáticos de la teoría. Lo que sí es cierto es que, tras su matrimonio y el nacimiento de sus hijos, la carrera académica de Mileva quedó relegada a un segundo plano, dedicándose más al hogar y la familia, mientras Albert ascendía en el mundo académico y científico. En 1919 ambos se separaron.

Imagen de la frase grabada en el interior del reloj descubierta en el interior del reloj obsequiado por Albert Einstein al Dr Bernays.

En cuanto a la enigmática frase: “Von Mileva bis Albert – wir sind ein Stein,” la decía Mileva Marić, la primera esposa de Albert Einstein y tiene un peso simbólico muy profundo, probablemente relacionado con la unidad, la solidez o incluso la fusión de sus destinos como algo inseparable (“somos una piedra”).

Desde ese punto de vista, la forma original es comprensible, pero algo abrupta gramaticalmente.  (o «wir sind Ein stein», lo cual es una variación fonética con un juego de palabras), que su mujer le grabó en un reloj en 1906, es un detalle que sí cuenta con un respaldo histórico contundente pero poco conocido, pues conocía solo esa anécdota el círculo cercano a Bernays y el propio Einstein y su entorno próximo.

No obstante, si analizamos la frase, su significado es profundamente simbólico y emotivo. «Von Mileva bis Albert wir sind ein Stein» se traduciría como «De Mileva a Albert somos una piedra» o «somos uno». La inclusión de «Einstein» («Eir stein») en la frase, jugando con el apellido del científico que significa «una piedra» en alemán, añadiría una capa de intimidad y conexión. Significaba una unión indisoluble, una fortaleza compartida, una identidad fusionada. Reflejaría la profunda conexión que existía entre ellos, no solo como pareja, sino como mentes que se complementaban, como si fueran una sola entidad. Esta frase nos habla  de un nivel de intimidad y complicidad que trasciende  lo meramente personal para adentrarse en lo intelectual y existencial. Sería un testimonio del sentimiento de unidad y co-creación que Mileva pudo haber sentido con Albert en sus años más productivos.

En resumen, en 1906, la relación entre Mileva y Albert Einstein seguía siendo la de un matrimonio joven con dos hijos, inmersos en la efervescencia de los descubrimientos científicos de Albert. Aunque las evidencias de la coautoría directa de Mileva son debatidas, es innegable que fue una figura crucial en la vida de Einstein y en el entorno intelectual en el que se gestaron sus teorías. 

La frase del reloj, encapsula bellamente la idea de una unión profunda y un destino compartido, que reflejaría el sentir de Mileva sobre su conexión con Albert y su contribución a la construcción de ese «Ein-stein» (una piedra) conjunto en la ciencia. Lo que «pasó» en 1906 es que Einstein ya estaba consolidando su posición como una de las mentes más brillantes de su tiempo, pero el papel y la contribución de Mileva en ese ascenso aún hoy son objeto de reflexión y reconocimiento en la historia.

Una efeméride importante en la vida de Albert Einstein en 1906 fue la obtención de su doctorado. Aunque 1905 es conocido como su «Annus Mirabilis» (Año Milagroso) por la publicación de sus cuatro artículos revolucionarios, fue el 15 de enero de 1906 cuando formalmente recibió el título de Doctor por la Universidad de Zúrich.

Su tesis doctoral se tituló «Una nueva determinación de las dimensiones moleculares». Es un dato interesante que, a pesar de la magnitud de sus descubrimientos de 1905 que cambiaron la física, el doctorado fue un paso más formal en su carrera académica y un reconocimiento a sus investigaciones, aunque en ese momento sus otras publicaciones ya le habían asegurado un lugar en la historia de la ciencia.

Además de su doctorado, en 1906 también fue ascendido a técnico experto de segunda clase en la Oficina de Patentes de Berna el 10 de marzo, continuando su trabajo mientras ya era una figura emergente en el campo de la física.

Imagen de la frase grabada en el interior del reloj descubierta en el interior del reloj obsequiado por Albert Einstein al Dr Bernays.

En cuanto a la enigmática frase: “Von Mileva bis Albert – wir sind ein Stein,” la decía Mileva Marić, la primera esposa de Albert Einstein y tiene un peso simbólico muy profundo, probablemente relacionado con la unidad, la solidez o incluso la fusión de sus destinos como algo inseparable (“somos una piedra”).

Desde ese punto de vista, la forma original es comprensible, pero algo abrupta gramaticalmente.  (o «wir sind Ein stein», lo cual es una variación fonética con un juego de palabras), que su mujer le grabó en un reloj en 1906, es un detalle que sí cuenta con un respaldo histórico contundente pero poco conocido, pues conocía solo esa anécdota el círculo cercano a Bernays y el propio Einstein y su entorno próximo.

No obstante, si analizamos la frase, su significado es profundamente simbólico y emotivo. «Von Mileva bis Albert wir sind ein Stein» se traduciría como «De Mileva a Albert somos una piedra» o «somos uno». La inclusión de «Einstein» («Eir stein») en la frase, jugando con el apellido del científico que significa «una piedra» en alemán, añadiría una capa de intimidad y conexión. Significaba una unión indisoluble, una fortaleza compartida, una identidad fusionada. Reflejaría la profunda conexión que existía entre ellos, no solo como pareja, sino como mentes que se complementaban, como si fueran una sola entidad. Esta frase nos habla  de un nivel de intimidad y complicidad que trasciende  lo meramente personal para adentrarse en lo intelectual y existencial. Sería un testimonio del sentimiento de unidad y co-creación que Mileva pudo haber sentido con Albert en sus años más productivos.

En resumen, en 1906, la relación entre Mileva y Albert Einstein seguía siendo la de un matrimonio joven con dos hijos, inmersos en la efervescencia de los descubrimientos científicos de Albert. Aunque las evidencias de la coautoría directa de Mileva son debatidas, es innegable que fue una figura crucial en la vida de Einstein y en el entorno intelectual en el que se gestaron sus teorías. 

La frase del reloj, encapsula bellamente la idea de una unión profunda y un destino compartido, que reflejaría el sentir de Mileva sobre su conexión con Albert y su contribución a la construcción de ese «Ein-stein» (una piedra) conjunto en la ciencia. Lo que «pasó» en 1906 es que Einstein ya estaba consolidando su posición como una de las mentes más brillantes de su tiempo, pero el papel y la contribución de Mileva en ese ascenso aún hoy son objeto de reflexión y reconocimiento en la historia.

Una efeméride importante en la vida de Albert Einstein en 1906 fue la obtención de su doctorado. Aunque 1905 es conocido como su «Annus Mirabilis» (Año Milagroso) por la publicación de sus cuatro artículos revolucionarios, fue el 15 de enero de 1906 cuando formalmente recibió el título de Doctor por la Universidad de Zúrich.

Su tesis doctoral se tituló «Una nueva determinación de las dimensiones moleculares». Es un dato interesante que, a pesar de la magnitud de sus descubrimientos de 1905 que cambiaron la física, el doctorado fue un paso más formal en su carrera académica y un reconocimiento a sus investigaciones, aunque en ese momento sus otras publicaciones ya le habían asegurado un lugar en la historia de la ciencia.

Además de su doctorado, en 1906 también fue ascendido a técnico experto de segunda clase en la Oficina de Patentes de Berna el 10 de marzo, continuando su trabajo mientras ya era una figura emergente en el campo de la física.

Einstein año circa 1906.

CALIBRE DEL RELOJ:

El calibre de este reloj es redondo a puentes.Los relojes de bolsillo abarcan una amplia gama de calibres, desde los más antiguos como el catalino el semicatalino a los básicos como el calibre Roskopf, hasta los más avanzados como el calibre tourbillon. Cada uno de estos calibres refleja diferentes enfoques para la medición del tiempo, adaptados a las necesidades tecnológicas, económicas y sociales de su época.

En relojería, el término calibre hace referencia al diseño o tipo de movimiento interno de un reloj, incluidas las dimensiones, disposición y componentes del mecanismo. En el caso de los relojes de bolsillo, hubo una amplia variedad de calibres desarrollados a lo largo de los siglos XIX y principios del XX, adaptados a distintas necesidades y estilos.

TIPO DE ESCAPE DEL RELOJ:

ESCAPE DE RELOJ DE BOLSILLO DE ÁNCORA :

El escape de áncora es uno de los mecanismos más comunes en los relojes mecánicos y su función principal es controlar la liberación de la energía del muelle motor al tren de engranajes del reloj. Este mecanismo convierte el movimiento giratorio continuo de los engranajes en impulsos regulares que permiten que el reloj marque el tiempo de manera precisa.

Componentes principales del escape de áncora:

1. Áncora: Es una pieza en forma de «T» que oscila de un lado a otro. Sus dos extremos, llamados «paletas», interactúan con los dientes de la rueda de escape.

2. Rueda de escape: Es un engranaje con dientes en ángulo que interactúa con la áncora. Cada vez que la áncora oscila, libera un diente de la rueda de escape, permitiendo un pequeño giro de esta.

3. Volante: Está conectado al escape a través de un muelle espiral, regulando las oscilaciones y manteniendo el movimiento constante.

Funcionamiento:

Cuando el muelle motor libera energía, esta se transfiere al tren de engranajes del reloj. La rueda de escape gira, pero su movimiento está controlado por la áncora, que libera los dientes de la rueda de escape en intervalos regulares. Este movimiento proporciona impulsos al volante, que oscila de un lado a otro, y en cada oscilación la áncora bloquea y desbloquea la rueda de escape. Este sistema asegura que el reloj avance de manera controlada y precisa.

El escape de áncora es fundamental para garantizar la precisión de los relojes mecánicos, ya que regula el flujo de energía y asegura que el reloj no se mueva demasiado rápido o demasiado lento.

8-TIPO DE VOLANTE DEL RELOJ:

VOLANTE ANULAR CON TORNILLOS DE COMPENSACIÓN TÉRMICA SIN CORTE.

El volante anular con tornillos de compensación térmica sin corte es un volante circular diseñado para mejorar la precisión del reloj mediante pequeños tornillos ajustables en su periferia. Estos tornillos permiten equilibrar el volante y, en algunos casos, compensar ligeras variaciones de temperatura ajustando su masa. Aunque no ofrece la compensación térmica avanzada de los volantes bimetálicos, su diseño mejora la estabilidad y precisión en relojes mecánicos de bolsillo.


HISTORIA DEL PAÍS EN EL QUE SE CONSTRUYÓ ESTE  RELOJ:

RELOJERIA SUIZA:

La relojería suiza tiene una historia rica y fascinante que se remonta a varios siglos atrás. Aunque la fabricación de relojes se practicaba en Suiza desde la Edad Media, fue durante el siglo XVI que la industria comenzó a desarrollarse de manera significativa. En ese momento, muchos protestantes franceses que huían de la persecución religiosa se establecieron en Suiza y trajeron consigo sus habilidades en la relojería.

Durante los siglos XVII y XVIII, la relojería suiza experimentó un crecimiento notable, con la creación de talleres especializados y la introducción de nuevas técnicas y herramientas. La región de Neuchâtel, en particular, se convirtió en un importante centro de producción de relojes.

En el siglo XIX, la relojería suiza experimentó una revolución industrial, con la introducción de maquinaria especializada y la adopción de métodos de producción en serie. Este período también vio el desarrollo de la precisión en la relojería, con la invención del tourbillon por Abraham-Louis Breguet en 1801 y la creación de movimientos cada vez más precisos y complicados.

Durante el siglo XX, la relojería suiza enfrentó varios desafíos, incluida la competencia de los relojes de cuarzo japoneses en la década de 1970. Sin embargo, la industria suiza logró adaptarse y mantener su reputación de excelencia y calidad artesanal. La introducción de nuevos materiales y tecnologías, junto con un enfoque continuo en la innovación y el diseño, ha permitido que la relojería suiza siga siendo líder en el mercado mundial de relojes de alta gama.

Hoy en día, Suiza es conocida como la capital mundial de la relojería, con una industria próspera que abarca desde marcas de lujo reconocidas a nivel mundial hasta pequeños talleres independientes. La relojería suiza es apreciada en todo el mundo por su precisión, calidad y artesanía excepcional.

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