Catalogación Referencia: MIARB Nº: 685 JDBC.

 

 

Siglo XX, circa 1900.

 

Reloj de bolsillo art-déco muy inusual de la marca NEW HAVEN.

Se trata de un reloj muy inusual, en metal y pavonado en color marrón. Su caja es lepine y se accede a la maquinaria por la parte posterior, mediante tapa a presión. Dispone de corona ranurada a las XII horas y está desprovisto de colgante y anilla de suspensión. Sin embargo, dispone de una pata que permite convertir el reloj de bolsillo en reloj de sobremesa.

La esfera, con segundero a las VI horas, es en metal dorado y en inusual forma de rombo. La numeración no está en la esfera, sino en el bisel, que está realizado en metal color plata y sobre el mismo, que también tiene forma de rombo, se ha grabado la numeración arábiga en esmalte negro.

La firma NEW HAVEN CLOCK & WATCH Co. se funda en el año 1853 en New Haven, Connecticut y cesa su producción en el año 1900, habiendo realizado una producción total de 40.000.000 de relojes.

(Fuente: https://pocketwatchdatabase.com/guide/companies/new-haven-clock-watch-co)

 

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

Los primeros relojes que funcionaron en los Estados Unidos tuvieron sus antecedentes en el Reino Unido. A su vez, relojeros emigrantes de origen inglés comenzaron a producir sus relojes al otro lado del Atlántico, aportando nuevas creaciones y patentes.

Más tarde, también los relojeros emigrantes de Alemania y Centroeuropa asentados allí se introdujeron en el sector de la relojería, creando e importando piezas de Europa. Pero en los nuevos estados era difícil que pudiera perpetuarse cualquier tipo de taller de dimensión personal o familiar. El país de los EEUU vivió con intensidad dinámica el mismo proceso que en la vieja Europa había consumido siglos: si el reloj, en 1780, era necesario, no lo sería solo ya para la clase dominante o pudiente, sino para una capa social de mayor espectro, por lo que en seguida se planteó la necesidad de organizar de alguna forma la producción industrial en serie. Para esto, contaban con la capacidad de iniciativa, el ingenio, la organización industrial, etc., capaz de atender a una expectativa de gran consumo sin parangón en el mundo.

La historia de los primeros fabricantes norteamericanos de relojes, ahora puesta de manifiesto, es apasionante como ninguna otra. Eli Terry empezó copiando los relojes de la Selva Negra, en madera, y de Edward Howard, y sus muchos seguidores.

Ellos fueron los primeros en producir los relojes en serie. Baste decir que los suizos acudieron allí para aprender y aplicar su tecnología de la producción en serie, a fin de adaptarse a los nuevos tiempos.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)