Reloj inusual estilo lepine, esqueleto, de la marca ROMANET, realizado en oro amarillo, procedente de la población de Ridaura (Cataluña, España).

Catalogación Referencia: MIARB Nº 601 JDBC.

Siglo 1879, circa XIX.

Reloj de bolsillo esqueleto en oro amarillo de 18k, realizado bajo pedido inusual para la población de Ridaura (Figueres, en Gerona, España).

En la población de Ridaura, en Cataluña, España, existía un importante proveedor de la manofactura francesa ROMANET. Se encargaba de la venta al por mayor de relojes en Ridaura (Calle Subida del puente, nº 2), provincia de Gerona. También tenían casas en Olot (Calle San Esteban, nº 27) y en Figueras (Calle Junqueras, nº 2), ambas poblaciones también ubicadas en Gerona.

Dichos proveedores estaban  asociados con ROMANET en Francia, situada en la Rue Cobeau, nº 27 de París.

Dispone de carrura en oro amarillo de 18k y pulsador a la I. La esfera es en esmalte blanco sobre cobre convexo con segundero a las VI; numeración horaria romana y la numeración para los minutos, de 5 en 5, es en numeración arábiga, ambas en esmalte negro. Las agujas son en latón estilo “pica de látigo” color azul cobalto.

La maquinaria, al ser esqueleto, ha sido profusamente grabada y trabajada, para dar más suntuosidad y elegancia, con filigranas y decoración vegetal y floral, en la que se ha procedido a grabar: ”Ridaura, Gerona y Figueras, nº 12.365”. La maquinaria y los mecanismos están todos a la vista, para el disfrute del que lo admira.

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

HISTORIA DE LA RELOJERÍA FRANCESA

“Francia ha sido una de las naciones en que más arraigo ha tenido la relojería desde sus comienzos. Los talleres de Lyon y Blois, que antecedieron a París, han producido innumerables obras de la época del Renacimiento, que en nada desmerecen a las salidas de Augsburgo o Nuremberg. Desde el péndulo, la relojería adquiere en Francia un nuevo desarrollo, siendo ya París el centro productor desde donde se extiende el arte a toda Europa.

La nómina de sus relojeros eminentes es larguísima: Lepine , Le Roy, Robin, Janvier, y se remata con la incorporación de los suizos Berthoud y Breguet. Entendemos que se deben distinguir dos aspectos bien separados en esta relojería: las obras de autor, únicas o realizadas en cortas series, y la producción basada en la máquina París, que supuso la concentración de manufacturas y fábricas y la intervención de diversos artistas para la presentación de la caja, lo que permitió una total separación del trabajo y dio el máximo prestigio y difusión a la relojería francesa.

Por otra parte, la máquina París incorporó también complicaciones como calendario, fases de luna, segundero central, y se combinó muchas veces con equipos de órgano musical.

La relojería de uso personal tuvo asimismo gran auge; hasta su paulatino desplazamiento a Ginebra y Suiza. No olvidemos también la dilatada y vasta producción peculiar de la región de Franco Condado, que ha provisto de este género de relojes (a pesas y muelle) a toda Europa durante más de 200 años”.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)