Reloj en plata de ley, de doble esfera con cronógrafo esqueleto de precisión.

 

Catalogación Referencia: MIARB Nº 838 JDBC.

 

 

Siglo XX, circa 1890.

Inusual reloj de bolsillo en plata de ley a dos esferas. La anterior dispone de reloj con segundero a las VI, provisto de esmalte blanco sobre cobre convexo y numeración romana. Así mismo, dispone en su carrura de pulsador para cambio horario a las 13 horas.

La esfera posterior, por el contrario, es en metal con numeración arábiga en esmalte negro, alberga el indicador cronométrico dotado de pelo central largo con orificio central y esqueleto redondo, que permite ver sus mecanismos y ruedas dentadas.

Este reloj obtuvo un gran éxito y lo comercializaba en el Reino Unido el joyero Alfred Stradling, en el 78 de Northbrook Road, Newbury, Berkshire, durante el período de 1892 a 1897.

El reloj denominado esqueleto es según mi maestro, el relojero Luís Montañés, un reloj de sobremesa o bolsillo en el que la máquina se ha dispuesto intencionalmente visible. El modelo nació en Francia, hacia 1750, con Luis XVI (Berthoud , Le Roy , Lépine y Lepaute) período en el que se realizaron magníficos reguladores de sobremesa. En Gran Bretaña, el modelo fue preferido por los oficiales relojeros que pretendían el grado de maestría, para sus ejercicios, por cuanto eliminaba la caja y permitía concentrar la atención en el movimiento. De todos modos, hay caja simulada puesto que se ha reemplazado por sólidos y artísticos frontales en forma de iglesias góticas y hasta de catedrales, totalmente caladas.

Se hicieron en serie desde 1820 a 1914. La exposición de Londres de 1851 los popularizó en alto grado. En un catálogo de 1865 se anunciaban desde L 2.10s. hasta 10 y 12 Ls., con sonería de horas en campana o gong. (Es sabido que estos relojes sólo dan un toque por hora).

Es de reseñar que en España se han producido, entre 1970 y 1975, varios modelos de este género, que han tenido gran aceptación en el extranjero.

El cuenta tiempos es un instrumento técnico-científico que está destinado y permite medir un tiempo con extrema precisión, aislándolo en horas, minutos, segundos y fracciones de segundo, hasta 1/5, 1/10 y 1/100, siendo en estos casos cuando se presenta aislado del reloj. Si el reloj además dispone de contador, pasa a denominarse cronógrafo.

No obstante, debemos admitir que existen dos clases de cronógrafos: los que son sólo cuenta tiempos y que en consecuencia no siguen la hora, y los que siendo relojes tienen este mecanismo. Ambos tipos se generalizaron a partir de la aparición del remontuar.

El primer cronógrafo, cuya aguja de segundos volvía a su punto de partida, apareció en 1862, inventado por el maestro relojero H.F. PIGUET.

El escape de cilindro fue inventado por el maestro relojero Graham, en el año 1720. Supuso una mejora substancial con respecto al escape de rueda catalina, y en su última época el de cilindro es coetáneo con el de áncora.

El cilindro tiene forma de diminuto tubito de acero bruñido y provisto de una hendidura o muesca en la que penetran los dientes de la rueda, estando los dos extremos del cilindro cerrados por dos taponcitos de acero.

 

La relojería ha tenido también otro de sus máximos exponentes, y por muy largo plazo, en Inglaterra. La estabilidad política conseguida por esta nación tras el paréntesis de la república de Cronwell, y su poderío marítimo y económico, ha permitido que sus mejores talentos se dedicasen con tesón y continuidad a esta actividad.

Las semblanzas de Thomas Tompion, George Graham, Harrison, John Arnold, Earnshaw, Ellicott, Dent, requerirían un espacio desproporcionado al volumen de este libro: todos están suficientemente tratados en los libros, siendo cada vez más minuciosos los estudios sobre aspectos parciales de sus obras.

Desde la aplicación del péndulo, que Fromantel inició en Londres a raíz del invento Huygens, el prototipo de reloj inglés permanece casi invariable. El conservadurismo propio de este país consiguió mantener el sistema de caracol tanto en relojería como en la portátil, hasta casi finales del siglo XX. Notables son sus relojes de carillón, numerosos los modelos de “taberna” y señoriales los de caja alta, para los que trabajaron los calificados ebanistas locales.

El tipo de reloj inglés ha sido copiado y perpetuado hasta nuestros días en varios países, habiendo sido las fábricas alemanas las que más lo han explotado desde fines del siglo XIX.

(texto extraído del libro “Relojes” del maestro relojero Luís Montañés; colección Diccionarios Antiqvaria)