Reloj saboneta sobredorado de esfera duplicada.

 

Catalogación Referencia: MIARB Nº 801 JDBC.

 

 

Siglo XX, circa 1905.

En relojes de bolsillo, la esfera puede estar duplicada en la tapa, alrededor de una apertura circular por la que se ve la posición de las agujas. Fue un modelo muy difundido desde mediados del siglo XIX hasta la aparición del reloj de pulsera, que permitía leer la hora sin necesidad de abrir la tapa, lo que se justifica en una época en que el uso de los guantes estaba generalizado. Muy solicitado por los cazadores, algunos le dan a este modelo el nombre de “reloj de cazador”. Se da también el caso de esfera duplicada en los antiguos relojes “doble faz” de escaparate.

Cuando la tapa que protege a la esfera tiene un agujero en el centro para permitir leer la hora (con el disco de horas grabado en torno) se llama “media saboneta”. Se llegó a atribuir a Napoleón este recurso, estando en vísperas de la batalla de Waterloo, ya que al parecer hizo un agujero en la tapa, con un cuchillo, en su nerviosismo para poder consultar más rápidamente el reloj; pero el modelo existía ya desde hacía unos diez años, y por otra parte no se hizo popular hasta muy avanzada la segunda mitad del siglo XIX, bajo el reinado de Victoria de Inglaterra.

Reloj ojo de buey saboneta sobredorado de doble esfera. La primera esfera está en la tapa anterior, provista de un pequeño ojo de buey de cristal convexo en el centro, que permite ver las agujas de la segunda esfera sin necesidad de abrir la tapa del reloj, pues indica la hora en la primera esfera de la tapa.

Esta primera esfera está grabada en la tapa anterior y es en esmalte negro con numeración romana. La esfera interior, a la que se accede tras abrir la tapa, es en esmalte blanco sobre cobre convexo y también está protegida por un segundo cristal. Este cristal es plano y de grandes dimensiones. La esfera dispone de segundero a las VI y agujas de pica fuerte en latón azul cobalto. Su numeración, igual que en la primera esfera, es numeración romana en esmalte color negro.

La placa de características es lisa y protege la maquinaria del reloj. En su interior, se ha grabado: “English make this case guaranteed to wear 10 years”.

En la parte interior de las tapas anterior y posterior aparece grabado el mismo número: STAR 375315.

La maquinaria, de origen suizo y dotada de 15 rubíes, está marcada con el número 50509.

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.

 

 

 

 

 

 

 

Suiza se incorporó relativamente tarde a la producción relojera, aunque con anterioridad tuvo eminentes artífices que hubieron de realizar su obra en la emigración, como es el caso de Jost Burgui, en el siglo XVII. Curiosamente la paulatina implantación de este arte en el país helvético se produce como si fuese causa de un desplazamiento de la actividad de un país a otro. Las manufacturas se fueron instalando originariamente en el cantón de Neuchatel, por su proximidad a la ciudad libre de Ginebra, que llegó a saturarse con motivo de la expulsión de los hugonotes de Francia.

 

En 1541, el reformador Jean Calvin (Calvino) que era entonces alcalde de la Villa, prohibió totalmente la confección de joyas religiosas y civiles. Poco después, el Reglamento de los Orfebres de la Villa, de 1556, fue redactado de tal forma que condenó de hecho a desaparecer a estos artesanos, de los que había abundantes y muy competentes en Ginebra.

 

Pero en la misma época, refugiados extranjeros, expulsados de su país por causa de la Reforma, llegaron de Francia, de Flandes y de Italia, y se refugiaron en Ginebra, la villa de Calvino. Como entre ellos hubo relojeros y las ideas nuevas se acompañan de oficios nuevos, fueron los iniciadores de los artesanos ginebrinos que encontraron en la confección del reloj un nuevo campo de trabajo adecuado para reemplazar su antiguo oficio.

 

Desde entonces, la relojería se destaca rápidamente de las otras artes ornamentales para llegar a ser una profesión nueva e independiente. A fines de siglo, Ginebra ha adquirido una reputación de excelencia en este campo. Al aumentar en número sin cesar, los relojeros deciden agruparse y reglamentar su profesión. En 1601 la “Maîtrise des horlogèrs de Genéve” será la primera corporación relojera del mundo.

 

Con la aparición de los primeros relojes de bolsillo con aguja de minutos, la relojería toma el primer lugar entre las industrias de la ciudad. Antes de finalizar el siglo XVII, la relojería ginebrina es tan floreciente que hace escribir a los historiadores de la Villa: “Ginebra está congestionada de relojeros”. De hecho, son más de 500, situación que obliga a algunos de ellos a emigrar a lugares menos saturados: Nyon, Neuchatel, Berna, Basilea y hasta Ispahan, Pekín, etc.

 

Después de su ocasional anexión a ese país, entre 1788 y 1814, Ginebra se incorpora definitivamente a la Confederación en 1815 y a partir de esa fecha todo es ya reloj suizo.

 

Nombres como los de Jeanrichard, Jaquet Droz, Ducommun, Perrelet, Courvoissier, Berthoud y Breguet – estos dos últimos triunfadores en París – llenan capítulos interesantísimos de la relojería suiza.

 

De todos es conocido el rápido desarrollo de la industria relojera suiza, a partir de la época industrial, y hasta nuestros días, que ha abarcado simultánea y sorprendentemente todos los géneros posibles, todas absolutamente las especialidades, desde la relojería de edificio hasta los más minúsculos cronógrafos de pulsera, y que ha producido y produce obras de altísima calidad y compleja mecánica.