Reloj inusual de caballero estilo Saboneta modernista, en plata de ley, que conmemora el primer año de la apertura en 1904 de los Almacenes Jorba, Manresa (Barcelona).

Catalogación Referencia: MIARB Nº 981 JDBC.

 

 

Circa 1905, siglo XX

Reloj Saboneta francés en plata de ley decorado con profusas grabaciones de motivos modernistas vegetales y florales en sus tapas. Maquinaria redonda a tres cuartos. En su placa de características aparecen las medallas grabadas por la marca LILLE en 1902. El reloj es antimagnético y dispone de 15 rubíes.

Reloj conmemorativo de los Almacenes Jorba de Manresa, Cataluña (España), cuya firma aparece esmaltada en su esfera, de esmalte blanco sobre cobre convexo. Este reloj conmemora en 1905 el primer aniversario de su apertura.

Joan Jorba Rius (Castellgalí, Bages, 1869 – Manresa, 1938), fue un empresario catalán del sector de textil y distribución.

Hijo de Pere Jorba y Gassó que había instalado su primera fábrica de hilaturas a Sant Vicenç de Castellet en 1887. En 1892 se puso en funcionamiento la colonia Jorba cerca de Calderos, dedicada al textil, y el 1904, deciden abrir unos almacenes en Manresa. En 1911 se expanden en Barcelona y abren un nuevo centro en la Calle del Call, nº11-15.

A partir del momento en que el hijo de Pere Jorba y Gassó, Joan Jorba Rius, aparece como gerente de los almacenes a los documentos oficiales, la empresa traspasa los límites fronterizos e instala una sucursal en el año 1919 en Bruselas, ciudad muy conocida debido a los viajes de Joan Jorba, que le permitieron conocer la dinámica empresarial europea.

Pronto, Joan Jorba destacó por su carácter innovador en el campo del comercio, que revolucionó con el desarrollo del concepto de grandes almacenes y la modernidad de sus métodos de venta y publicidad. Pionero en la incorporación de la venta por correo y la entrega a domicilio en su estrategia de venta, llegando incluso a publicar la Revista Jorba para presentar sus productos.

Los primeros almacenes Jorba fueran los de Manresa, del arquitecto Ignasi Olmos, construidos en el año 1904, y remodelados en tres etapas (1936-1943-1952). Es una de las pocas muestras de arte Déco en Cataluña. Abiertos hasta medios de los años 80, marcan claramente la historia de la ciudad.

El máximo exponente de la expansión fue la apertura en octubre de 1926 de los almacenes de Barcelona, en el Portal de l’Àngel, de estilo clasicista. La nueva regulación urbanística de la calle los permitió construir con más altura, algo inusual hasta entonces. El resultado fue un edificio majestuoso y elegante, además de vistoso. La finalidad comercial del edificio hace que todas las plantas estén abiertas con grandes ventanas, destacando las de la planta baja, que permite una total visión desde el exterior.

Fueron también punto de referencia durante muchos años no sólo de Barcelona sino de toda Cataluña. No eran los primeros grandes almacenes que se abrían en la ciudad, aunque sí los que llegaron a obtener más popularidad durante los años 40 a 60 hasta la venta a Galerías Preciados en el año 1963.

Los almacenes tenían un peso importante en la vida pública de la ciudad, participando en cabalgatas, organizando juegos florales, concursos infantiles, fiestas de disfraces, exposiciones de arte y desfiles de moda.

El estilo Modernista es una corriente artística de finales del siglo XIX y principios del XX, que abarca el período denominado fin de siglo y época bella. La relojería también se vió revitalizada por el modernismo, teniendo la naturaleza como principal fuente de inspiración. Recurre a líneas sinuosas y composiciones asimétricas, siendo los motivos más frecuentes flores, hojas y en especial, la figura femenina. Una de sus principales características es que se adapta a las circunstancias de la vida moderna; busca la identidad de lo urbano, lo moderno, y el diseño se aplica a todos los elementos y materiales posibles: interiores, joyas, forja, vidrio, cerámica, telas, etc. Estéticamente resultan imágenes planas, lineales y ornamentales, dotadas de singular belleza, que se alejan de la figuración para centrarse en el mero adorno, muy cerca del diseño industrial.

Elemento técnico de escape situado en la maquinaria. Dicha pieza, como su nombre indica, recuerda a un áncora y lo que la caracteriza es que recibe la fuerza para el impulso sobre sus dos extremos y la transmite al volante por su tenedor, que a continuación transmite a una pieza solidaria con el eje del volante durante unos instantes, mientras que la velocidad del volante es máxima dejándole libre durante su oscilación, de ahí su nombre de escape libre.